La Iglesia en España celebró el domingo 3 de julio la Jornada de Responsabilidad en el Tráfico, que desde hace 54 años impulsa el Departamento de la Pastoral de la Carretera de la CEE. Con el lema María se puso en camino, y a las puertas de la celebración de san Cristóbal, patrono de los trasportistas y conductores, se tuvo muy presentes a todos los conductores que se ponen cada día en camino con «prudencia».
La archidiócesis de Madrid se sumó con una Misa celebrada en la parroquia San Cristóbal y retransmitida por televisión, en el programa El día del Señor de La 2. Estuvo presidida por el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, que comenzó su homilía pidiendo que «entre todos hagamos realidad lo que hoy aún nos parece quizá una utopía: cero accidentes mortales en nuestras calles y carreteras». Igual que María se puso en camino para visitar a su prima, «y llevó la noticia más importante», así «en este día, nosotros también, […] hagamos y vivamos esta presencia de Dios», invitó.
La alegría del Evangelio
«Todos juntos llevamos la alegría del Evangelio», dijo el purpurado a los fieles, «que es la alegría de la responsabilidad que tenemos también en la conducción, para ser hombres y mujeres que llevamos siempre vida y tenemos cuidado especial de no producir muertes». El Señor, recordó, pide «que entreguemos paz y misericordia». Todos, dijo, «somos igual que aquellos 72 a los que el Señor mandó de dos en dos» con la misión de «mostrar con hechos y con la vida lo que anuncia la Palabra».
El Señor envía «como hermanos» a los discípulos, como «expresión de comunidad». En un día como el de la responsabilidad en el tráfico, esto adquiere trascendencia «porque miramos el bien de los demás», cuidando del otro, que «es mi hermano». «La Iglesia no está para sí misma», sino para «llevar la buena noticia». Por eso, en una sociedad que a veces se presenta «con agresividad, con competitividad», el cristiano está llamado a descubrir «que la vida, a pesar de todo, es buena». Se trata de llevar la paz, también en el día de la responsabilidad en el tráfico. «Estad alegres» y, sobre todo, animó, «vivamos la pasión por la misión. La mies es mucha y los hombres necesitan una buena noticia. Y no hay más buena noticia que Jesucristo», concluyó.
Al finalizar la Misa, la talla de san Cristóbal fue trasladada al exterior de la parroquia, donde el cardenal bendijo decenas de vehículos que iban circulando ante el templo. «Te pedimos por los que usen estos vehículos, que recorran su camino con precaución y seguridad, eviten toda imprudencia peligrosa para los otros y, tanto si viajan por placer, trabajo o por necesidad, experimenten siempre la compañía de Cristo», pidió el arzobispo.