La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó en 1999 el 25 de noviembre como Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, en memoria de las hermanas Mirabal, asesinadas brutalmente ese mismo día de 1960.
Con motivo de esta jornada, la Comisión diocesana por una vida libre de violencia contra la mujer organiza una vigilia de oración en recuerdo de todas las mujeres víctimas de violencia de género. Tendrá lugar el lunes, 24 de noviembre, a las 20:00 horas, en la parroquia de Santo Tomás de Villanueva, y estará presidida por el obispo auxiliar de Madrid, Vicente Martín Muñoz.
El papa Francisco calificó esta violencia como una «cobarde degradación del poder masculino». Por eso, recuerda la Iglesia, es imprescindible situarse «afectiva y efectivamente del lado de las víctimas». En esta línea, la coordinadora de la comisión, Aurora Álvarez, subraya la necesidad de «hacer nuestro el grito de tantas mujeres violentadas, un grito de denuncia comprometido y vigilante».

Asimismo, Álvarez explica que, porque creen que «nombrar es existir y callar nos hace cómplices», durante la vigilia se presentarán ante «este Dios Padre-Madre» los nombres y las vidas truncadas de todas las mujeres asesinadas en 2025 a manos de sus parejas o exparejas. También se recordará a los tres menores asesinados, víctimas inocentes de la violencia vicaria ejercida contra sus madres.
En esta jornada, añade, «nos ponemos, con las víctimas, sus familias y amigos, a los pies de la Cruz para, desde la vulnerabilidad y confiados en el amor infinito de un Dios encarnado, unirnos en oración con el corazón y la esperanza puestos en la promesa del Apocalipsis: “Les enjugará las lágrimas de los ojos. Ya no habrá muerte, ni pena, ni llanto, ni dolor”».
Álvarez recuerda que este «grave pecado, que no distingue edad ni clase social, lo sufren también mujeres que forman parte de nuestras parroquias, grupos o comunidades; mujeres que quizá se sientan a nuestro lado en la pastoral o en la Eucaristía». Por ello, invita a cultivar «una mirada atenta, empática y llena de ternura para ver, acoger y acompañar el sufrimiento de estas hermanas nuestras».
Finalmente, subraya que «tenemos la certeza de que la comunidad salva cuando incorpora estas actitudes a su caminar: las salva del aislamiento, de la incomunicación y de la invisibilidad a la que las someten sus agresores, y hace posible esperar un mundo sin violencia contra las mujeres».
Objetivo
El objetivo de la Comisión Diocesana por una Vida Libre de Violencias contra las Mujeres es posicionarse, como iglesia diocesana, de forma inequívoca, radical, afectiva y efectivamente con las víctimas de esta lacra social -grave violación de los DDHH-, que es la violencia contra la mujer.
En línea con este objetivo se ha venido trabajando, todos estos años, mediante campañas de sensibilización, jornadas de oración, formaciones impartidas en vicarías y parroquias, etc., apoyándose, siempre, en los estudios de expertos, en los datos contrastados y en los avances de las Ciencias Sociales, tratando de componer, así, una lectura comprometida y precisa de la realidad.
Por este motivo y por la necesidad de compartir lo aprendido en estos años, se ha querido elaborar la Guía por una vida libre de violencias contra las mujeres, presentada el pasado 2 de diciembre de 2024 en el salón de actos del Arzobispado, en una mesa redonda que contó con la presencia del cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, a quien la Comisión agradece, además, la firme implicación y apoyo mostrados al escribir el prólogo de la Guía, un texto valiente y claro.