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Martes, 08 noviembre 2022 11:01

Santa María la Blanca invita a redescubrir las tradiciones de la Villa de Canillejas con la fiesta de santa Lucía

Santa María la Blanca invita a redescubrir las tradiciones de la Villa de Canillejas con la fiesta de santa Lucía

La parroquia Santa María la Blanca (plaza Villa de Canillejas, 1) invita a los fieles de la Villa de Canillejas a redescubrir la riqueza de las tradiciones celebrando el 13 de diciembre la fiesta de santa Lucía de Siracusa, patrona del antiguo municipio, cuya reliquia se venera en el templo.

Con el lema Tiempo de esperanza, seamos Luz, los actos litúrgicos organizados en su honor comenzarán con un triduo, que se desarrollará los días 10, 11 y 12 de diciembre con los siguientes cultos:

  • 18:30 horas. Rezo del rosario.
  • 19:00 horas. Eucaristía predicada, seguida de una oración a santa Lucía.

Además, el sábado 10 habrá una peregrinación a la Villa Romana de santa Lucía, en la localidad de Aguilafuente (Segovia). Al día siguiente, domingo 11, al término de la Misa de las 19:00 horas, se podrá escuchar una charla titulada Santa Lucía, patrona de Canillejas: historia y tradiciones, que será impartida por Manuel González López-Corps. Y, el lunes 12, después de la Eucaristía con la que concluye el triduo, habrá un Lucernario.

Los cultos finalizarán el martes 13 con una Misa solemne, a las 19:00 horas, presidida por el párroco, José Crespo, seguida de procesión con la imagen de la santa por las calles cercanas al templo.

Historia de una tradición

Durante muchos siglos, el día 13 de diciembre se celebraba la fiesta local de santa Lucía de Siracusa, patrona del antiguo municipio Villa de Canillejas. Según la tradición, esta fiesta tuvo una gran relevancia porque, hasta 1582, en el calendario juliano, coincidía con los días del solsticio de invierno. De ahí, el refrán: «Por santa Lucía, mengua la noche y crece el día». Antes de la reforma gregoriana del calendario, el 13 de diciembre equivalía al 23 de diciembre de nuestro actual almanaque.

Durante siglos, en esta fecha, el fuego representaba ese período en el que «la noche gana al día». Y así, venciendo los fríos invernales, la procesión de la santa reunía a los «siracusanos» en La Dehesilla de Santa Lucía, situada en la margen derecha del arroyo de la Viña (hoy, calle de Cartago). Sus aguas se unían, en aquel prado de vacas, con las del arroyo del Pozuelo (hoy, calle Boltaña) que acabarían desembocando en el arroyo de Rejas. Una alusión a estos regatos aparece en el poema de Lope de Vega: Al pasar el arroyo de Canillejas.

Al sur del cementerio, todo lo que abarcaba la vista –hoy Las Musas, Las Rosas o San Blas- eran campos de cereales o viñedos. De ahí provenía parte de la uva garnacha, que dio fama al vino del pueblo. Otros vinos venían de las doce mil cepas del burdeos (Château‐Margaux) plantadas en la finca de Torrearias tras la plaga de filoxera.

La víspera de la fiesta, tras el Lucernario en la iglesia, o el mismo día 13, las tortas y bizcochos de bellota –regadas con esos vinos- se compartían en La Dehesilla (plaza Céfiro y plaza Eurípides). Hasta allí, en la confluencia de los arroyos, se llegaba con la imagen de la santa, enfilando la calle del Prado (actual san Venancio). El regreso a la vieja iglesia mudéjar, con las lámparas encendidas, cruzaba la calle Real (calle Esfinge), bordeaba el lavadero y subía por la calle de la Fuente (actual calle Torrearias). En la plaza se entonaban «los gozos», que sonaban así a finales del siglo XIX:

Sois de la vista abogada,

admitid, pues, nuestros ruegos

y a vuestros devotos ciegos

dadnos vista mejorada;

en la gloria tan deseada

veros piden con fe pía:

sednos nuestra protectora,

gloriosa Santa Lucía.

Pues quien devoto confía

en vos, halla intercesora

sednos nuestra protectora,

gloriosa Santa Lucía.