Madrid

Lunes, 29 diciembre 2014 06:00

“Trabajar en apoyo de la familia fundada en el matrimonio como elemento básico de la vida y del desarrollo de una sociedad es garantizar el futuro de la humanidad y contribuir a renovar la sociedad” Featured

Ayer, domingo 28 de diciembre, el Arzobispo de Madrid, Monseñor Carlos Osoro Sierra, ha presidido una solemne Eucaristía en la Catedral de la Almudena en la festividad litúrgica de la Sagrada Familia. Concelebraron Mons. Renzo Fratini, Nuncio en España, y Mons. Fidel Herráez, Obispo Auxiliar de Madrid. En su homilía, Mons. Osoro, habló de la belleza de la familia, e invitó a descubrirla contemplando “a la Sagrada Familia de Nazaret”, icono que “nos hace descubrir dónde está la belleza de la familia. Es urgente que acerquemos este icono a la humanidad en estos momentos en los que se está inaugurando una nueva época”. Así, ante la “nueva humanidad” aseguró que “lo más grande que podemos aportar los cristianos a los fundamentos de la misma” es “la persona de Jesucristo”, que “nos revela quién es Dios y quién es el hombre. Pero también debemos decir con fuerza dónde tiene su origen el ser humano y en qué ‘lugar’ se revela con el verdadero humanismo, para que en él se descubra dónde está el tesoro más importante, la escuela más urgente donde los valores humanos, cívicos, religiosos y morales se otorgan. La familia es la escuela del humanismo auténtico. Es en la familia cristiana donde descubrimos cómo la vida que nace se acoge con generosidad y responsabilidad, y al ser humano se le entregan todas las dimensiones de la existencia necesarias para que alcance su vida real y, así, el futuro de la humanidad esté asegurado”.

Para Mons. Osoro, “trabajar en apoyo de la familia fundada en el matrimonio como elemento básico de la vida y del desarrollo de una sociedad es garantizar el futuro de la humanidad y contribuir a renovar la sociedad, poniendo el fundamento que necesita todo pueblo y todo ser humano para realizarse como tal. En la familia es en donde mejor se ve y se construye la ‘cultura del encuentro’, ya que es lugar de convivencia entre generaciones (padres, hijos, abuelos, bisabuelos, nietos), donde nadie queda excluido, donde todos son necesarios y cada uno recibe el amor y la ayuda que necesitan”. Además, es “‘santuario del amor y de la vida’, pues en ella se enseña y se aprende a vivir desde esa atalaya que engrandece al ser humano cuando se pone como fundamento y garantía de desarrollo, Dios mismo”. “En la familia, prosiguió, se aprenden y desarrollan las virtudes esenciales para la vida”. “Una familia viva, en cuyo centro” esté Dios, “afirmó, “es lo más actual y moderno”.

“La Sagrada Familia de Nazaret es el prototipo de toda familia cristiana”, insistió. La familia que, “reunida en el sacramento del matrimonio, y alimentada con la Palabra y la Eucaristía, está llamada a realizar esa vocación y misión de ser célula viva, no solamente de la sociedad, sino también de la Iglesia”. Por eso, añadió, “la urgencia y necesidad de mirar y contemplar con confianza a la Sagrada Familia de Nazaret es vital”, por “la belleza y originalidad que esta familia tiene”. “En ella vivió oculto, largos años, el Hijo de Dios. Por eso radica ahí el eco más original de la ‘iglesia doméstica’: la oración constante, la escucha de la palabra de Dios, la intensa vida sacramental, el esfuerzo continuado por vivir el mandamiento de Cristo del amor y del perdón”.

La “belleza de la familia cristiana”, dijo, “tiene varios rasgos característicos”. Así, “el convencimiento de que quien da la belleza a todo lo que existe es Dios, y solamente Él”, “que la belleza del ser humano tiene su origen y fundamento en Dios mismo” y “que la belleza de la familia de Nazaret está en que camina unida y se dirige hacia Jerusalén”.

Para el Arzobispo de Madrid, “hay dos rasgos que nos muestran cómo se puede lograr que la familia cristiana alcance la ‘Belleza’”:

1) “Acogiendo al Señor en el corazón de quienes entran a formar parte de la familia”. “La Belleza la da Dios mismo”, aseguró. “Empieza el tiempo donde la Belleza se hizo presente en este mundo realmente”. Jesús “es la luz de los pueblos, de todos los hombres. Ninguno está excluido de su amor”.

2.- “Hablando de Jesús con obras y palabras que regalan la alegría del Evangelio”. “Hay que liberar y eliminar esclavitudes” engendradas por “el desconocimiento del Señor”. “La familia de Nazaret se abrió a la vida verdadera, poniendo de relieve su fuerza de humanización y la alegría del Evangelio de la familia. Toda familia, en cuanto comunión íntima de vida y amor, es lugar de humanización, cuna de la vida y del amor. La primera sociedad natural que es de institución divina, fundamento de la vida de las personas y prototipo de toda organización social”.

“Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. lo llamó a la existencia por amor, y lo ha abocado al mismo tiempo al amor. Hoy es día de entregar Belleza al matrimonio y a la familia, hoy es día de decir un Sí incondicional al amor. Dios es amor, y por ello la vocación fundamental de todo ser humano está en amar. La familia cristiana es el santuario de la vida y del amor, y tiene la misión de custodiar, revelar y comunicar ese amor, como reflejo vivo y participación real en el amor de Dios manifestado en Cristo por la humanidad”, concluyó.

Durante toda la jornada, miles de personas acudieron a la Catedral para ser bendecidas por su arzobispo.

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