Cuentan Alfredo e Inmaculada que cuando empezaron a salir sentaron bien las bases. «Hablábamos mucho; no convivíamos, y entonces daba tiempo a hablar». Se habían conocido tiempo antes, «¿hace cuántos años, Inmaculada?», «unos cuantos», ríe ella. Él tenía 21 años y ella, 18. Eran ambos oriundos de Talavera de la Reina (Toledo), pero no se habían visto nunca hasta un encuentro casual a través de amigos comunes «al lado de la ermita de la Virgen». «Con nuestra diferencias», reconoce Alfredo, su encuentro y todo lo que vino después «fue una gran revelación de la Virgen».
No empezaron a salir inmediatamente ni mucho menos, porque a Alfredo, cuenta su esposa, «le costó conquistar la plaza». Y se ríen ambos de nuevo. Pero la Virgen estuvo siempre velando por ellos, hasta que el 5 de julio de 1975 se dieron el «sí quiero». Lo que les sostuvo en el noviazgo, que «vivimos en castidad», y lo que les ha ido sosteniendo a lo largo de estos 50 años han sido los sacramentos y la fe. «Si no hay fe…». Y luego, «practicando las virtudes se va mejorando: escucha, diálogo, paciencia, humildad», apunta Inmaculada.
Alfredo señala también aquello que durante tantos años han compartido con los novios en los cursillos prematrimoniales: «No es un tú y un yo, es un nosotros; si no se piensa en un nosotros, se tiende al egoísmo y no se puede caminar». Ha habido dificultades, claro, y «muchas» a veces, pero el matrimonio se ha enfrentado a ellas «con mucho diálogo» y siendo conscientes de que, como dice el Evangelio, «cada día tiene su afán». Y, además, «la gracia del sacramento te ayuda a todo».
Solo no se puede
Aferrarse a una comunidad de fe ha sido fundamental para ellos. Cuando se casaron, Alfredo ya estaba viviendo en Madrid porque aquí hizo la mili y trabajaba. Acabaron en un piso de alquiler cerca del trabajo y cerca de dos parroquias. «En la parroquia estás como en casa», afirma Inmaculada. Y empezaron a vivir su fe en el Movimiento Familiar Cristiano. Ambos reconocen que les ha ayudado mucho, también para su matrimonio, compartir vida no solo con otros matrimonios, sino también con jóvenes a los que acompañaron en Jornadas Mundiales de la Juventud, en Caminos de Santiago…
Alfredo e Inmaculada tienen 4 hijos y 15 nietos (en la imagen superior, todos). Todos, «por el momento», viviendo la fe cristiana, lo que para el matrimonio es una alegría y motivo de dar «muchas gracias a Dios». «La fe da mucha felicidad, porque es caminar junto al Señor», sostiene Inmaculada, que da un consejo a los matrimonios que están empezando o las parejas jóvenes de novios: «Que se quieran, y que se quieran bien. Y que se fíen de Dios».
Como hacía el difunto Papa Francisco, el matrimonio concluye pidiendo oración: «Si alguien quiere rezar por nosotros…», comenta Inmaculada. Alfredo añade que «es importante rezar unos por otros para poder seguir en los momentos difíciles» y concluye de nuevo agradeciendo a la Virgen su cuidado todos estos años. «Como Madre, nos ha acogido bajo su manto».
Celebración en la catedral
Alfredo e Inmaculada celebrarán sus bodas de oro en la catedral de la Almudena, este domingo 15 de junio, en una Misa de acción de gracias por aquellos matrimonios que este año cumplen 25 ó 50 años de casados. La Eucaristía será a las 12:00 horas, está convocada por la Delegación de Familia y Vida, y presidirá el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid
Los interesados en participar pueden informarse e inscribirse pinchando aquí.