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Martes, 06 mayo 2025 12:57

Javier Ojeda, delegado episcopal de Cáritas Diocesana de Madrid: «Papa Francisco, hermano, doy gracias a Dios por tu compromiso por recordarnos a la Iglesia la necesidad de volver cada día al Evangelio»

Javier Ojeda, delegado episcopal de Cáritas Diocesana de Madrid: «Papa Francisco, hermano, doy gracias a Dios por tu compromiso por recordarnos a la Iglesia la necesidad de volver cada día al Evangelio»

«El Papa Francisco me ha ayudado a vivir con más intensidad mi vida sacerdotal desde el seguimiento de Aquel amó a los suyos que estaban en el mundo y los amó hasta el extremo». Así lo compartía Javier Ojeda, delegado episcopal de Cáritas Diocesana de Madrid, con su comunidad parroquial de Santa Irene, en Vallecas. Y esto, asegura, «me sigue acercando al Dios de la misericordia».

«Personalmente siento que el Papa Francisco ha ayudado a que muchas personas que no encontraban su lugar en la comunidad eclesial se volvieran a sentir en casa», afirma el delegado tras la muerte del Pontífice. Con sus palabras y sus gestos, continúa, ha intentado hacer creíble eso que decía, «en la Iglesia ninguno sobra, ninguno está de más, hay espacio para todos, así, como somos». «Se empeñaba en crear puentes y no muros».

Además, agradece Ojeda «su empeño en la sinodalidad», esa convicción suya de que «juntos estamos haciendo un camino de escucha mutua, de escucha Espíritu, que eso nos hace bien a los creyentes, y que todos los bautizados hemos de tener ámbitos de participación y de discernimiento en la vida de la Iglesia». En definitiva, «que la Iglesia no es de los curas ni de un grupo de laicos clericalizados, que necesitamos bautizados responsables, escuchadores del Espíritu y de los hermanos».

«Hay demasiada gente herida que necesita cercanía»

Una de las dimensiones que más le ha atraído al Ojeda del pontificado del Papa Francisco ha sido «su opción preferencial por los pobres, por los descartados, por las personas vulnerables». Por eso a Francisco le gustaba «hablar de la Iglesia como un hospital de campaña, porque hay demasiada gente herida que necesita cercanía, proximidad, encuentro, dignidad y ternura», unas actitudes que «van más allá del simple asistencialismo».

Como delegado de Cáritas, a Ojeda le gusta recordar las palabras que el Papa dirigió en 2013 a una delegación de Cáritas internacional: «Una Iglesia sin la caridad no existe —les decía—, y Cáritas es la institución del amor de la Iglesia». Y destacaba dos dimensiones de Cáritas: la acción social y la dimensión mística. «Cáritas es la caricia de la Iglesia a su pueblo, de la madre Iglesia a sus hijos, la ternura, la cercanía», aseveró Fracisco.

Ojeda se despide agradecido del Pontífice: «Papa Francisco, hermano, doy gracias a Dios por tu fe, tu cercanía, tu compromiso por recordarnos a la Iglesia la necesidad de volver cada día al Evangelio, tu coherencia de vida, tu humanidad; en definitiva, por tu vida».