El próximo sábado 31 de mayo se celebra la X Jornada “Enjugar las lágrimas”, este año con el lema: “Orar y acompañar a quienes han sufrido un accidente de tráfico o perdido a un ser querido”. Con este motivo, la Basílica de la Concepción de Nuestra Señora (c/ Goya, 26) acogerá una Misa el miércoles 18 de junio a las 11:00 h, que será retransmitida en TRECE. La Eucaristía la presidirá el obispo auxiliar de Madrid, Vicente Martín.
‘Enjugar las lágrimas’
El director del Secretariado de Pastoral del Tráfico de la Archidiócesis de Madrid, Bienvenido Nieto Gómez, recuerda que esta jornada nació en el Año de la Misericordia (2016), celebrándose por primera vez el primer jueves de mayo, mes dedicado a la Virgen María. Su objetivo era y sigue siendo claro: “enjugar las lágrimas” de quienes necesitan consuelo, cariño, escucha, compañía y ánimo.
Desde esta pastoral, se busca acompañar a quienes han perdido a un ser querido en un siniestro vial o han resultado gravemente heridos, con secuelas para toda la vida. Solo el año pasado, en Madrid, 18 familias perdieron a un ser querido en accidente de tráfico, y otras 21 personas sufrieron lesiones graves.
«Debemos acoger también a todas aquellas personas que atraviesan un mal momento, sin distinción del origen de sus lágrimas», subraya Nieto. La jornada no se centra en el recuerdo de los fallecidos —para eso está el tercer domingo de noviembre—, sino que busca dar aliento y esperanza a quienes siguen sufriendo, incluso muchos años después de un siniestro.
La fecha del 31 de mayo: un símbolo de cercanía
Desde el año 2020, esta jornada se celebra de forma estable el 31 de mayo, fiesta de la Visitación de la Virgen María a Santa Isabel. «María llevó consuelo y alegría a Zacarías e Isabel, pero sobre todo les llevó a Jesús, la causa de su alegría. Así también la Iglesia, que es Madre, quiere acercarse a quienes han sufrido por un accidente de tráfico».
Por eso, se invita especialmente a participar en esta jornada a las personas afectadas, asociaciones de víctimas, autoridades de seguridad vial, conductores, transportistas… y, en general, a todo el pueblo de Dios. La celebración de la Eucaristía es una forma concreta de mostrar cercanía, ternura y fe.
En el Año Jubilar de la Esperanza
En este Año Jubilar dedicado a la esperanza, resuenan con fuerza las palabras de san Pablo: “Nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Más aún, nos gloriamos incluso en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia, la paciencia virtud probada, la virtud probada esperanza, y la esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu que se nos ha dado” (Rm 5, 2-5).
Con este espíritu, desde la Pastoral del Tráfico expresan un deseo profundo: “Ojalá llegue el día en que nadie tenga que sufrir por un siniestro vial. Pero mientras tanto, no dejemos de enjugar las lágrimas”.