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Lunes, 07 junio 2021 13:02

El arzobispo a los nuevos salesianos ordenados: «El buen pastor da la vida, no abandona a los jóvenes»

El arzobispo a los nuevos salesianos ordenados: «El buen pastor da la vida, no abandona a los jóvenes»

El recién restaurado santuario María Auxiliadora de Atocha acogió el pasado sábado, 5 de junio, la ordenación presbiteral de Ramón Ariza y la ordenación diaconal de Bienvenu-Martial Yalassime, Sergi Moreno y Jesús María Ortega, todos de la familia salesiana. La ceremonia estuvo presidida por el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, y fue concelebrada por, entre otros, los provinciales de las dos inspectorías salesianas de España: Ángel Asurmendi, de Salesianos María Auxiliadora, y Fernando García, de Salesianos Santiago el Mayor.

El aforo, limitado de forma preventiva, se completó en el interior de la iglesia con la participación de alrededor de 100 salesianos y 250 fieles. Unas 200 personas pudieron unirse desde el teatro del colegio Salesianos Atocha, y muchas más siguieron también la retransmisión de la celebración a través del canal de YouTube de Salesianos España.

El cardenal Osoro se dejó contagiar por el clima de gozo que se vivió durante toda la celebración: «Es una alegría poder estar aquí en este día en el que se abre otra vez al público esta basílica, Dios quiera que sea así, de María Auxiliadora». Sus primeras palabras a los ordenandos llegaron en forma de deseo: «Que el Señor os haga sentir que su bondad y su gracia os acompaña en este tiempo de la historia». Un tiempo histórico en el que, según el cardenal, el trabajo con los jóvenes es esencial.

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Acontecimiento, vida y misión

«Quisiera acercaros al corazón tres palabras que acabamos de proclamar en la Palabra de Dios y que resumen de alguna manera lo que pasa en vuestra ordenación: acontecimiento, vida y misión», manifestó el cardenal Osoro. «La Palabra del Señor nos habla de un acontecimiento. El rostro no os va a cambiar, pero algo sucede con vuestra ordenación. Algo que erais incapaces de hacer antes, ahora lo sois, por gracia. Os va a ungir el Señor y os va a dar la capacidad para dar esa buena noticia, especialmente a los jóvenes. Os ordena en una familia salesiana que tiene una gran misión en la Iglesia, que ha dado noticia de un hombre excepcional como Don Bosco y que ha dado noticia de una Madre que nos auxilia», expresó el arzobispo de Madrid.

«Es un momento donde hay corazones vacíos», por lo que «hay que sacar a los jóvenes de esa situación: proclamar la libertad que da Jesucristo, proclamar la verdad, para consolar, para levantar... Somos imágenes de Él y esa imagen de Él no se puede oscurecer en nadie», añadió.

Sobre la segunda de las palabras, vida, el purpurado recordó lo que «el Señor os dice: “Mi vida en vosotros. Yo doy mi vida y la pongo en vosotros para que sigáis regalándola. Olvidaos de vosotros mismos”. El buen pastor, sacerdote o diácono, da la vida, no abandona a los jóvenes. Don Bosco no abandonó a los jóvenes, los defendió siempre. No huyó ante las dificultades. Experimentó la cercanía de Nuestro Señor Jesucristo y arremetió contra todas las situaciones para que los jóvenes creciesen», recordó el arzobispo.

Y finalmente, «el Señor nos da todo esto para la misión. Cuántos jóvenes están en otras latitudes, pero qué bonito es abrir la vida a otros. Como hacéis en vuestros patios, que abrís a todos. Experimentáis que hay gente que no conoce al Señor. Tenéis que atraer: se atrae no por imposición sino por ese estar al servicio de los demás», subrayó.

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Como Don Bosco, al servicio de los jóvenes

El cardenal Osoro se dirigió a quienes iban a ser ordenados diáconos para recordarles la particularidad de su vocación en estos momentos: «El Señor os hace ver que el servicio, y en concreto a los jóvenes, es esencial en vuestra vida». A continuación, dedicó unas palabras a Ramón Ariza, el candidato al sacerdocio: «El Señor te da ya todas las características que tenía Don Bosco: le dio el ministerio sacerdotal, lo vivió plenamente y le hizo fijarse en los jóvenes».

Los cuatro jóvenes salesianos vivieron con gran intensidad el rito de la ordenación, acompañados de la oración de todos los asistentes. Al término de la Eucaristía, Ramón Ariza dirigió unas palabras de acción de gracias a Dios, especialmente por tantas personas queridas para los recién ordenados. Y también invitó a preguntarse qué quiere Dios de cada joven.