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Sábado, 03 abril 2021 09:00

La Semana Santa de la parroquia de Santa María (parte II)

La Semana Santa de la parroquia de Santa María (parte II)

Enlazando con nuestra noticia anterior, recordamos cómo la Semana Santa es uno de los momentos litúrgicos más importantes del año. Todas las parroquias de la Villa y Corte se preparaban con esmero para acoger los oficios divinos de aquellos días. En la iglesia de Santa María de la Almudena ya vimos cómo congregación y parroquia se aunaban para la celebración de los actos, pues a ellos solía acudir el excelentísimo Ayuntamiento.

Pero ¿cómo se celebraba entonces la Semana Santa? Hoy nos acercamos a un mes de marzo del año 1850, en pleno reinado de la soberana Isabel II. Veamos a través de la crónica publicada en el diario madrileño El Popular (27 de marzo de 1850, boletín religioso).

MIERCOLES SANTO 27. Empieza el gran duelo de la Iglesia porque éste es el día en que los príncipes de los sacerdotes, los escribas o doctores de la ley, se juntaron para deliberar sobre los medios de que habían de valerse para prender a Jesucristo, y este fue el día en el cual se decretó su muerte.

Se cantarán por la tarde solemnes maitines, llamados vulgarmente tinieblas, en todas las parroquias.

En la capilla del Príncipe Pío, por la tarde, se baja procesionalmente el relicario la Santa faz de Nuestro Señor Jesucristo, colocándose en el aparato destinado al efecto, quedando expuesta a la pública veneración de los fieles hasta el sábado a las doce.

JUEVES SANTO 28. Este día recuerda la Iglesia la institución del Santísimo Sacramento, por eso usa de ornamentos de gala, de órgano y campanas, y por lo mismo quiere también que sus hijos, los fieles, se acerquen a la sagrada mesa a ser participantes del cuerpo y sangre de Cristo.

Habrá Monumentos y se celebrarán los oficios propios del día en los templos existentes de la Corte. Y se predicará el Mandato por la tarde desde las dos en adelante y la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo por la noche hasta las nueve, en Santa María la Real de la Almudena

Están concedidas infinitas gracias e indulgencias por visitar los Santos Sagrarios hoy y mañana hasta terminados los oficios.

Estos dos días asisten a los divinos Oficios las corporaciones siguientes: en las Comendadoras, el Capítulo de Caballeros de la misma orden, en las Calatravas, ídem al respectivo; en el Sacramento, el de Alcántara; en San Antonio de los Portugueses, la Santa y Real Hermandad del Refugio; y en Santa María, el Excelentísimo Ayuntamiento de está muy ilustre Villa y por último, en la Capilla Real, sus Majestades a la cortina.

Uno de los actos más populares del oficio del Jueves Santo era la solemne ceremonia del lavatorio en la capilla Real de palacio y la posterior comida a los pobres, servida por sus majestades.

Precisamente, este año de 1850, debido al «estado interesante de S.M. la Reina», tuvo que suspenderse esta celebración, si bien «los pobres que estaban ya admitidos para asistir a ella, recibirán, un traje completo y todas las viandas de la comida que debieran servirles SS.MM». De igual modo se apuntaba en los periódicos, que tampoco la reina saldría el Jueves Santo a recorrer los sagrarios, ni asistir a los oficios divinos en la real Capilla.

VIERNES SANTO 29. Ningún día del año es más respetable, ninguno por decirlo así, más cristiano, ni más distinguido que éste, pues su celebridad nació con la Iglesia. Es casi indudable que los apóstoles instituyeron aquellas fiestas, cuyos misterios presenciaron.

En el oficio divino, que se ha sustituido en lugar de la misa, todo inspira compunción, devoción y una religiosa ternura; el espíritu de la religión se descubre y se hace sentir en todas las ceremonias y oraciones todo representa la triste solemnidad de un día que es el de la muerte del Salvador, cuyas exequias celebra hoy la Iglesia.

En todas las iglesias que indicamos ayer, oficios desde las ocho hasta las once. Habrá el piadoso ejercicio, o sea Meditación de las 7 palabras que el Señor habló pendiente de la Cruz, de doce a tres de la tarde.

Se predicará la amarga soledad de María Santísima desde las tres de la tarde hasta las ocho de la noche en todos los templos en que ayer hubo el sermón de Pasión. Y se hará la procesión general de los principales pasos de la pasión por la tarde (si el tiempo lo permite).

Y las del entierro de Cristo en las iglesias de la Pasión, Descalzas Reales, Oratorio del Caballero de Gracia y San Ginés, por la noche. Además, se visitarán las cruces, al amanecer, en otras parroquias.

Por la tarde, a las cinco, se celebrará una visita pública, consagrada a la triste y angustiosa soledad de María Santísima.

SÁBADO SANTO 30. Antiguamente se celebraba por la noche la misa de este día, pero la Iglesia tuvo por conveniente prohibir estas nocturnas reuniones, y desde entonces el oficio de hoy se anticipó. Pero, aunque la Iglesia ha mudado el tiempo de celebrarlo, no se han variado ni las ceremonias ni las oraciones que al efecto se dirigen al Señor.

Se dan órdenes sagradas a los ministros del santuario, en las parroquias e iglesias de Palacio, entre otras… Después se dirán misas rezadas (por especial concesión apostólica) en Santa María y otras parroquias. Asimismo, por la noche se rezará el Regina Coeli, que además se cantará en todas las capillas y altares.

Terminamos recordando una de las tradiciones más arraigadas en la Iglesia durante la Semana Santa, sobre todo en las ciudades, como es la visita de los siete altares o monumentos, entre la tarde del Jueves Santo y la mañana del Viernes. Tras concluir la misa del Jueves Santo in coena Domini, el altar y el sagrario quedan vacíos y se hace la reserva del Santísimo Sacramento en el llamado monumento.

El origen de esta costumbre lo encontramos en el siglo XVI, cuando el santo Felipe Neri tuvo la idea de organizar en Roma la visita a siete históricas iglesias romanas, como una manera de acompañar al Señor durante sus horas de Pasión hasta su muerte en el Calvario.

También la familia real, acompañados de su comitiva, participaban en esta tradicional práctica de adoración a Jesús Sacramentado en el monumento, siendo una ceremonia «tan grandiosa, como imponente». En época del rey Carlos III, el monarca «dando ejemplo de la mayor humildad, visita en el Monumento al Rey de Reyes» en las iglesias de Santa María, Constantinopla, San Salvador, Santiago, San Juan, San Gil y, por último, la capilla Real.

Y testimonio de la visita al monumento que realizó la reina Isabel II en la parroquia de Santa María de la Almudena, sería el cuadro que pintó Ramón Soldevilla y Trepat, en 1855, conservado en el Museo de Historia de Madrid.

En el lienzo aparece la reina junto a su esposo, Francisco de Asís, a punto de entrar a la iglesia. Están escoltados por el Cuerpo de Guardias de los Alabarderos y acompañados por diversas autoridades gubernamentales. Entre los militares retratados se ha identificado al general Narváez. Los vecinos observan con atención la escena y los más curiosos se arremolinan en los balcones.

Durante los días de la Semana Santa, la Villa y Corte se llenaba de actividad, el pueblo participaba con fervor y entusiasmo en las procesiones y los actos litúrgicos. Tradición, devoción y entusiasmo era lo que se respiraba en las calles y las iglesias de nuestro viejo Madrid.

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