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Lunes, 05 mayo 2025 13:07

Rufino García Antón, delegado episcopal de Pastoral de Movilidad Humana, destaca del Papa Francisco «su insistencia en el amor misericordioso de Dios»

Rufino García Antón, delegado episcopal de Pastoral de Movilidad Humana, destaca del Papa Francisco «su insistencia en el amor misericordioso de Dios»

«El Papa Francisco ha sido para mí la imagen más auténtica y genuina del buen pastor». Así recuerda al Papa Rufino García Antón, delegado episcopal de Movilidad Humana de la diócesis de Madrid (en la imagen, junto al entonces obispo auxiliar de Madrid y actual arzobispo, cardenal José Cobo). «El buen pastor que unas veces va delante de las ovejas, la mayoría de las veces las acompaña en su camino, y otras veces va detrás acompañando a las más débiles para que no se queden descolgadas». Él además, dio ejemplo de «pastor con olor a oveja».

Asegura el delegado que no es fácil resumir el legado del Papa porque es una «figura poliédrica valorada desde muchos puntos de vista», de los cuales él destacaría algunos. En primer lugar, «su insistencia en el amor misericordioso de Dios; cuántas veces decía que Dios no se cansa de perdonar nunca, que somos nosotros los que nos cansamos de pedirle perdón».

A su vez, «fue un Papa franciscano en el sentido más genuino de la palabra». La elección del nombre no fue en vano, «y realmente en estos doce años de pontificado ha recogido lo más importante del espíritu de san Francisco». Entre otros, su «preocupación constante por la paz y su esfuerzo mediador para tender puentes de paz», la «preocupación por la casa común», en la que, como él decía, «todo está interconectado», y su «ocupación por la fraternidad universal, reflejada sobre todo en la encíclica Fratelli tutti».

Palabra y gestos

Francisco ha dejado «un Magisterio muy rico y muy abundante», pero quizá más importantes que esas palabras han sido sus gestos, observa el delegado. «Siempre pendiente de lo más descartados, como él decía». Su preocupación por una «Iglesia hospital de campaña, una Iglesia samaritana, una Iglesia pobre y de los pobres» ha sido también «un legado fundamental».

En cuanto a frases que al delegado le hayan parecido especialmente reveladoras, indica como desde el principio, desde su primera aparición como Papa en el balcón de San Pedro, pidió la bendición y se inclinó para recibirla. Desde entonces, siempre decía «recen por mí», y esto revela una «persona humilde, sencilla, consciente de sus limitaciones y fragilidades».

Por la parte «que me toca desde el trabajo con los migrantes, me ha llamado siempre la atención» una frase que casi «se ha convertido para mí en un lema: “frente a la globalización de la indiferencia, tenemos que promover la globalización de la solidaridad”». Fue una frase que pronunció el Papa Francisco, y después ha repetido en otras ocasiones a lo largo de su pontificado, en su primer viaje, a la isla de Lampedusa en 2013, días después del naufragio de un barco en el que murieron cerca de 400 migrantes.

Por último, «en un tono no menor», destaca «su espíritu alegre y su sentido del humor». «Gracias, Papa Francisco —concluye—, por ser testigo de la alegría del Evangelio, por ser testigo de la fraternidad universal, y por ser un gran cuidador de la casa común».