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Miércoles, 03 septiembre 2025 10:15

Jorge Matas, teniente de Hermano Mayor de la Congregación de san Isidro, ante la fiesta de Santa María de la Cabeza: «Os animo a difundir las virtudes de esta santa»

Jorge Matas, teniente de Hermano Mayor de la Congregación de san Isidro, ante la fiesta de Santa María de la Cabeza: «Os animo a difundir las virtudes de esta santa»

La Real Colegiata de san Isidro (calle Toledo, 37) acoge, a partir de este domingo, 7 de septiembre, a las 19:30 horas, un triduo en honor de santa María de la Cabeza, que terminará el martes 9, con la Misa solemne que presidirá, a las 20h, don Ángel Luis Miralles Sendín.

Madrid tiene el privilegio de custodiar las reliquias de Santa María de la Cabeza. Con este motivo, la Real Congregación de San Isidro ha dispuesto un horario especial de apertura del camarín sepulcral en la Real Colegiata de San Isidro (calle Toledo, 37), los días 7, 8 y 9 de septiembre, de 10:00 a 13:00 horas y de 18:00 a 19:15 horas. Tras la misa de las 20:00 horas, el camarín volverá a abrir sus puertas.

Desde hace años, la Congregación trabaja para dar a conocer la figura de esta mujer «de la puerta de al lado», como diría el papa Francisco: una santa laica, trabajadora, madre de familia, que junto a su esposo, san Isidro Labrador, puso a Dios en el centro de su vida hasta alcanzar la santidad, explica Jorge Matas, teniente de Hermano Mayor.

«Son muchos los lugares donde se venera a San Isidro», recuerda Matas, «pero ni siquiera conocen a Santa María de la Cabeza». Por ello anima a los madrileños a difundir las virtudes de esta santa, de quien ya en 1724 el papa Benedicto XIII afirmó que «es digna de veneración y en todo semejante a su marido».

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Santa María de la Cabeza

María Toribia, esposa de San Isidro vivió entre los siglos XI y XII. Se desconoce la fecha y lugar de su nacimiento, pues se barajan varios, Uceda, Caraquiz, Torrelaguna, Talamanca, Buitrago, Cobeña, etc. Pero sin duda, vivió en Madrid y en Torrelaguna. La vida en la Edad Media para la mujer no era fácil, ella supo compaginar las tareas del hogar, con las actividades campesinas, mediante el apoyo a las labores de labranza de su esposo.

Fue una mujer santa, humilde, trabajadora, buena esposa y madre de familia, virtuosa, devota y tras el milagro de la vuelta a la vida de su hijo que cayó al pozo, solitaria, contemplativa en la oración, casi ermitaña al cuidado permanente de la Ermita de la Virgen de la Piedad de Torrelaguna (limpieza, ornato-flores de altares, aceite para la lamparilla, etc.) y finalmente fue la viuda de un Santo.

Regresó a Madrid ante la grave enfermedad de su esposo y para atenderle en la hora de la entrega de su alma al Señor, en 1172. Volvió a Torrelaguna y murió con fama de santidad en 1175 o 1180.

Ya viuda, y de regreso a la sierra carpetana, pasaba su tiempo en el trabajo casero que compaginaba con el quehacer diario de visitar, arreglar y mantener encendida la lámpara del santuario en la Ermita de la ribera del Jarama. Fue enterrada en la sacristía de la ermita en la que había prestado servicio y allí permanecieron sus restos 450 años. Ya desde su muerte fue venerada como santa, añadiéndose a su nombre el de la Cabeza por estar expuesto su cráneo sobre el altar mayor de la mencionada ermita.

Su cabeza, venerada en un relicario, junto con su cuerpo fueron trasladados de la ermita visigótica que habían poseído los templarios, al convento franciscano de Torrelaguna y depositados en la sacristía en un arca de marfil. Allí estuvieron hasta su traslado a Madrid en 1645, en 1769 pasan, al retablo de la Colegiata de san Isidro donde actualmente se veneran junto a su esposo.