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Miércoles, 08 marzo 2017 08:32

La Fundación San José acoge una Eucaristía en honor a san Juan de Dios presidida por el cardenal Osoro

La Fundación San José acoge una Eucaristía en honor a san Juan de Dios presidida por el cardenal Osoro

Este miércoles, 8 de marzo, la iglesia celebra la festividad litúrgica de San Juan de Dios.

En esta jornada, el cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, presidirá una solemne celebración de la Eucaristía a las 12:00 horas en la capilla de la Fundación Instituto San José (c/Pinar de San José, 98). Concelebrarán el vicario episcopal, Jorge Ávila, y el párroco de Santa Maravillas de Jesús, Ignacio Loriga, entre otros sacerdotes. Al término de la Eucaristía, en el salón de actos se realizará una presentación de los ‘vídeos de Hospitalidad’.

La Fundación Instituto San José (FISJ) desarrolla su actividad hospitalaria en Madrid y suma 117 años de historia, atendiendo a más de 600 personas diariamente. La Fundación es un centro hospitalario privado sin ánimo de lucro, concertado con la Comunidad de Madrid, y que tiene por finalidad prestar asistencia sanitaria a enfermos afectados de procesos neurológicos en fase subaguda o crónica y, de modo especial, epilépticos. De igual modo, presta atención sanitaria y social a personas con procesos relacionados con la dependencia y con el final de la vida. FISJ cuenta con 387 camas, 360 profesionales y 150 voluntarios.

La Fundación, además de continuar siendo un referente con sus programas de Cuidados Paliativos, Rehabilitación Ortopédica y Cuidados Prolongados aspira a ser centro de referencia en Madrid en Rehabilitación Neurológica Integral dirigido a pacientes con daño cerebral adquirido u otra gran discapacidad de origen neurológico, y a consolidar los programas sociales de atención a la discapacidad.

San Juan de Dios

Nació y murió un 8 de marzo. Nace en Portugal en 1495 y muere en Granada, España, en 1550 a los 55 años de edad. De familia pobre pero muy piadosa, su madre falleció cuando él era todavía muy joven, y su padre murió como religioso en un convento.

En su juventud fue pastor, muy apreciado por el dueño de la finca donde trabajaba, por lo que le propusieron que se casara con la hija del patrón y así quedaría como heredero de aquellas posesiones. Pero el santo dispuso permanecer libre de compromisos económicos y matrimoniales pues deseaba dedicarse a labores más espirituales. Estuvo de soldado bajo las órdenes del genio de la guerra, Carlos V en batallas muy famosas, y la vida militar lo hizo fuerte, resistente y sufrido.

Luego de salir del ejército, decidió entregarse a la vida apostólica, vendiendo estampas y libros religiosos en las calles. Llegó a Granada a predicar religiosos de la congregación de San Luis de Avila, y San Juan asistió a uno de sus elocuentes sermones, y en pleno sermón, cuando el predicador hablaba contra la vida de pecado, el santo se arrodillo y empezó a gritar: "Misericordia Señor, que soy un pecador". Se confesó con San Juan de Avila y se propuso como penitencia fingir como loco para que la gente lo humillara y lo hiciera sufrir. Repartió entre los pobres todo lo que tenía en su pequeña librería, empezó a deambular por las calles de la ciudad pidiendo misericordia a Dios por todos su pecados, y como la gente lo creyó loco, empezaron a atacarlo a pedradas y golpes. Fue llevado al manicomio donde los encargados le dieron fuertes palizas que eran ofrecidas por San Juan por la conversión de los pecadores. Además, el santo corregía a los guardias y les llamaba la atención por el modo tan brutal que tenían de tratar a los pobres enfermos.

Tras salir del manicomio, San Juan fundó un hospital, y enseñó con su ejemplo que a ciertos enfermos hay que curarles primero el alma si se quiere obtener después la curación de su cuerpo. Sus religiosos atienden enfermos mentales en todos los continentes y con grandes y maravillosos resultados, empleando siempre los métodos de la bondad y de la comprensión, en vez del rigor de la tortura.

El 8 de marzo de 1550, sintiendo que le llegaba la muerte, se arrodilló en el suelo y exclamó: "Jesús, Jesús, en tus manos me encomiendo", y quedó muerto, así de rodillas. Había trabajado incansablemente durante diez años dirigiendo su hospital de pobres, con tantos problemas económicos que a veces ni se atrevía a salir a la calle a causa de las muchísimas deudas que tenía; y con tanta humildad, que siendo el más grande santo de la ciudad se creía el más indigno pecador. El que había sido apedreado como loco, fue acompañado al cementerio por el obispo, las autoridades y todo el pueblo, como un santo. Después de muerto obtuvo de Dios muchos milagros en favor de sus devotos y el Papa lo declaró santo en 1690. Es Patrono de los que trabajan en hospitales y de los que propagan libros religiosos.

Los religiosos Hospitalarios de San Juan de Dios son 1,500 y tienen 216 casas en el mundo para el servicio de los enfermos.

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