Madrid

Martes, 27 enero 2015 05:45

“El ministerio sacerdotal es la presencia viva del Señor”, recuerda el Arzobispo de Madrid en la ordenación de un nuevo presbítero

La Parroquia Nuestra Señora del Cielo acogió este sábado la solemne celebración de una Eucaristía durante la cual el Hermano Jean Claude Kakule Kamabu, religioso Agustino Asuncionista, fue ordenado sacerdote. La Misa fue presidida por el Arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro Sierra, quien en su homilía dijo que “el Señor sigue enseñando sus caminos a través de hombres a los que llama de un modo especial, y a los que les regala su misterio y su ministerio. En este caso, hoy, a Jean Claude. Así es: el Señor sigue instruyéndonos en sus sendas, sigue queriendo que nosotros, hombres y mujeres de este mundo, caminemos con lealtad. Y caminar con lealtad es andar por la vida como hijos de Dios. Quiere que afirmemos, con obras y palabras, lo que cantábamos en el Salmo: Tú eres mi Dios, tú eres mi único salvador. El Señor lo hace mostrando su ternura y su misericordia con nosotros, porque son eternas y permanecen en el mundo a través del ministerio sacerdotal, que es la presencia viva del Señor”.

Recordando su ministerio sacerdotal, señaló que “el Señor, a través de mí, sigue pronunciando esas palabras en la Eucaristía, y hace realidad que su vida se haga presente entre nosotros, que su misericordia y su ternura lleguen a nuestro corazón. Dios entra de tal manera en nuestra vida que regalamos su misterio y su ministerio”.

Invitó a los presentes a reflexionar sobre tres palabras: “salir al mundo, para anunciar y llamar. Esto es, Jean Claude, lo que el Señor te va a regalar. Te va a pedir, como nos pide a todos, y como dice el Papa, que la Iglesia tiene que estar en salida. Por eso, ¡qué regalo tan bonito te hace hoy el Señor!”. “Hoy, prosiguió, el Señor te dice: Levántate y vete al mundo, donde sea, donde te digan. ¡Vive y predica el mensaje!. Nosotros llevamos a una persona, que es Jesucristo. Que te dice: Levántate, predica. Sin Dios, este mundo y esta historia no tienen ni presente ni futuro. Hay que anunciar que Dios nos quiere, nos ama, cuenta con nosotros, no es alguien extraño en nuestra vida”. “Salida misionera, pues, donde vivan los hombres. Esta es la misión de toda la iglesia. Pero Cristo es la cabeza de la Iglesia, y un sacerdote tiene que salir al mundo, ir regalando compasión y misericordia, la ternura de Dios que se ha revelado en Jesucristo”.

En segundo lugar, dijo al nuevo presbítero, “estás marcado por la ordenación sacerdotal y por tu compromiso en esta Congregación de los Agustinos de la Asunción. Los votos, de alguna forma, te sitúan en las manos de Dios. El consagrado tiene que decir con su vida que lo que vale es Dios, que lo que queda es Dios, que ese es el tesoro que tenemos que tener en nuestra vida. Tu ministerio sacerdotal va a hacer posible que tú, como el Señor, regales el perdón, regales esa ternura de Dios que se acerca a todos, sin distinción... Otro mundo es posible: es lo que dice tu vida… Son palabras para que descubramos aquello por lo que merece la pena vivir en la vida, y para que entreguemos la vida”. “El Señor cambia el corazón, desde dentro, cambia a los hombres y les hace vivir de su amor y entrega. Salir al mundo, por tu vida consagrada y por lo que el Señor te va a regalar ahora, tu ministerio, cambia tu vida”, aseguró.

“Salimos al mundo marcados, porque otro mundo es posible, y lo vamos a hacer para anunciar y llamar, advirtió. Se avecina un tiempo nuevo que tenemos que anunciar, con una belleza extraordinaria. Anunciar este tiempo es lo más hermoso, porque el reino de Dios es posible. Es una oportunidad en tu vida de gritar a los hombres que se puede vivir como hermanos e hijos de Dios, de llegar a aquel que no tiene nada con tal de que esté dispuesto a dar lo que tengo. Esto es posible… También en ti está presente el reino de Dios, con tus gestos, con tus palabras, con tu amor. Esto es lo que vas a anunciar: Él solo puede reconstruir nuestra vida”.

“Creed en el Evangelio”, exhortó a los presentes. “Jesús es el verdadero Evangelio de Dios para los hombres, es una buena noticia, nos habla de liberación de nuestras cadenas, de curación de nuestro corazón, nos hace peregrinos. Necesitamos acoger a Cristo en nuestro corazón: sólo Él tiene palabras de vida”. Dirigiéndose a Jean Claude, le dijo: “con tu ministerio darán una buena noticia y la alegría autentica, porque darás a Jesucristo Nuestro Señor. Tienes que hacer como los apóstoles: salir al mundo a anunciar y a llamar a otros”. “Quisiera venir a ordenar a otros, manifestó. Dejad que el Señor os hable, y descubrir lo que significa consagrar la vida. El Señor nos llama para salir al mundo y anunciar y llamar a otros. Sintamos la urgencia de la salida misionera que tiene que hacer la Iglesia para ayudar a descubrir a los hombres dónde está la verdadera alegría”, concluyó.

Concelebrada por más de 40 sacerdotes, entre Religiosos Asuncionistas y amigos del ordenando, un grupo de africanos de distintas nacionalidades animaron la Misa con su música. A la ceremonia asistieron también numerosos seglares y consagrados/as de procedencia africana, muchos de ellos con sus trajes típicos, dando un toque colorista a la ceremonia.

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