Rodrigo «siempre tuvo claro que se iba a confirmar». Y lo hará este jueves, 13 de noviembre, con sus amigos y, además, amigos en la fe, en una ceremonia especial en la capilla de la Casa San Justo que estará presidida por el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid.
A un día, Rodrigo está nervioso, lo normal, pero también sus padres. Cristina, su madre, cuenta el recorrido que ha llevado a su hijo hasta este día. Tiene 21 años, es el mayor de cinco hermanos y se fue del colegio antes de que sus compañeros recibieran la Confirmación. Sus padres no encontraron en las parroquias grupos que atendieran a su capacidad de comprensión.
Por eso, con un grupo de padres también del colegio y de la Asociación VIVO Ocio Inclusivo, se propusieron hace un par de años organizar una catequesis adaptada a las necesidades de sus hijos (autismo, síndrome de Down o que les falta madurez y les cuesta entender las cosas). Para ello hablaron con Manuel Bru, delegado episcopal de Catequesis de la diócesis de Madrid, quien, junto a la catequista Raquel López, se pusieron en marcha.
Un total de once chavales de entre 18 y 21 años recibirán la Confirmación después de poco más de dos años de formación, con materiales adaptados especialmente para ellos. Se han estado reuniendo cada quince días, los viernes, a unos encuentros a los que «Rodrigo va ilusionadísimo, porque va con sus amigos, con los que además tiene un punto de conexión que es la fe».
«Entiende perfectamente lo que va a hacer»
En este par de años, «la evolución ha sido maravillosa», explica Cristina. «Como madre, estoy feliz, porque tiene su grupo y se les incluye en la Iglesia». Estos niños, continúa, «tienen un alma más inocente, más limpia», única, como la de cada cual, con una relación con Dios personal e íntima. Y Rodrigo «está nervioso, sabe que es una cosa muy importante y está decidido a dar el paso de querer más al Señor». Además, «entiende perfectamente lo que va a hacer, “voy a ser mejor —le dice a sus padres—, voy a tratar mejor a mis hermanos…”».
Cristina y Rafa, su marido, están viviendo la Confirmación de su hijo mayor «con mucha ilusión y emoción, rezando y dando gracias a Dios porque es una suerte tener fe y poder contar con el Señor; yo mañana me emocionaré, lloraré…».
Está Cristina especialmente agradecida por las facilidades dadas por Manuel y Raquel, y de que «esto se haga con el grupo», porque es bueno «poder tener amigos de todo tipo para llevar a Cristo contigo y contagiar», pero también «la fe, si no se vive en comunidad, no es sólida» y, en el caso de Rodrigo, es importante además «tener un grupo donde hablan un lenguaje común». Igualmente destaca «la suerte de que el arzobispo don José nos preste su tiempo y los confirme».
La familia se reunirá para acompañar a Rodrigo. Estarán sus padres, todos sus hermanos —el segundo será su padrino—, sus abuelos y su padrino de Bautismo. Y después, todo sigue, como decía su catequista, Raquel, y como llevan en el corazón los chavales y sus padres. «Esto ha comenzado para quedarse», afirma Cristina. «La idea es que sea el comienzo de un grupo de jóvenes que quieren estar juntos y crecer en la fe».