Print this page
Miércoles, 16 julio 2025 10:34

Encarnación Orden Mascuñán, Hija de la Caridad: 30 años al servicio de las personas, entregando su vida y su vocación como ‘sierva de los pobres’ en Cáritas Madrid

Encarnación Orden Mascuñán, Hija de la Caridad: 30 años al servicio de las personas, entregando su vida y su vocación como ‘sierva de los pobres’ en Cáritas Madrid

Hace 83 años nacía en el barrio madrileño de Embajadores, en el seno de «una familia sencilla que intentaba salir adelante tras la posguerra», Encarnación Orden Mascuñán, Hija de la Caridad y miembro de la familia de Cáritas Diocesana de Madrid.

Encarnación recuerda que fue «una niña como cualquier otra», aunque desde pequeña sentía «una gran inquietud por aprender». Cursó sus primeros estudios en el colegio San Isidro, y más tarde, al mudarse con su familia a Carabanchel, en el colegio Nuestra Señora del Carmen, regentado por las Hijas de la Caridad. Sin embargo, su relación con la congregación había comenzado mucho antes: al nacer, fue sor Rosalía, una de las hermanas, quien la sostuvo por primera vez en brazos.

«Cuando pienso en ello, tengo la sensación de que Dios me predestinó, desde el día que nací, a formar parte de las Hijas de la Caridad», afirma. Y es que, ya en la adolescencia, su camino volvió a cruzarse con el de la congregación, esta vez mientras estudiaba en la Escuela de Trabajo Social.

WhatsApp Image 2025 07 15 at 15.28.1021

«Una vocación al servicio de Dios y de los pobres»

También su juventud fue, en sus palabras, «como la de todas las jóvenes de mi época»: entre juegos, estudios y la ilusión por un futuro que comenzaba a pasar del blanco y negro al color. Pero en ella latía algo más: una inquietud profunda por «lo social, el compromiso y el esfuerzo». De hecho, Encarnación costeaba sus estudios de Trabajo Social trabajando como secretaria en un despacho de abogados.

Fue entonces cuando empezó a plantearse «seriamente» su vocación como Hija de la Caridad. El contacto con la congregación la condujo hacia los más vulnerables. Recuerda cómo visitaba a personas que vivían en condiciones miserables, «en aquellas cuevas cercanas al Hospital Militar de Carabanchel y al cementerio». Aquellas experiencias despertaron en ella «una vocación al servicio de Dios y de los pobres». Y, como decía san Pablo, «la caridad nos apremia»: por eso, sin esperar a terminar la carrera, a los 19 años entró en la Compañía de las Hijas de la Caridad.

Desde el principio, su vocación religiosa y social han ido de la mano. Esta doble llamada la ha llevado de un proyecto a otro, hasta recalar finalmente en Cáritas Diocesana de Madrid, donde ha entregado los últimos 30 años de su vida.

Caridad y atención a personas más vulnerables

Encarnación siempre ha estado profundamente implicada en acciones vinculadas a la caridad y a la atención de las personas más vulnerables. Su primer destino fue en la Fundación Jiménez Díaz, acompañando a enfermos. Más adelante, centró su labor en el acompañamiento a personas migrantes, colaborando con la Comisión Episcopal de Migraciones. También trabajó en el ámbito de la salud y el cuidado de los mayores desde la secretaría general de la Federación Española de Religiosas Sanitarias. En otra etapa de su vida, su vocación la llevó al Centro de Personas con Discapacidad Mental, una misión que —confiesa— dejó «con mucho dolor».

Recuerda aquellos años como un tiempo de «intensa labor» en un Madrid en constante transformación social y económica. Y en lo personal, como «la época en la que descubrí la riqueza profunda de la vida religiosa dentro de la Iglesia».

Tras ese periodo, la caridad —en su sentido más amplio— volvió a llamar a su puerta, como lo hacían tantas familias a las puertas de Cáritas Diocesana de Madrid. Allí fue acogida, y allí entregó «su vocación y su vida» hasta sus últimos años en activo, volcada por completo en el servicio a los demás.

WhatsApp Image 2025 07 15 at 15.28.1041

Testigo directo

En Cáritas Madrid, Encarnación ha desempeñado diversas responsabilidades a lo largo de los años. Desde la subdirección y dirección del área de Coordinación Institucional en la Vicaría VI, hasta la dirección de las Obras Sociales Diocesanas a partir de 2003, y más adelante, en 2011, al frente de los Servicios Generales y Donaciones. En todo este tiempo, ha sido testigo directo del crecimiento de la entidad y de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades sociales.

Entre los momentos que guarda con especial cariño, destaca la creación de las viviendas de integración social, «una etapa intensa y de gran riqueza». Poco después, participó en el impulso de una propuesta innovadora y pionera que aún perdura: la inclusión de comunidades intercongregacionales en los residenciales y, más tarde, en otros servicios y obras de Cáritas. Estas comunidades religiosas, transformadas en comunidades de vida, se convirtieron —y siguen siéndolo— en un apoyo incondicional para las familias más vulnerables, acompañándolas en su día a día, ya sea de día o de noche, e incluso compartiendo el mismo techo.

Comunidades de vida consagrada

«La vida consagrada, tanto para Cáritas como para la Iglesia, es un don necesario por su carisma y su entrega total a la misión», afirma Encarnación. En su experiencia, las comunidades religiosas aportan un valor incalculable: «Son un valor añadido para los proyectos por su ejemplar servicio a las personas más vulnerables». Y es que, como recuerda, uno de los grandes objetivos de Cáritas Madrid es coordinar la acción social y caritativa de la Iglesia en la diócesis, para acompañar a las familias con un servicio «auténticamente cristiano». En este marco, las comunidades de vida consagrada enriquecen esa misión con su testimonio: «evangelizan con obras de amor».

«Mi vivencia en Cáritas diocesana de Madrid, en estos ricos años, ha sido considerada como un vehículo maravilloso para mi vocación como ‘sierva de los pobres’. He tenido dificultades, he permanecido en obediencia a mis superiores, pero siempre con gozo, sabiendo que era el plan de Dios sobre mí». Y concluye con un sincero agradecimiento por la confianza depositada en ella por las direcciones de Cáritas Madrid, y por el cariño y la comprensión de sus compañeros.

eucaristiadonjose96821