El pasado 15 de mayo, tras la Eucaristía en honor a san Isidro, el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, bendijo el denominado Túmulo del Recuerdo, instalado recientemente en la cercana sacramental de San Justo para acoger las cenizas de 1.950 fallecidos durante la pandemia del coronavirus.

Como explica Francisco Belmonte, adjunto a la dirección del cementerio, el Arzobispado pidió que se habilitara este espacio para que las familias sin recursos o con dificultades para acceder a otros lugares pudieran depositar dignamente las cenizas de sus seres queridos. Se trata de «responder a las necesidades mismas de sus feligreses», asevera el capellán, Nelson Arnaldo Nájera Fajardo, en un vídeo elaborado por la Fundación Sacramental de San Justo.

Situado en uno de los accesos al cementerio, que tiene más de 170 años de historia, fue instalado en un tiempo récord de 15 días. El proyecto, dirigido por el arquitecto Licinio Rivero, contempla que se graben los nombres de los fallecidos sobre el mármol y se finalizará con la instalación de un baldaquino.