La parroquia Santa María Magdalena (c/Drácena, 23) conmemora el 50 aniversario de su erección canónica con un Año Jubilar desde este fin de semana, días 27 y 28 de enero.
El sábado 27, a las 18:00 horas, hubo un concierto-oración con el coro góspel In God Spirit. A continuación, hubo un lucernario en rito hispano-mozárabe, con rezo de vísperas.
Al día siguiente, este domingo 28, a las 12:00 horas se celebrará la Misa solemne de apertura del Año Jubilar. Presidida por el cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, concelebrarán el párroco, Javier Ardila, y otros sacerdotes. A continuación tendrá lugar un encuentro festivo en los salones parroquiales.
«Dios nos visita con su misericordia»
Francisco Javier Ardila, el sacerdote que, desde hace diez años, sirve a la comunidad de Santa María Magdalena, reconoce que «celebrar 50 años de consagración es una renovación en la fe, y que esta fe tenga que ver con la vida cotidiana». Una realidad que nació por un deseo: «El poner delante de la gente todo lo que significa un año de gracia, que la misericordia de Dios toca concretamente a esta comunidad, a cada una de sus vidas y en cada uno de sus rostros».
La parroquia, que está abierta desde las 8:00 hasta las 20:30 horas, acogió la noticia «con mucha emoción, agradecimiento y expectación, conscientes de que van a vivir un año de gracia», reconoce el párroco. Primero, «por recibir la visita de nuestro pastor», y segundo «porque va a ser un año muy bonito para toda la gente», incluso para los que no participan asiduamente en la comunidad «porque, de esta manera, podrán sumarse a lo que haremos y viviremos, y todo les puede ayudar en su vida». Para mí, asevera, «ha supuesto que Dios nos visita de nuevo con su misericordia a sus hijos».
Un año de gracia en el que desean, más allá de multiplicar actos, aprovechar todo lo que tienen. «Vamos a incentivar la escuela de formación en la fe donde, durante los terceros miércoles de mes, nos visitan personalidades de la vida pública y cuentan su testimonio cristiano». Así como «ir redescubriendo el sacramento de la confesión, de la penitencia, la adoración del Santísimo…». Además, subraya Ardila, «otra cosa que llevamos en el corazón es que todo esto sea en beneficio de lo que era el origen del Jubileo: cómo socialmente la misericordia llega a todos». Y para ello, entre otras tantas celebraciones, «haremos un hermanamiento con una iglesia pobre, como fruto del Jubileo, porque no todo puede quedar en devociones».