«Este año hemos sacado a la venta 10.000 entradas y se han agotado en dos semanas. A la gente le gusta», resume María Cano, vicepresidenta de la asociación cultural Belén Viviente de Buitrago del Lozoya a las puertas de su primera representación de este año. Tuvo lugar el pasado sábado, fue seguida por otra el domingo y aún quedan dos más para los días 20 y 21 de diciembre. «En esta 35 edición, tenemos 195 actores», desgrana la responsable de este evento reconocido en 2001 como Fiesta de Interés Turístico Regional. Detalla que presenta un recorrido de 2,3 kilómetros paralelo a la muralla de este municipio madrileño a los pies de la sierra de Guadarrama.
Cano se muestra agradecida porque «hemos ido creciendo poquito a poquito en la respuesta de los vecinos». Es evidente, «no puedes hacer 41 escenas si no». Recalca que los voluntarios no se limitan a donar su tiempo y a quedarse estáticos como figuritas las horas que haga falta pues también aportan todo el atrezzo, como «los arados o las tinajas».

Aparte de María, José y el Niño, el Belén Viviente de Buitrago presenta «el mercado con su panadería y frutería» y otros oficios antiguos como «carpintería, alfarería y fragua». El pórtico de Santa María del Castillo —la histórica iglesia del pueblo antes de que se expandiera— aloja por su parte al «Sanedrín con todos los sacerdotes» y una pequeña representación «del Niño en el templo». En su patio, otra escena con el censo del emperador Augusto. Cano destaca además el empuje de los feligreses en «esta actividad en la que participan personas cristianas, de otras religiones y también no religiosas».
Fruto de este esfuerzo, este año no solo se ha logrado «un récord de participación» sino que también el belén viviente ha recibido «excursiones de Logroño o de familias de Andalucía» que acuden a la capital para ver las luces y, después, aprovechan para visitar esta joya en su sierra.

Llevan el mensaje de Cristo
Algo más cerca de la capital y con 60.000 habitantes, Colmenar Viejo organiza el próximo sábado otro belén viviente. Gonzalo Madrid es el coordinador de este proyecto que «empezó siendo un acto de parroquia» en torno al único templo en su momento, la basílica de la Asunción de Nuestra Señora.
Gonzalo Madrid recuerda que el proyecto nació hace 25 años de «un grupo de confirmación con el párroco Antonio García Rubio y el padre Manuel», más conocido como Manu y quien era «la espina dorsal del belén y de la pasión» que también se organizaba —y se organiza— en Semana Santa. «Es una catequesis en la calle y nosotros tratamos modestamente de llevar el mensaje de Cristo al pueblo». A lo que también contribuyen «ortodoxos rumanos y ucranianos» y personas sin convicciones religiosas.
El coordinador calcula que «entre actores y ayudantes, seremos unas 250 personas». Representarán doce escenas sobre las que no marca ninguna como favorita porque «no sabría decirte qué dedo de mi mano me gusta más o menos». La asistencia el sábado la estima en 7.000 personas con un pequeño cuello de botella a las 18:30 horas, cuando comienza la representación, que se irá despejando al acercarse el partido del Real Madrid contra el Sevilla a las 21 horas, pues confiesa que el calendario de LaLiga es el factor principal que influye en la convocatoria, junto a que «no haga mucho frío ni aire».
Aparte de la basílica, las otras tres parroquias del pueblo «están totalmente involucradas en la obra». Y también los vecinos de Tres Cantos, Soto del Real, Miraflores, Manzanares o incluso Coslada, un municipio de ya 90.000 habitantes. Finalmente, agradece la colaboración del Ayuntamiento de su pueblo deseando que «ojalá en todos los sitios tuvieran la suerte que tenemos nosotros. Aunque pueda parecer que hago la pelota, cuando vas a un sitio y todo son puertas abiertas, qué vas a decir».

Nacimientos por Madrid para asombrar a niños y mayores
«La basílica de la Milagrosa tiene, aparte del nacimiento frente a su altar, otros dos belenes en su sacristía». Según nos cuenta Andrés Cantarero, su sacristán, el primero de ellos tiene unos 30 años, «está creado especialmente para los niños» porque sus figuras están accionadas por motores que «dan vida a sus carpinteros y alfareros», dispone de «un río natural, un estanque con peces y ponemos humo que sale de las casas».
El segundo es más monumental, tiene la mitad de antigüedad y cada año lo instala la asociación belenista La Milagrosa con figuras de José Luis Mayo y de los hermanos Castells. Es tal su calidad que los colegios de alrededor «nos envían para verlo a niños de catequesis de Primera Comunión». Además, sus belenistas acostumbran a recorrer los centros culturales y las parroquias de Madrid para instalar nacimientos.

Otro belén que merece la pena contemplar en la capital es el de la parroquia de San Ginés, con imágenes del siglo XVIII y vestidos con «mantos de los infantes de Isabel II», nos revela su párroco, Antonio-Hernán Gómez. Las imágenes, de 1,40 metros de altura, conforman un conjunto «muy barroco, muy napolitano y con ropajes muy ricos».
Sus figuras están elaboradas «en sus brazos y en sus manos, con madera de cedro policromada». Mientras que los cuerpos están fabricados en una variedad de pino.

Un tercer nacimiento reseñable es el de la parroquia de San Manuel y San Benito. Según Ana Correro, una de las voluntarias que lo coordina, se retomó en 2020 tras el parón que supuso la pandemia y «a los niños les encanta porque se quedan obnubilados con su noria». «Se encaraman a la barandilla para poder verlo de cerca y siempre preguntan si el musgo es de verdad», añade, pues procede de un vivero. Salvo dos palmeras, «todas sus plantas son naturales».
Según su párroco, Modesto García, el proceso de realización es «un trabajo oculto que da muchos frutos», pues Ana y otra feligresa llamada Beatriz comienzan a prepararlo «desde finales de septiembre y siempre están haciendo casas nuevas» para completarlo y ampliarlo.
