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Viernes, 14 agosto 2015 13:50

El arzobispo de Madrid recuerda que el ser humano debe ser el centro de la democracia Featured

El arzobispo de Madrid recuerda que el ser humano debe ser el centro de la democracia

Monseñor Carlos Osoro, impartió ayer la conferencia Antropología y valores en la construcción de la democracia en el Palacio de la Magdalena de Santander, dentro de la programación cultural organizada por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) 2015. Monseñor Osoro arrancó su intervención afirmando que necesitamos fomentar la cultura del encuentro, que es la auténtica seña de identidad del Papa Francisco. En este sentido, y como el curso en el que se englobaba la conferencia estaba centrado en la política, aseguró que los casos de corrupción que hay hoy, en general, son un pecado que grita al cielo. Para erradicar la corrupción, propuso paciencia, transparencia y lealtad, así como vivir una ética real.

A continuación, y para centrar su conferencia, el arzobispo citó la encíclica Caritas in veritate, explicando que para el Papa Benedicto XVI la cuestión social se ha convertido en una cuestión antropológica. Porque, a su juicio, de las dimensiones y valores que demos al ser humano dependerá la democracia que construyamos. Por eso, destacó la importancia de qué peso otorgamos a la dignidad del ser humano, sin olvidarse de los desarraigados y del lugar que se les concede en la sociedad.

Asimismo, monseñor Osoro aseguró que la antropología cristiana apuesta por una ética de la persona, tal y como se cita en Caritas in veritate, y esbozó algunos aspectos éticos de la democracia. Por ejemplo, dijo que no habrá regeneración política sin rearme ético, destacando el respeto máximo de la Iglesia al sistema democrático. Consideró que es posible la acogida de la opinión del diferente, y recordó que la Doctrina Social de la Iglesia señala que el relativismo ético es una de las amenazas de la democracia. Según resaltó, una democracia sin valores se convierte con facilidad en totalitarismo. Por el contrario, la democracia debe ser respetuosa con los derechos y los deberes, así como con las creencias religiosas en general, ya que la dimensión de lo religioso es constitutiva del ser humano.

También resaltó que la distinción entre la esfera política y la religiosa es un valor adquirido por la Iglesia. Y apuntó que es deseable que las sociedades democráticas no dificulten la presencia pública de las manifestaciones de fe, porque esto pondría en peligro los fundamentos de la civilización.

Entre las aportaciones cristianas a la construcción de la democracia apuntó que la Iglesia sirve y salvaguarda el carácter trascendente de la persona humana, y que la persona humana es fundamento y fin de la política; remarcando que a él no le separan de las personas las ideas, ya que intenta ver en los seres humanos personas a imagen y semejanza de Dios. Otra aportación de la Iglesia, prosiguió, es que lejos de pretender convencer por la fuerza afirma la dignidad del ser humano; dignifica al pobre, a los pobres y excluidos, lo que a su juicio supone un bofetón a nuestra conciencia. No es difícil de entender, aseguró, que no habrá verdad en la Iglesia sin un compromiso inequívoco con los que más lo necesitan.

Para el arzobispo de Madrid, otra aportación cristiana a la construcción de la democracia es la unidad sustancial del ser humano. En este sentido, aseguró que es triste que Europa sea una solamente para lo económico, pero no para cantar la belleza en otras dimensiones. Además, prosiguió, la persona es relacional e independiente por lo que aspiramos a una sociedad en la que se respeten las diferencias. Y, por último, que el ser humano es un ser perfectible.

Insistió en que en el ámbito político hay que meter las cuatro estaciones a las que se refiere el Papa Francisco en el Año de la Misericordia: no condenar, perdonar, no juzgar y dar. Por eso, advirtió que introducir en estos momentos la cultura del perdón en el ámbito de la política no sería poca cosa. El perdón es un imperativo del que los cristianos no podemos prescindir, aseveró.

En otro momento de su intervención, monseñor Osoro incidió en que la Iglesia española viene mostrando su compromiso con la democracia desde la Transición. La Iglesia no aspira a un privilegio: asume la diversidad, el pluralismo. No tiene miedo de la democracia. Tampoco de las críticas constructivas que nos ayuden a ser mejores, aseguró. Y en esta línea, insistió en la que la Iglesia tiene que construir el Reino de Dios, por lo que no pretende mezclarse en política. Tiene la misión de vivir desde la misericordia. Por eso, subrayó que los imperativos éticos de la Iglesia española en estos momentos son: mirar la tierra y el cielo para entender la Historia; ofrecer espacios a todas las iniciativas generosas; convocar a todos con una ilusión renovada a un proyecto común con dinamismos misioneros; y salir con la confianza inquebrantable de que el modo de entender y vivir el Evangelio sana, contagia, nutre, provoca cambios necesarios en la vida de los hombres que logran más fraternidad y confianza entre ellos.

“Jesucristo es la noticia más importante”

Antes de su intervención, el arzobispo de Madrid atendió a los medios de comunicación, poniendo especial énfasis en que “Jesucristo es la noticia más importante porque es el camino, es la Verdad y es la vida de todos los hombres, y ojalá sepamos presentarlo no con palabras, sino con la vida”. En esta línea, al ser preguntado por separados, divorciados y homosexuales, monseñor Osoro recordó que “Jesucristo, cuando vino a este mundo, dijo que he venido a salvar a los hombres y no a condenarlos”. “El Papa Francisco nos está diciendo que, en el Año de la Misericordia, quiere que el ser humano, vivamos o pasemos por cuatro estaciones: una, no juzgar; dos, perdonarse; tres, no condenar, y cuatro, dar, y dar siempre lo máximo que se da, es lo que vosotros habéis recibido de vuestros padres y madres, el gran amor y cariño que os han tenido y os siguen teniendo. Eso se manifiesta plenamente en Jesucristo. Y, entonces, una Iglesia da siempre y da el amor del Señor, y se sitúa al lado de todos los heridos y de todas las situaciones en las que estén los hombres, sean las que fueren, porque esa es la Iglesia del Señor. Y tiene que hacer, en definitiva, lo mismo que Él: he venido a salvar”, añadió.

Repreguntado por la cuestión de los divorciados, el arzobispo de Madrid señaló que “vamos a tener un Sínodo dentro de muy poco tiempo” y explicó que “el problema real es que estemos al lado de todos los seres humanos, estén en la situación que estén, y que todos los que son creyentes y por diversas circunstancias tuvieron que tomar una decisión en la vida, que sepan que son miembros de la Iglesia y que la Iglesia también los necesita”. “Eso es lo que ha dicho el Papa y lo que lleva diciendo la Iglesia a través de todos los tiempos. Son discípulos de Cristo, no hay de primera, de segunda y de tercera; somos discípulos de Cristo todos aquellos que hemos sido bautizados y tenemos la vida del Señor en nuestra vida. Y tenemos que ser consecuentes con esa vida que tenemos”, aseveró.

Infomadrid / María Dolores Gamazo / Carlos González

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