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Lunes, 15 septiembre 2025 13:42

Vicente Martín, obispo auxiliar de Madrid: «La Virgen invita a ser torres de protección y cuidado para los demás, especialmente para los más vulnerables»

Vicente Martín, obispo auxiliar de Madrid: «La Virgen invita a ser torres de protección y cuidado para los demás, especialmente para los más vulnerables» Podadera Fotografía

Con motivo de las fiestas patronales en honor a la Virgen de la Torre, patrona de Villa de Vallecas, el obispo auxiliar de Madrid, Vicente Martín presidió una misa solemne, este domingo 14 de septiembre, en la plaza, junto a la parroquia san Pedro Ad Vincula. Coincidiendo con la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, «hoy recordamos y celebramos aquella gran celebración de la coronación de la Virgen de la Torre». Fue precisamente en el Jubileo del año 2000 con motivo de los dos mil años del nacimiento de Cristo, «como luz y salvador de la humanidad». 25 años después, en el Jubileo de la esperanza, «nos encontramos de nuevo ante la Madre de Vallecas», señalaba.

Haciendo alusión al lema del Año Jubilar “Peregrinos de esperanza”, el obispo auxiliar afirmaba que «la Virgen de la Torre es peregrina de esperanza». «Ella nos guía para avivar nuestra esperanza y para abrir caminos de esperanza a los que más sufren».

Por ello, la coronación de la Virgen «es expresión del mucho amor y devoción que sentís por la Madre de Vallecas, una devoción prolongada en los últimos siglos y que se mantiene viva y actual ¡Es hermoso ver cómo ella nos sigue evocando y seguimos respondiendo a su invitación!», apuntaba.

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«Ella es nuestra torre y fortaleza»

Asimismo, durante la homilía señalaba que «el amor a la Virgen evoca muchos momentos de la vida, algunos de ellos dolorosos y de dificultad». A una madre se les recuerda por muchos motivos, pero sobre todo «porque ha estado a nuestro lado». También a la Madre del Cielo se le recuerda porque ha estado con nosotros «en los momentos en los que se le necesita, en los más duros, en los fundamentales: dolor, enfermedad, soledad, falta de trabajo, sufrimientos, familiares, fracasos, etc». En esos momentos, afirma Vicente Martín, «la Virgen de Torre ha estado presente y cerca de nosotros y así lo hemos experimentado».

La Virgen de la Torre hace honor a su nombre. «Ella es nuestra torre y nuestra fortaleza», por eso con confianza hacemos esa oración tan hermosa: “Bajo tu amparo nos acogemos Santa Madre de Dios no desprecies nuestras súplicas en nuestras necesidades, antes bien, líbranos siempre de todos los peligros, Virgen gloriosa y bendita”. Efectivamente «bajo su amparo ponemos nuestras preocupaciones, sufrimientos, anhelos también los de nuestra sociedad y nuestro mundo, especialmente los sufrimientos provocados por las injusticias y los pecados estructurales de esta humanidad por las guerras y los conflictos».

También la torre es un punto de vigilancia y de centinela. Por ello, «la Virgen de la Torre nos avisa y enseña a descubrir el amor de su hijo entregado en la cruz». Nadie como ella supo descubrir el significado de la Cruz. Esta es el árbol plantado en medio de un mundo donde está presente el sufrimiento, las injusticias y la muerte, pero también donde el amor y el servicio abren caminos de abren caminos a la esperanza. María nos invita a mirar la Cruz, como el principio de la vida, una fuente de salvación y una respuesta al dolor humano, donde se insta a la comunidad a ser el pueblo nuevo, que nace este misterio, inspirada por María y sensible a las necesidades de quienes sufren.

No olvidemos que «cuando un creyente mira al crucificado y penetra con los ojos de la fe en el misterio que se encierra en la Cruz, solo descubre amor inmenso, ternura, insondable de Dios que ha querido compartir nuestra vida y nuestra muerte hasta el extremo. La Cruz nos revela el amor increíble de Dios. Ya nada ni nadie nos podrá superar separar de Él», recuerda.

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«María es una mujer de esperanza»

En este sentido, el obispo auxiliar afirma que «contemplando la cruz de Cristo descubrimos que no es el poder lo que redime, sino el amor». No es el sufrimiento, el que salva, sino el amor de Dios que se solidariza con la historia del dolorosa de los hombres. Por ello, la Virgen invita «a ser torres de protección y cuidado para los demás, especialmente para los más vulnerables para aquellos que sufren también por la guerra, la pobreza, los desastres ecológicos y las discriminaciones y racismos». En definitiva, «estamos llamados a ser fortaleza y refugio para los más frágiles y heridos… cuidar de ellos como María nos cuida a nosotros», apuntaba.

También señalaba que «María es una mujer de esperanza, es la esperanza del creyente. La esperanza no es que se realice en nuestros sueños, sino saber ver la luz de Dios a nuestro alrededor y saber decir sí al plan de Dios para tu vida».

En definitiva, la Virgen de la Torre nos enseña a vivir con paciencia en la espera, con valentía en la fe, con humildad en lo pequeño y con apertura al plan de Dios». Por último, el prelado ponía la villa de Vallecas y a sus vecinos en manos de María para que «nunca nos falte su consuelo en los momentos de cruz, su aliento en los momentos de desánimo y la esperanza en los momentos de derrota y desesperanza».

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