El Proyecto Repara, el proyecto de la archidiócesis de Madrid para la atención a víctimas y la prevención de abusos sexuales, espirituales y de conciencia en su entorno eclesial, recibió ayer el Premio Carisma de Entornos Seguros otorgado por la CONFER. Su coordinadora, Lidia Troya, recogió el galardón con unas palabras que se convirtieron en una llamada a la reflexión y a la conversión eclesial.
«Recibir este Premio Carisma es un gesto muy bonito para todo el equipo de Repara, gracias por ello», comenzó. Pero enseguida matizó que, en el contexto de la realidad que atienden, «más que una celebración» el premio es «una invitación» a mirar de frente el sufrimiento que los abusos han provocado. «Llevamos casi seis años asomándonos a la terrible realidad de los abusos y de las devastadoras heridas que provocan», recordó.

Troya lamentó que, para muchas víctimas, la fe se haya convertido en un lugar de dolor: «La fe las ha arrojado al mismo infierno, pero no al de allí, sino al de aquí». Reveló también que «hay personas supervivientes que no tienen vida, solo tienen síntomas», una muestra de la profundidad del daño que acompaña a quienes han sufrido estas experiencias.
La coordinadora de Repara reconoció que «hablar de abusos es denso e incómodo» y que incluso a veces genera rechazo: «En ocasiones, al dar conferencias, me dicen: “Qué desagradable es usted”». Sin embargo, insistió en la necesidad de no apartar la vista: «Sabemos que la inmensa mayoría de las personas en la Iglesia ejercen su tarea con una generosidad y honestidad inmensas y aquí todos los premiados dan prueba de esto. Pero también tenemos en nuestra casa una realidad de abusos —no solo sexuales, sino de autoridad, de conciencia, espirituales, de poder— que está empañando el rostro cuidador de la Iglesia, el rostro amoroso de Dios y la credibilidad del Evangelio».
El Proyecto Repara, de la @archimadrid, acompaña y asesora a víctimas que han sufrido abusos sexuales cometidos en el seno de la Iglesia Católica. Por ello, este año recibe el Premio Carisma de #EntornosSeguros 2025.#PremiosCarisma2025
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Troya subrayó que la sanación de las víctimas exige un acompañamiento «profesional, integral, dotado de recursos económicos», pero también una verdadera conversión institucional: «La culpa es del agresor, pero la responsabilidad es de un sistema del que todos formamos parte, un sistema que posibilita el abuso». Recordó, además, un dato estremecedor: «El 70 % de las víctimas menores abusadas se lo contó a alguien y no pasó nada».
Por eso, pidió que este premio sea un estímulo para seguir avanzando hacia «una cultura real del cuidado mutuo y del respeto». Y concluyó con una llamada a la Iglesia entera: «Una Iglesia que escucha se convierte; una Iglesia que se forma y que cuestiona sus liderazgos se transforma; una Iglesia que acompaña a sus víctimas se vuelve creíble».

El comedor social Ave María, Premio Carisma de Misión Compartida
En la misma ceremonia, el Premio Carisma de Misión Compartida fue otorgado al comedor social Ave María, situado en pleno centro de Madrid. Lo recogió el trinitario Paulino Alonso, su director, quien recordó el lema que sostiene su trabajo desde hace más de cuatro siglos: «Servir es la mejor manera de amar».
Alonso evocó la figura de san Simón de Rojas, fundador del comedor en 1618, quien quiso que el servicio a los necesitados estuviera en manos de laicos acompañados por algún religioso. «Hemos querido ser fieles al deseo de nuestro fundador: la Real Congregación sigue siendo totalmente laica», afirmó.
El comedor social Ave María, puesto en marcha por los @trinitariosESP, lleva más 400 años dando de comer a los más necesitados.
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Junto a ellos, más de 200 voluntarios caminan en #MisiónCompartida en la actualidad, y por eso reciben hoy el Premio Carisma de Misión Compartida 2025 pic.twitter.com/0qniXui2us
El director agradeció especialmente a los voluntarios, «hombres y mujeres que quieren poner un poco de su tiempo al servicio de los necesitados», y que hacen posible que cada día 300 personas desayunen, 130 merienden y 42 familias reciban un carro de alimentos a la semana. «Intentamos que las personas sin hogar no solo reciban alimento, sino que se sientan acogidas y queridas», expresó.
«Gracias a quienes habéis considerado oportuno concedernos este premio», concluyó Alonso. «Lo recibimos como un reconocimiento a nuestro compromiso sincero y desinteresado con las personas necesitadas».