España

Jueves, 18 junio 2020 14:19

Farida Fadoul Nasser: «mi futuro está en juego y yo cuando sea mayor quiero ser médica»

Farida Fadoul Nasser: «mi futuro está en juego y yo cuando sea mayor quiero ser médica»

Desde el pasado 15 de marzo, Farida Fadoul Nasser estudia en casa con la ayuda de su hermana mayor que va a la universidad y puede ayudarle con los deberes. Farida tiene 15 años y va al Instituto Kowetien en Yamena, Chad, donde llegó junto a su familia hace seis años desde República Centroafricana. El cierre de las escuelas provocado por la COVID-19 le preocupa »lo que más echo de menos son las clases, ver a mis amigos y a mis profesores. Además está en juego mi futuro y yo cuando sea mayor quiero ser médico».

Entreculturas ha presentado Sin Escuela, Sin Refugio para reivindicar que se garantice el derecho a la educación en situaciones de conflicto y refugio. La mitad de las personas refugiadas en todo el mundo son menores. Niños, niñas y jóvenes víctimas de conflictos internacionales e internos que no solo están aumentando, sino que también son cada vez más prolongados y afectan a un mayor número de personas. Desde hace 10 años la cifra de personas desplazadas forzosamente no ha parado de aumentar, hasta alcanzar los actuales 70'8 millones. 1 de cada 4 niños y niñas sin escolarizar vive en un contexto afectado por crisis. Para ellos la escuela es su refugio. Vivir en situación de desplazamiento forzoso supone, para un menor, haber perdido su casa, su familia, enfrentarse a situaciones de violencia y al riesgo de sufrir abusos, explotación, tráfico o reclutamiento militar. Cuentan con muchas dificultades para poder comer, acceder a agua potable y, por supuesto, a la educación: de los 7,1 millones de niños, niñas y adolescentes refugiados en edad escolar, 3,7 millones no van al colegio. Sin la escuela, los menores refugiados vuelven a estar más expuestos a situaciones de violencia, abuso y explotación y a tener más dificultades a para poder comer o acceder a agua potable. La escuela es su lugar seguro, su refugio ante las dificultades que viven. La escuela les permite también acceder a la alimentación y a un espacio de paz y juego, donde volver a ser niños.DetalleEscuela

Según Lucía Rodríguez, responsable de Incidencia de Entreculturas, «el cierre de las escuelas provocado por la COVID-19 tiene consecuencias devastadoras en la vida de los niños y niñas refugiados: dificulta mucho que puedan continuar formándose, afecta a su alimentación diaria, ya que muchos menores realizan la comida fuerte del día en la escuela, obstaculiza también el acceso a agua potable, influye directamente en su desprotección frente a la violencia y en el aumento de los abusos y la explotación y en concreto, para las niñas, supone una mayor exposición a la violencia física y/o sexual y el aumento de embarazos precoces, matrimonios infantiles o mutilación genital femenina». «Desde el inicio de esta crisis, Entreculturas trabaja para seguir protegiendo a estos menores y para garantizarles una mínima cobertura educativa a través del fomento de la educación online y radial, así como la distribución de bienes de primera necesidad, como agua, medicamentos, kits higiénicos preventivos y comida para el alumnado y sus familias o también atendiendo, acompañando, dando seguimiento a las víctimas de violencia a través del teléfono» explica Luca Fabris, responsable de Cooperación para África de Entreculturas.

Lo hacen en muchos países: Malawi, Burundi, Uganda, Haití, México. Pero ahora han querido acercar la realidad de su trabajo en 3 contextos específicos: Chad, Colombia y Líbano, «ya que estos contextos nos permiten poner el foco en tres realidades concretas: la de las niñas refugiadas en Chad, la del refugio en frontera en el caso Venezuela, y la de las víctimas del conflicto sirio refugiadas en Líbano», apunta Luca Fabris.Juegos
Chad: la pandemia silenciosa que sufren las niñas

Según cifras de Naciones Unidas en los últimos 12 meses 243 millones de niñas y mujeres en el mundo han sufrido violencia física y/o sexual por parte de su pareja o de alguna persona cercana. Son cifras de la pandemia de discriminación y violencia que ya sufren millones de niñas y mujeres en el mundo. Los contextos de emergencia y en particular las crisis sanitarias, como ya ocurrió durante la crisis del ébola 2014-2016, aumentan su vulnerabilidad y las expone a sufrir mayor violencia física y/o sexual. La escuela representa un espacio de seguridad y protección para muchas niñas y jóvenes refugiadas. «El cierre de la escuela las aleja del único espacio de socialización, las expone a mayor violencia, a sobrecarga de tareas domésticas y a trabajo infantil. Los contextos de emergencia, y en particular las crisis sanitarias, aumentan el riesgo de sufrir mayor violencia física y/o sexual, embarazos precoces, matrimonio infantil o mutilación genital femenina como consecuencia del aumento de la pobreza, el aislamiento, y el abandono escolar» comenta Elena González, directora de Programas Servicio Jesuita a Refugiados en Chad. Y es que según Naciones Unidas se prevé que el efecto total de la pandemia de COVID-19 podría resultar en 13 millones de matrimonios infantiles adicionales y, debido a la interrupción de programas de prevención, podrían darse 2 millones de casos de mutilación genital femenina en la próxima década que se podrían haber evitado.

Venezuela: atención y acogida en las fronteras con Colombia y Brasil

La crisis de Venezuela ha provocado el mayor desplazamiento de personas en Latinoamérica en su historia reciente. El 82% de los migrantes y refugiados venezolanos se están quedando en los países de la región, como Colombia o Brasil. Estas personas no solo están más expuestas a los riesgos por la propagación de la pandemia y están muy necesitadas de bienes básicos, sino que es urgente, además, poder escolarizar a los miles de niños y niñas refugiados venezolanos y poder incorporar a los jóvenes a los sistemas nacionales de formación técnica. «Es urgente poder escolarizar a los miles de niños y niñas refugiados venezolanos y poder incorporar a los jóvenes a los sistemas nacionales de formación técnica», señalaba Óscar Javier Calderón, director regional Servicio Jesuita a Refugiados Latinoamérica y Caribe, que atiende a más de 3000 personas a través de la distribución de alimentos y de ayudas para el alojamiento, el transporte y la compra de medicamentos o atención médica.

Líbano: educación a distancia en un minuto

La guerra en Siria, que ha cumplido 9 años, ha provocado la huida de millones de personas, de las cuales, más de un millón vive actualmente en Líbano, en condiciones de extrema vulnerabilidad. Junto al Servicio Jesuita a Refugiados, Entreculturas trabaja para generar espacios de protección, aprendizaje y recuperación para la población refugiada, atendiendo a más de 3.000 niños y niñas en 7 colegios. «Ante el cierre de escuelas provocado por la COVID-19, estamos facilitando acceso a la educación on line a través de aplicaciones como whatsapp, donde los docentes envían vídeos de un minuto para explicar sus lecciones. También utilizamos otras plataformas virtuales en las que se cuelgan vídeos y se intercambian ejercicios entre el personal docente y el alumnado. El apoyo psicosocial lo estamos continuando a través de grupos on-line y llamadas telefónicas y los equipos de visitas domiciliarias tienen líneas telefónicas directas de atención», explica Rayhana Itani, coordinadora pedagógica del Servicio Jesuita a Refugiados en Líbano en Baalbek.DetalleMenores

La educación debe ser preservada como un derecho imprescindible dentro de cualquier respuesta humanitaria que se dé a una emergencia o crisis. La campaña hace una propuesta con dos palabras: incide y expresa. «Para incidir, hacemos una serie de recomendaciones a los Gobiernos, entre las que quiero destacar: que inviertan y garanticen el derecho a la educación gratuita, obligatoria y de calidad para los niños, niñas y jóvenes refugiados y migrantes, que diseñen, apoyen e implementen políticas y programas de acción humanitaria que prioricen la educación como elemento de protección, normalización y construcción de una cultura de paz y reconciliación y que garanticen las escuelas como espacios seguros y de protección, que no se utilicen para fines militares, que alineen sus políticas de cooperación y acción humanitaria con la Declaración sobre Escuelas Seguras, acuerdo internacional para proteger la educación de ataques, que destinen el 6% del presupuesto de acción humanitaria a la educación en emergencias, ya que debe ser un pilar fundamental de la acción humanitaria», explica Lucía.

Según Entreculturas, España debe comprometerse con la financiación de los fondos multilaterales que están abordando situaciones de emergencia educativa como Education Cannot Wait (ECW) y la Alianza Mundial por la Educación (AME), velar por la protección de los menores refugiados y migrantes en todo momento y se aseguren de que no son separados de sus padres o de reunirlos con ellos lo antes posible, reforzar la hospitalidad en la sociedad, fomentando la comprensión de las migraciones desde sus causas, la empatía y apertura de las sociedades de acogida, previniendo el racismo y la xenofobia y fomentando la convivencia intercultural, y unir fuerzas junto al resto de la comunidad internacional para frenar los conflictos armados que originan desplazamiento, vulnerabilidad y reclutamiento de menores y cooperen para luchar conjuntamente contra la COVID-19 y sus consecuencias, especialmente en los contextos más vulnerables.Menores

Así mismo, la campaña habla de la palabra expresa porque no solo las personas con responsabilidades políticas pueden hacer algo. De hecho, lo harán en la medida en que la ciudadanía se lo demande. Y ante estas cuestiones que son globales, que muestran la interdependencia que hay entre los seres humanos y afectan al corazón mismo de nuestra dignidad, la ciudadanía del mundo ha de estar unida y expresarse como una verdadera sociedad global. A través de www.escuelarefugio.org Entreculturas está invitando a mostrar adhesiones para la incidencia política, a trabajar una unidad didáctica para poder iniciar con los más jóvenes un proceso de reflexión en torno a esta materia, o compartir la campaña y sensibilizar sobre la realidad de las personas refugiadas y desplazadas y la doble importancia de la educación realizando el símbolo de una escuela y colocándola en tu ventana o en tu balcón. También existe la posibilidad de realizar una donación para que Entreculturas puede seguir defendiendo el derecho a la educación en cualquier circunstancia.

La escuela no es solo una escuela. La escuela es un camino seguro, es un día sin violencia, es una oportunidad para elegir un futuro, es un sueño por cumplir, es dignidad y respeto, es valiente, acoge y defiende. La escuela es tierra sagrada, es posibilitadora de oportunidades y refugio para millones de niños y niñas.

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