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Martes, 21 octubre 2025 10:44

Sor Elisete Elegeda, Hija de Santa María de la Providencia, ante la I Jornada de Espiritualidad y Discapacidad Intelectual: «La espiritualidad de cada persona viene de su interior y de su corazón»

Sor Elisete Elegeda, Hija de Santa María de la Providencia, ante la I Jornada de Espiritualidad y Discapacidad Intelectual: «La espiritualidad de cada persona viene de su interior y de su corazón»

Sor Elisete Elegeda, Religiosa de la Congregación de las Hijas de Santa María de la Providencia, participa este jueves, 23 de octubre, en la I Jornada de Espiritualidad y Discapacidad Intelectual bajo el lema «Espiritualidad sin barreras un derecho de todos». El encuentro, que se celebrará en la Universidad Pontificia de Comillas, está organizado por el Instituto Universitario de la Familia, la Casa Santa Teresa, la Fundación Gil Gayarre y la Fundación Astier Centro San José.

Desde 2011, Sor Elisete vive y trabaja en Casa Santa Teresa, un centro ocupacional para personas adultas con discapacidad intelectual y del desarrollo, donde se apuesta con firmeza y ternura por su plena integración en la sociedad.

«En Casa Santa Teresa respetamos la espiritualidad de cada persona. Cada uno decide libremente a qué quiere sumarse y en qué desea participar dentro de las propuestas que ofrecemos desde la fe católica», explica Sor Elisete. La mayoría, añade, elige hacerlo, porque provienen de familias donde «la fe forma parte de su vida; además, el hecho de convivir con nosotras crea un ambiente muy familiar, que también transmite confianza a las familias».

Método Godly Play

Hay testimonios muy hermosos, recuerda Sor Elisete, que muestran cómo «cada uno hace su propio camino». Por ejemplo, cuenta el caso de «una persona que vive en la Casa y tiene una fe profunda, aunque su familia esté más alejada». 

A veces, explica, «su discapacidad limita su comprensión y en ocasiones sienten que no pueden», pero basta observarlos «en la oración diaria, en las Eucaristías que celebramos periódicamente en Casa Santa Teresa o en las sesiones de catequesis que realizamos con el método Godly Play». Se trata de un método de dirección espiritual y descubrimiento basado en los principios del método Montessori y en el culto cristiano. Su objetivo es presentar de manera creativa e imaginativa las historias de la Biblia, no solo a niños, sino también a personas adultas. «Aunque nació como una propuesta para la infancia —añade Sor Elisete—, en Casa Santa Teresa, gracias al esfuerzo, al conocimiento y a la búsqueda constante, hemos conseguido adaptarlo para personas con discapacidad intelectual».

Recuerda también otra experiencia especialmente conmovedora. «Una de las personas que vive en la Casa tiene un hermano enfermo —relata—. Un día, al entrar en la capilla, se acercó a la imagen de Jesús y le dijo: “Jesús, perdóname que te moleste, porque sé que tú sufres y llevas espinas en la cabeza, pero solo quería contarte que mi hermano también tiene mucho dolor. Por favor, te pido que le cures y ya no te molesto más. Yo sé que tú lo puedes hacer”».

Por eso, concluye Sor Elisete, «la espiritualidad de cada persona brota de su interior, de su corazón. La Palabra de Dios nos da la fuerza y la gracia para reflexionar, para hacerla vida en nuestra vida, y para vivir la fe como un compromiso junto a estas personas».

 

Casa Santa Teresa

Casa Santa Teresa

La Casa Santa Teresa es una de las entidades organizadoras de la jornada. Sor Luisa M.ª López León, Hija de Santa María de la Providencia y responsable de la Congregación en España, subraya que «como creyentes tenemos una obligación moral: el Evangelio nos apremia a hacer lo que hizo Jesús, que pasó haciendo el bien y dando voz a los sin voz». Por eso, añade, «estamos llamadas a poner a las personas más vulnerables —en este caso, a las personas con discapacidad intelectual— en primera fila de la sociedad y de la Iglesia».

En esta línea, recuerda que «uno de los derechos fundamentales de toda persona es el derecho a la interioridad, a la espiritualidad en su sentido más amplio».

Por ello, la jornada que se celebrará este jueves, 23 de octubre, busca «poner en valor ese derecho inalienable, intrínseco a toda persona, también a las personas con discapacidad intelectual». En definitiva, concluye Sor Luisa M.ª, «es nuestro deber y también nuestra pasión: la pasión de quienes tenemos el privilegio de vivir, trabajar y compartir la vida con las personas con discapacidad intelectual».

«La espiritualidad es un derecho de todos»

Elisa Pérez, voluntaria de Casa Santa Teresa, explica que la jornada responde a un anhelo que compartían desde hace años: «Buscar la manera de dar voz, escuchar y poner en el centro a las personas con discapacidad intelectual, reconociendo su derecho a vivir y desarrollar su vida espiritual».

«La espiritualidad no es un privilegio de unos pocos, sino un derecho de todos», subraya. Todas las personas —añade— poseemos esa valiosa dimensión espiritual que «nos ayuda y nos permite vivir en plenitud, porque nos conecta con el sentido profundo de la vida». Por eso, concluye, «el respeto a la dignidad de la persona con discapacidad intelectual debe incluir también el reconocimiento de su dimensión espiritual».

 

Diaz Ayuso Visita Casa Santa Teresa

En el ámbito eclesial, Elisa Pérez recuerda algo que a veces se olvida: «Las personas con discapacidad no pueden estar en los márgenes de la comunidad cristiana. Son parte de ella, son un don, y están llamadas, como todos, a seguir a Jesús y a vivir su fe en comunión con los demás».

Por eso, añade, en esta jornada «queremos compartir experiencias reales, historias que nacen de la vida, espacios donde se están derribando barreras, donde se acompaña, se comparte y se construye comunidad».

Elisa expresa su deseo de que este encuentro sirva para «derribar barreras, abrir espacios y, tomando como referencia el pasaje evangélico de la piscina de Betesda, ayudar a “meter en la piscina” de la vida espiritual a todas aquellas personas que han sido excluidas o ignoradas. Porque la espiritualidad —subraya— es un derecho de todos, no un privilegio de unos pocos».