Print this page
Martes, 14 abril 2020 09:14

Cardenal Carlos Osoro: «Cristo alegra tu vida, ¡pruébalo!»

El arzobispo de Madrid cardenal Carlos Osoro comenzó su homilía del Lunes de Pascua, retransmitida por YouTube, recordando las palabras del salmo proclamado en la liturgia, «protégeme, Dios mío, que me refugio en ti», y aseguró que «en este contexto que estamos viviendo de esta pandemia del coronavirus lo decimos de corazón. Protégenos, Señor. Yo sé que mi suerte está en tu mano […] Es más, en medio del sufrimiento y del dolor, tú alegras nuestro corazón». Y añadió, a modo de plegaria: «Yo te pido, Señor, que llenes de gozo y de alegría a Madrid. Esta ciudad te quiere. Esta ciudad te ha abierto su corazón».

Tres fueron las expresiones que utilizó para resumir la Palabra de Dios: anuncia, te doy un mandato y trabaja. «Anunciemos a Jesucristo directamente –animó– en nuestra familia, en nuestros amigos, en el trabajo, en la vida pública. No nos guardemos la fe solo para el interior». Un anuncio que debe hacerse «sin vergüenza, quizá con los límites que todo ser humano tiene».

En segundo lugar, el Señor da un mandato: «Salgamos del sepulcro. Hoy hay lugar para la vida. ¡Cristo ha resucitado!». En este momento de la historia de «grandes vacíos espirituales», el purpurado desveló la importancia de salir del sepulcro: «Nosotros anunciamos a un Dios que nos ha querido tanto que ha dado la vida por nosotros. A un Dios que nos ha enseñado que lo más importante de la vida es que su amor llegue a todas las realidades que vivimos los hombres».

Jesucristo no es un muerto

Por último, la tarea. El cardenal Osoro destacó cómo Jesús salió al encuentro de las mujeres que se acercaron al sepulcro y «cómo esta noche sale a nuestro encuentro y nos dice: “¡Alegraos!”. Y las mujeres abrazaron los pies de Jesús», esos pies que habían recorrido Palestina, esos pies que habían sido signo de servicio y de amor a los demás en la última cena, cuando se los lavó a los discípulos.

«La fe no es para tenerla escondida en nuestra vida –aseveró–, es para comunicarla. Yo estoy dispuesto a hacer lo que sea para comunicar que el tesoro de la vida es haber conocido a la persona de Nuestro Señor Jesucristo, que no es un muerto, es un Dios vivo, que ha resucitado y que nos ama». Y esto, concluyó, «¡no es un cuento! Cristo sale a tu encuentro, Cristo alegra tu vida, ¡pruébalo! Cuando metes a Cristo en tu vida, tienes una alegría distinta en medio de las dificultades […] Pero es más fuerte Dios que las dificultades».