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Viernes, 21 noviembre 2014 05:39

CaixaForum Madrid acoge un exposición sobre las reducciones jesuitas del Paraguay

El embajador de Paraguay en España, Antonio Rivas Palacios; el provincial de la Compañía de Jesús en España, Francisco José Ruiz Pérez S.J.; la directora de CaixaForum Madrid, Isabel Patricia Fuentes, y los jesuitas Miguel Ángel Jiménez de Abbad S.J. y Enrique Climent Carrau S.J., comisario y asesor de la exposición, inauguraron ayer por la tarde la exposición ‘Las reducciones jesuitas del Paraguay’.

La exposición descubre a los visitantes una fascinante aventura que perdura en el tiempo, uno de los aspectos más sorprendentes de la evangelización de las Américas: la experiencia de las reducciones jesuitas. Reducción, según el Diccionario de la Real Academia Española, es «pueblo de indígenas convertidos al cristianismo». Las reducciones o misiones jesuitas del Paraguay (1609-1769) fueron asentamientos de indios guaraníes promovidos por los padres de la Compañía de Jesús en las tierras conquistadas por Portugal y España, con el deseo de salvaguardar su identidad como personas y vasallos de la Corona.

Así, los pueblos indios que vivían de acuerdo con su antigua costumbre, en los montes, en pequeños grupos, muy distantes entre sí, se reunieron por iniciativa de los jesuitas para formar asentamientos de unos 5.000 indios cada uno. Las reducciones eran verdaderos pueblos «civilizados» que organizaban su subsistencia (agricultura, ganadería, confección de vestidos) y su organización social (cabildo, corregidor, alcaldes, jueces, etc.) y cultural (educación, arquitectura, escultura, música e, incluso, ciencia), así como su espiritualidad (estos pueblos, considerados por los conquistadores como salvajes, recibieron la fe a través de los misioneros).

Las reducciones no fueron originarias de los jesuitas, sino de los franciscanos. Lo que sí aportaron estos últimos fue una especial sensibilidad hacia muchos aspectos de la cultura e identidad guaraníes, que trabajaron por defender y perpetuar, convirtiéndose en ejes de la concepción de las reducciones.

En total, llegaron a existir 30 reducciones de pueblos guaraníes que se extendieron entre los ríos Paraná y Uruguay en un vasto territorio que comprendía regiones que hoy forman parte de Paraguay y también de Argentina (Corrientes, Misiones, Entre Ríos y parte de las provincias de Chaco y Formosa), del sur y suroeste de Brasil (Río Grande, Santa Catarina, Paraná y Mato Grosso del Sur), del sureste de Bolivia y de Uruguay. La exposición, aun refiriéndose a todas ellas, se detiene en las ubicadas en territorio paraguayo actual. Las reducciones jesuitas no se limitaron a los guaraníes, sino que existieron también reducciones de pueblos indios como las de moxos (1682) y chiquitos (1691) en Bolivia, de maynas (1637) en Ecuador-Perú, del Orinoco (1730) en Venezuela, y también en Chile.

Ámbitos de la Exposición
El mundo crece y se extiende el fervor misionero
Tras el descubrimiento de América, las exploraciones y descubrimientos despertaron el fervor misionero: conocer, evangelizar, ampliar las fronteras de la cristiandad y llevar el mensaje universal de la Iglesia católica a los habitantes de los nuevos territorios.

La Compañía de Jesús, una orden religiosa para un mundo nuevo
En el siglo XVI, el mundo vive una época de utopías y conflictos territoriales. En 1540, Ignacio de Loyola funda la Compañía de Jesús: una orden nueva para un mundo nuevo.

Jesuitas en misión
A diferencia de otras congregaciones religiosas, la Compañía de Jesús presenta como novedad el voto de obediencia al Santo Padre, quien tiene la potestad de enviar a sus miembros allá donde la Iglesia les necesite. Los jesuitas son una comunidad apostólica dispersa por el mundo que une una formación intelectual rigurosa al concepto de «primero, Dios».

Ignacio de Loyola pedía a los misioneros jesuitas «acomodación a todo con prudencia santa». Esta adaptación misionera exigía escuchar atentamente a las personas y la inculturación, es decir, conocer y aprender la lengua de los pueblos evangelizados, apreciando y aceptando sus valores culturales, sus tradiciones y sus costumbres. Los jesuitas desarrollaron su labor en India, en Japón, en Brasil y en América Latina, donde realizaron un trabajo ejemplar por su respeto hacia las antiguas culturas.

La Paracuaria, provincia jesuita del Paraguay
La Paracuaria es el nombre de la provincia jesuita del Paraguay creada en los primeros años del siglo XVII: un vasto territorio que comprendía regiones que hoy forman parte del noreste de Argentina (Corrientes, Misiones, Entre Ríos y parte de las provincias de Chaco y Formosa), del sur y suroeste de Brasil (Río Grande, Santa Catarina, Paraná y Mato Grosso del Sur), del sureste de Bolivia y todo Uruguay.

Las formas de vida y costumbres de los guaraníes
En la lengua de los indios de la Paracuaria, la palabra guaraní significa ‘guerrero’ y señala el carácter belicoso de este pueblo. Los guaraníes se referían a sí mismos como ava (‘hombres’), al considerarse seres superiores a otros pueblos indígenas del grupo tupí guaraní, que poblaban un amplio territorio entre Colombia y Argentina.

Un pueblo religioso
La religión de los guaraníes estaba basada en la palabra revelada, contada por los chamanes y ritualizada en cantos y danzas. Siguiendo el deseo de encontrar la Tierra sin Mal, los guaraníes eran esencialmente nómadas.

La encomienda
En 1504, Isabel la Católica ordenó al gobernador de las Antillas que los indios fuesen reunidos en pueblos. Una persona buena, el benemérito, debía protegerles contra los posibles abusos de los colonos. De este modo, quedaban «encomendados» a cambio de pagar unos tributos a la Corona.

Entrega hasta la muerte
Algunos misioneros se enfrentaron a circunstancias extremas, como el padre Martín Javier de Urtasun, que murió de hambre a los 26 años, o como los mártires y santos del Paraguay, asesinados por caciques rebeldes.

La batalla de Mbororé
El padre Ruiz de Montoya obtuvo autorización para instruir a los indígenas en el uso de armas de fuego. En 1641, en la confluencia de los ríos Uruguay y Mbororé, un ejército de 4.000 guaraníes aniquiló a una expedición de 3.000 paulistas cazadores de indios.

¿Cómo se organizaban las reducciones?
La autoridad civil y religiosa recaía en dos padres: el Padre Mayor era el responsable de la construcción y la administración, mientras que el Padre Menor se ocupaba de la catequesis, el cuidado de los enfermos y los servicios religiosos. El gobierno correspondía al cabildo, un consejo formado por indígenas.

La organización urbana
El trazado de la aldea seguía un esquema fijo, en damero, con una gran plaza y, en su centro, la iglesia. En la plaza se erigían una gran cruz y la estatua de la virgen o santo patrono de la localidad.

El sistema económico
Las reducciones formaban unidades económicas independientes basadas en una economía de trueque. Se criaba ganado y se cultivaba maíz, cebada, trigo, arroz, algodón, azúcar, vino y tabaco.

En el centro de la reducción, la iglesia
Por lo general, las iglesias tenían tres naves, pero las había también de cinco. En 1747, el padre José Cardiel las comparaba con las catedrales europeas por su magnificencia y amplitud.

Escuelas, talleres y casas de indios
Junto a la iglesia, dos grandes patios: en torno al primero se encontraban las habitaciones de los padres y la escuela de los niños; en el segundo, los talleres donde los indios aprendían y ejercían toda tipo de profesiones. Las casas de los indios, cómodas y limpias, estaban construidas con piedras y tejas.

El esplendor del barroco guaraní
Las reducciones guaraníes son un testimonio extraordinario de la arquitectura y el arte del barroco. En sus talleres se producían pinturas al fresco y tallas de maderas nobles que sintetizaban formas y referentes indígenas y europeos. Los restos de algunas misiones (Trinidad, Jesús de Tavarangué, San Miguel, San Ignacio Miní, etc.) han sido declarados Patrimonio de la Humanidad.

Música y teatro en comunidad
Cada reducción tuvo su coro y sus maestros de música. La fama de los músicos guaraníes fue conocida incluso en Europa. El teatro constituyó una herramienta educativa en la que participaba toda la comunidad.

La lengua guaraní y la imprenta
La lengua guaraní no tenía transcripción. Gracias a la iniciativa del padre Ruiz de Montoya, los jesuitas escribieron y tradujeron obras a esta lengua y crearon una máquina para imprimir textos. El analfabetismo desapareció, surgiendo una producción literaria inexistente en otras poblaciones de la región.



Un renovado compromiso con los pueblos indígenas
Las ideas del humanismo cristiano, que concebía a los indígenas como hombres libres, chocaron con el poder absoluto de las monarquías del siglo XVIII. Los jesuitas fueron expulsados de España y sus colonias en 1767. La desaparición de las reducciones no acabó con la labor integradora de la Compañía de Jesús ni con su compromiso en favor de los pueblos indígenas, que han continuado hasta nuestros días.

Exposición
La muestra se podrá visitar hasta el 8 de febrero de 2015 en CaixaForum Madrid (Paseo del Prado, 36).

Horarios: abierta todos los días. De lunes a domingo, de 10 a 20 horas. Los días 24 y 31 de diciembre el centro permanecerá abierto hasta las 18 horas. Cerrará los días 25 de diciembre, 1 y 6 de enero de 2015.

Entrada gratuita a la exposición.

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