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Jueves, 15 noviembre 2018 09:54

Obras de la catedral (I): años 1915 a 1936

Obras de la catedral (I): años 1915 a 1936

Desde 1904 el arquitecto encargado de llevar a cabo la edificación de la futura catedral de la Almudena fue el distinguido madrileño don Enrique Mª Repullés y Vargas.

En la publicación titulada La Construcción Moderna del 15 de julio de 1906 se recogen unos «Apuntes biográficos del arquitecto D. Enrique M.ª Repullés y Vargas» que resultan de gran interés para conocer su valía, a saber: nació en Madrid el 30 de octubre de 1845, y obtuvo el título de Bachiller en Artes en julio de 1862, y el de Arquitecto, en marzo de 1869.

Entre los cargos que ejerció (hasta la fecha) destacamos: profesor auxiliar de la Escuela de Arquitectura; arquitecto diocesano de Toledo y Ávila; arquitecto director de obras del Ministerio de Instrucción pública y Bellas Artes; vocal de la Junta de Urbanización y Obras del Ministerio de la Gobernación, así como académico corresponsal de la Real de San Fernando; además, de jurado en diferentes exposiciones, concursos y tribunales de oposiciones a cátedras.

Y entre los cargos actuales: académico de número de la Real de Bellas Artes de San Fernando y secretario de su Sección de Arquitectura; vocal inspector de la Junta de Construcciones civiles; vocal de las Juntas municipales de Arte público y reformas de Madrid; arquitecto director de las obras de la nueva catedral de la Almudena de Madrid, de la Real Academia de Jurisprudencia y del Colegio notarial entre otros.

Entre los premios recibidos subrayamos las dos medallas de oro en Exposiciones de Bellas Artes de Madrid y la de plata en la Universal de París de 1900. Y entre las condecoraciones: caballero comendador ordinario y de número de Carlos III, comendador y Gran cruz de Isabel la Católica, comendador de número y Gran cruz de Alfonso XII y medalla de Alfonso XIII.

En el año 1916 la Junta de Obras encargó al arquitecto director, Repullés y Vargas, que escribiera un memorándum relativo a la historia y construcción de la catedral de Madrid, el cual fue enviado a S.S. Benedicto XV. A través de esta memoria podemos conocer más detalles acerca de los trabajos:

«En obras de la magnitud de una catedral, la más grande, espiritual y materialmente considerada, que puede trazar un arquitecto y construir un pueblo, entran dos factores importantísimos, que son el coste y el tiempo que forzosamente ha de emplearse en realizarla; pues aunque se disponga de dinero abundante y a pesar de todos los adelantos de la construcción, tratándose de obras en cantería, en la labra y colocación de cada uno de los numerosos sillares de que consta, se tarda largo tiempo. Los recursos para esta obra han disminuido por lo que toca a suscripciones y donativos; los de derecho a enterramiento en las capillas, tienen un límite que es el número de éstas, y por tanto, de seguir así, el plazo de ejecución de las obras ha de alargarse mucho.

Terminada la Cripta, con su mueblaje y accesorios necesarios, el día 29 de mayo de 1911, se trasladó la Imagen en la forma antes relatada, y el día 31 del mismo mes se celebró la gran Misa de inauguración, con asistencia de sus Majestades, del Gobierno y de representantes de ilustres Corporaciones y de todas las clases sociales.

Cumplido por fin el ardiente deseo de la Junta de abrir al culto la Cripta e instalada en ella la más antigua parroquia de Madrid, no descansó un momento, emprendiendo acto seguido la construcción de la parte alta, o sea de la verdadera catedral, a cuyo efecto hizo los contratos necesarios para la piedra de zócalos y alzados.

Al arquitecto Sr. Marqués de Cubas, fallecido en enero de 1899, sucedió don Miguel Olavarría, que en el escaso tiempo que estuvo al frente de las obras (pues falleció en 1904) hizo notables trabajos, como son la mayor parte de los dibujos de los numerosos capitales de la Cripta, todos diferentes y a éste siguió el que actualmente las dirige desde aquella fecha, don Enrique María Repullés y Vargas, que comenzó por las bóvedas de las capillas absidiales y la escalera de bajada, auxiliando en sus trabajos por el también arquitecto don Juan Moya».

Efectivamente, Repullés fue el encargado de comenzar la iglesia alta, construyendo 30 pilares exentos de 9 metros de altura de la nave central, como se puede ver en la fotografía que acompaña al texto. Efectivamente, poco llegó a ejecutar, pues falleció el 13 de septiembre de 1922. Tomó entonces el relevo en las tareas de construcción de la catedral (hasta 1936) su discípulo, el ya citado don Juan Moya Idígoras.

Moya tuvo que reformar el proyecto original de del marqués de Cubas, por un modelo más sencillo y eliminando el gran cimborrio, cuyo efecto sobre el vecino Palacio Real, como apunta Navascués, no hubiera sido muy positivo.

En un artículo de la publicación El Imparcial del domingo 1 de abril de 1928 se hizo una entrevista a Juan Moya. El arquitecto, preguntado por el curso de las obras, contestó lo siguiente: «No nos faltan recursos para seguir trabajando, pero una obras de esta naturaleza no se puede llevar a cabo muy de prisa por muchas razones, principalmente porque no podemos contar con las cantidades de piedra que nos hacen falta. La que empleamos es de Monóvar, por ser la mejor, y se viene a consumir anualmente unos 200 metros cúbicos, cantidad máxima que se nos puede facilitar. Desde primeros de este año funcionan seis martillos mecánicos de labrar piedra, cuyo rendimiento debe llegar a ser el doble del que produce el trabajo por el método ordinario; pero no es posible ir más deprisa de lo que vamos».

Moya llevó a cabo su labor con gran entusiasmo y optimismo, llegando a declarar que, a ese ritmo, la catedral se concluiría en el plazo de 40 años. Sin embargo, la situación política en la España de los años 30 del siglo XX influyó notablemente en la edificación de la catedral. Además, la proclamación de la II República y el consiguiente exilio del rey Alfonso XIII dejaron al edificio sin mecenas, paralizándose finalmente las obras en 1936.

Puede consultar la serie completa de Una mirada a la historia en la web del Año Jubilar Mariano.