El 1 de julio reabrirán las puertas de la catedral de Santiago de Compostela después de tres meses de confinamiento a causa de la pandemia del COVID-19. El Camino de Santiago recupera así su meta, el sepulcro apostólico, y llama así nuevamente a hombres y mujeres  de todo el mundo a emprender su  peregrinación. Esta vuelta a la normalidad se condiciona, como en todos los ámbitos, por las medidas de prevención, pero da pie a que de forma paulatina los servicios a los peregrinos y los albergues  retomen otra vez su actividad.

Así, el Centro Internacional de Acogida al Peregrino abrirá también el 1 de julio para entregar a los peregrinos que lleguen a Santiago sus Compostelas. Y lo hará con el deseo de ofrecer nuevamente la acogida cristiana de siempre adaptada a la nueva normalidad.

La tarea se presenta complicada por la incertidumbre que todo el Camino tiene sobre sí partiendo de la disyuntiva que muchos de los albergues y parroquias donde se lleva a cabo la acogida se plantean: ¿Es prudente retomar la actividad en servicio a los peregrinos?

Los albergues sobre todo encuentran problemático adaptar su actividad a las exigencias sanitarias de aforo, separación entre peregrinos y limpieza de las zonas comunes. Por ello, desde ACC van a organizar una reunión virtual con aquellos albergues que quieran participar.

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