Manolo aún recuerda cuando en Virgen de la Nueva, para las grandes festividades, tenían que oír la Misa desde el otro lado de la carretera de lo lleno que estaba el barracón que hacía de templo. Bueno, en realidad no oían nada. Respondían en efecto dominó. «Uno decía "amén", el de atrás, "amén", y cuando te llegaba a ti, repetías». Era en los primeros años de la parroquia, que ahora cumple su medio siglo de vida. El barracón se instaló en la caseta de obras del barrio de Esperanza, entonces de nueva construcción, y aún se conserva como local de Cáritas. «El mismísimo Jesús eligió ese lugar como su hogar», cuenta uno de los de antaño. Un recuerdo entrañable de cómo una parroquia ha vertebrado esta colonia, en el distrito de Hortaleza.

«Aquí ha habido tres pilares, que son los que unen al barrio», explica Manolo, uno de los encargados del despacho parroquial, que lleva en la colonia desde los comienzos: la calefacción, que parte de una de las torres y se distribuye por las 3.300 viviendas que la conforman en conducciones subterráneas; los jardines, y la iglesia. Un barrio que, por cierto, tomó el nombre de Nueva Esperanza de la cooperativa de viviendas que lo hizo y de ahí vino también el nombre de la parroquia. Aunque esta «se quedó sin Esperanza», matiza el párroco, Manuel Sánchez-Galindo. Un sacerdote joven llegado en plena pandemia a una parroquia en la que «ahora somos una familia de abueletes», ríe Manolo, pero que «nos ha dado mucho gusto verlo y ver que ha atraído a gente joven».

Efectivamente, si hace 50 años el barrio se empezó a llenar de críos —«Había por lo menos 25 por portal», rememora Manolo—, en los últimos años ha sido al contrario, aunque se empieza a revertir la situación. Al barrio llegan treintañeros y cuarentañeros a vivir y de esto se ha empezado a nutrir, de nuevo, la feligresía. Con los adolescentes y jóvenes han estado limpiando jardines, pintando puertas y vallas, arreglando y ordenando cosas en la parroquia… Además, se han inaugurado este curso aulas de refuerzo escolar al que acuden, de hecho, niños que no saben ni quién es Jesús. «Unos se explican a otros», y así se evangeliza. Se suma al grupo de montaña, heredero del de antaño, la Adoración Nocturna —que está desde los comienzos—, el grupo de catecumenado, el taller Aprendamos Labores…

La «guardia pretoriana» de don Gabriel

Virgen de la Nueva nació del impulso de vecinos audaces. A la cabeza, Gabriel Gaspar Tébar, incombustible como todos lo recuerdan, «un entusiasta que se echó todo a las espaldas», afirma Manolo. Un hombre que gastó la suela de los zapatos, y esto es literal —«Tenía agujeros; el dinero no daba para más», cuenta Encarni, otra feligresa—, acompañado de los que los más antiguos llaman su «guardia pretoriana»: el grupo de voluntarios pioneros que le echaron una mano en todo y con quienes se recorrió medio Madrid para sacar adelante sus proyectos. «La parroquia es de todos», confirma el encargado del despacho.

A los diez años de la erección canónica se construyó el actual templo. Después, el barracón grande, para encuentros, reuniones de vicaría, teatro, cinefórum e incluso reuniones vecinales. O el aperitivo de los domingos tras la Misa de las familias. «Lo hizo don Gabriel con sus propias manos; se remangaba la sotana y a poner ladrillos».

En el terreno también hay un campo que linda con el cementerio y en el que se juegan los torneos de fútbol —la parroquia tiene uno, reflejo de la gran afición del nuevo párroco—, se reza el vía crucis en Cuaresma, vigilias, rosarios, las fiestas parroquiales e incluso algunos novios han celebrado su boda. En los últimos tiempos se ha restaurado la capilla del Santísimo. «Es un hito» más en la historia de una parroquia que se caracteriza por su ambiente de familia y por una devoción especial al Cristo de Medinaceli. Una imagen suya, donada por una feligresa hace ya muchos años, preside el templo, y a ella se le canta el himno cada viernes.

Recuperándose de la pandemia

Hoy, Virgen de la Nueva está recuperando el pulso tras la pandemia, quizá un poco más lento que el resto. Ha habido mucho miedo al coronavirus y el párroco todavía sigue encontrándose con feligreses a los que nunca había visto. Gente que aún está «enganchada» a la Misa de la tele o que empezó a pasar temporadas largas en los pueblos… Al principio, Manuel no reconocía a los fieles sin la mascarilla y hablaba con ellos paseando por el perímetro de la parroquia. Quien habla de «hablar» habla también de «confesar». El paseo de los melancólicos lo llama Manolo, y ríe.

«En la historia de esta gran familia —cuenta el sacerdote en una revista editada con motivo del 50 aniversario— cabe destacar la centralidad de la Eucaristía, algo que ha sido característico desde el principio». Así han celebrado su medio siglo de vida, con una Misa solemne el pasado domingo, 5 de febrero. Presidida por el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, en ella se pudo escuchar otra de las grandes novedades de los últimos tiempos: el órgano, que tras seis años parado vuelve a sonar gracias a un joven organista que se ha incorporado a la parroquia.

Durante la homilía, el arzobispo puso en valor cómo la feligresía había sacado adelante el proyecto con mucho esfuerzo. «La Misa estaba abarrotada y la gente encantada», cuenta el párroco, por una visita que supone la primera de un cardenal al barrio. «Yo lo viví con mucha alegría por la parroquia», añade, y también por «los frutos que pueda dar la presencia del cardenal». Porque «les acerca a Dios»; también humanamente a su parroquia, les suscita «el deseo de cuidarla y avanzar en el proyecto de unidad apoyados en Jesucristo y con la identidad que Él nos ha dado, la de ser luz de mundo», apostilla Manuel en línea con el Evangelio proclamado. Esto, en un contexto de pandemia que a los mayores «les ha llevado a apagarse y desesperanzarse», les llena «de ilusión y de cierta valentía».

Otras parroquias que celebran sus 50 años

La de Virgen de la Nueva (1 de enero de 1973) ha sido la primera de las celebraciones de parroquias que, en la diócesis de Madrid, celebrarán este 2023 sus 50 años de vida. A ella se le unirán:

• Santa Adela (9 de marzo de 1973)

• Padre Nuestro (16 de julio de 1973)

• Nuestra Señora de las Américas (16 de julio de 1973)

• Santa María de la Fe (1 de noviembre de 1973)

• Santa María de la Esperaza (1 de noviembre de 1973)

• Santa María de la Caridad (1 de noviembre de 1973)