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Sábado, 27 febrero 2021 10:08

La entrada de Carlos III en Madrid y la parroquia de Santa María engalanada

La entrada de Carlos III en Madrid y la parroquia de Santa María engalanada

En el Museo de Historia se encuentran cinco cuadros del pintor Lorenzo de Quirós, que inmortalizaron los festejos celebrados el 13 de julio de 1760 con motivo de la entrada del rey Carlos III en Madrid. En uno de ellos, aparece la parroquia de Santa María de la Almudena engalanada con ricas colgaduras para la ocasión. Siendo como era la iglesia matriz de la Villa, estaba incluida en los protocolos oficiales de las fiestas principales de la ciudad, ya fueran celebraciones propias de la Corte o del propio Concejo.

Desde época de los Austrias conservamos relatos de la visita de los soberanos y otros miembros de la familia real a Santa María para rezar solemnes tedeum de acción de gracias a la patrona de la Villa. Asimismo, muchas otras recepciones regias se convertían en excelentes ocasiones para celebrar los vínculos entre la sociedad y el nuevo rey, ornamentando ricamente la ciudad y organizando espectaculares desfiles.

Hasta el siglo XVIII, la entrada del monarca solía comenzar por la carrera de San Jerónimo, pero a partir de las entradas de Fernando VI y Carlos III la calle de Alcalá constituiría el nuevo eje ceremonial. En estas ceremonias públicas, la ciudad rendía pleitesía a sus nuevos soberanos. Tras la entrega de las llaves y el intercambio de regalos, comenzaba el recorrido por las calles y plazas importantes, engalanadas con originales decoraciones efímeras encargadas especialmente para la ocasión, como las que adornaron el recibimiento de Carlos III en Madrid.

En aquella ocasión, Carlos III iba acompañado de la reina María Amalia de Sajonia, y otros miembros de la familia real. El desfile ceremonial comenzó en el palacio del Buen Retiro, llegó hasta la parroquia de Santa María, que era el final de la carrera, y regresó de nuevo al palacio.

A las cuatro de la tarde comenzaron a ocupar la carrera los batallones de guardias españolas y walonas, que sirven en la Corte, formándose dos filas. A las seis salió el Rey con la Reina de Palacio en una magnífica carroza tirada ocho hermosos caballos y siguieron a sus Majestades el Príncipe, los Señores Infantes e Infantas y el Sr. Infante Don Luis.

El orden de marcha fue el siguiente: la compañía de Alabarderos con su música; a esta seguían tres escuadrones de guardias compuestos de las compañías españolas, italianas y flamencas, con sus timbales y trompetas; iban después los timbales y trompetas de las caballerizas del Rey, a los que seguían cuatro coches dorados en que iban los mayordomos de semana, con el marqués de Montealegre, su mayordomo Real, el Duque de Medina-Sidonia, Caballerizo Mayor, el Marqués de Audia, Primer Caballerizo; otro coche de mayordomos de semana, también de la Reina, y nueve camaristas.

Seguía después el coche de sus majestades, adornado con figuras. Atrás, el grueso de la partida de Guardias de Corps, después el Príncipe con el Señor Infante Don Gabriel en otra magnífica carroza y sus correspondientes guardias. Con este orden y acompañamiento llegó la comitiva al primer arco construido en la calle de Alcalá, donde les esperaba el Corregidor y la Villa para entregarles las llaves de ella. Continuaron luego la carrera hasta la iglesia de la Almudena, donde se celebró un Te Deum solemne.

Después sus Majestades volvieron a tomar la carroza para encaminarse a Palacio, y dirigieron la marcha por la Puerta de Guadalajara a la Plaza Mayor. La hallaron sus Majestades toda iluminada, como se acostumbra en tales funciones.

El resto de la carrera hasta el Buen Retiro estuvo igualmente iluminado, así a esmeros de la Villa como competencias de los habitantes; habiéndose admirado en todas las casas que comprenden la calle de Alcalá, plazuela del Ángel, calle de las Carretas, Carrera de San Jerónimo hasta entrar en Palacio por la Puerta del Ángel, el mismo cuidado en su ornato. Restituidos sus Majestades a Palacio, se pusieron en los balcones de la plazuela de la Pelota y desde ello vieron los fuegos de artificio.

Fiestas en Madrid durante el reinado de Carlos III, por Carlos Sambricio

Gracias a un documento publicado por el propio Ayuntamiento, titulado Relación de los arcos, inscripciones y ornatos de la carrera por donde ha de pasar el rey nuestro señor D. Carlos Tercero en su entrada pública el día 13 de julio de 1760, podemos conocer los artífices y los detalles de la arquitectura efímera con la que el Ayuntamiento de Madrid adornó el itinerario por donde transcurrió aquella entrada pública del nuevo monarca.

Según aquella relación, el director de las obras fue el arquitecto mayor de palacio, Ventura Rodríguez, que junto con el escultor Felipe de Castro, realizaron los arcos de triunfo, templetes y demás composturas. Para la «invención de los asuntos históricos, su distribución y las inscripciones» se siguieron las indicaciones de Pedro Rodríguez de Campomanes, y del poeta y dramaturgo, Vicente García de la Huerta.

Sobre el arco de Santa María, leemos en el capítulo VII: «En este Arco, por su cercanía al Consejo y a la iglesia de Santa Maria, se presentan dos grandes asuntos de la RELIGION y de la JUSTICIA. Ponese en su remate una estatua de la FE, a los dos lados hay otras dos, que representan la RELIGION y la JUSTICIA sobre las columnas del cuerpo principal del mismo Arco. En el recuadro, que forma el cuerpo ático, hay una inscripción latina alusiva a estos mismos objetos».

Otro detalle curioso que se aprecia en el cuadro es el suceso, desconocemos si real o no, del paso de la procesión del viático, poco antes de que la carroza real se detuviese ante la parroquia de Santa María.

Estas construcciones y adornos no estaban concebidos para permencer, pues a la conclusión de la ceremonia sería desmontados. Por eso, los cuadros de Lorenzo de Quirós suponen un vivo recuerdo visual de aquel acontecimiento. La ciudad se transforma en un brillante escenario en el que se despliega el poder real, provocando fascinación y sorpresa en el espectador.

Son cinco las pinturas, atribuidas al pintor, con los siguientes títulos:

  • Ornato de la Puerta del Sol con motivo de la entrada en Madrid de Carlos III
  • Arco de triunfo de Santa María, en la calle Mayor
  • Adornos en la calle de las Platerías
  • Proclamación de Carlos III en la plaza Mayor
  • Arco de triunfo en la calle de Carretas

En realidad, su propiedad corresponde a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, si bien proceden de la colección particular de Manuel Godoy, el príncipe de la Paz, quien fue favorito y primer ministro de Carlos IV. Gran amante y coleccionista de arte, a su colección pertenecieron cuadros como la Venus del espejo de Velázquez o las dos Majas de Goya.

Sin duda, el recibimiento de Carlos III en Madrid fue grandioso, tal como reflejó Quirós en sus pinturas, bellos testimonios de la época.

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