Este viernes, 20 de mayo, el arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro, impartirá el sacramento de la Confirmación en el colegio Veracruz (ctra. de El Escorial, 25), de Galapagar, a un grupo de 56 jóvenes. La Eucaristía dará comienzo a las 19:00 horas. Concelebrará el párroco de Galapagar, Juan Daniel Alcorlo. Después de la ceremonia, el prelado mantendrá un encuentro festivo con los confirmandos, sus padres y padrinos.

Colegio Veracruz

El colegio Veracruz, de Galapagar, pertenece a las Hijas de Santa María del Corazón de Jesús, Instituto religioso apostólico de derecho Pontificio nacido el 8 de setiembre de 1998.

Cántabra de nacimiento, la fundadora, Madre María de Jesús Velarde, conoció la congregación de Hijas de Nuestra Señora del Sagrado Corazón en el Noviciado de San Cugat del Vallés, donde profesó temporalmente el 25 de agosto de 1953, y perpetuamente tres años más tarde. La primera obra apostólica que fundó fue el colegio "El Pinar de Nuestra Señora", en Valldoreix. En el Ideario que escribió para este centro, y en tantos años como dedicó a la educación y formación integral de los alumnos, se halla la identidad educativa que caracteriza a las Hijas de Santa María del Corazón de Jesús como Instituto y que identifica sus colegios como tales.

Con el fin de conservar la espiritualidad y estilo de vida en la Provincia de España, en 1958 la Madre María de Jesús fue a Roma para pedir apoyo y guía. Con el paso de los años, fue desarrollando el carisma primigenio, enriqueciéndolo en la oración con un profundo sentido trinitario y con la espiritualidad de la mística española. Impulsó la misión con una dinámica nueva, basada en las orientaciones doctrinales del Santo Padre Juan Pablo II, en todos sus escritos sobre la vida consagrada y apostólica. De esta manera, aportó unas características específicas al modo de vivir el Carisma y la vida religiosa, tal como fue inspirada por Dios.

De 1993 a 1998 perseveró con especial insistencia y docilidad en acudir a la Santa Sede para pedir en nombre de la Provincia que ésta fuese constituida como nuevo Instituto nacido del carisma del P. Julio Chevalier (Fundador de los Misioneros del Sagrado Corazón y, más tarde, de las Hijas de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, de Issoudun, en 1874), con una nueva espiritualidad, acción apostólica y vida comunitaria. El 8 de septiembre de 1998 la Iglesia reconoció un nuevo Instituto de Derecho Pontificio, el de Hijas de Santa María del Corazón de Jesús, al que Madre María de Jesús había dado identidad, espíritu y vida. Por eso, el día 4 de octubre del mismo año, en el primer Capítulo General que se celebró, quedó elegida por unanimidad (excepto su propio voto) Madre General del nuevo Instituto. Las Constituciones del Instituto fueron aprobadas por la Congregación para los Institutos de vida consagrada el día de la Natividad de Nuestro Señor, 25 de diciembre de 1998.

Además, antes de finalizar el Año Santo de la Redención de 1983-1984, la Madre funda un movimiento de oración juvenil llamado DOYMAR: Discípulos Orantes Y Mariano - Apostólicos de la Redención, con el deseo de responder a la llamada del Santo Padre Juan Pablo II a la juventud, para promover entre los jóvenes de las obras apostólicas deseos de servir a Cristo con la vida entera, a través de los distintos caminos vocacionales en los que son llamados a dar gloria a Dios. En la actualidad, este movimiento está extendido también en América.

La Madre María de Jesús es la fundadora de las 32 comunidades en todas las Obras Apostólicas que tiene el Instituto actualmente. Las Hijas de Santa María del Corazón de Jesús están presentes en España, Roma, Estados Unidos, México, Centroamérica, Perú y Chile.

La actual Superiora General es la Madre María del Mar Merino, elegida en el Tercer Capítulo General celebrado en mayo de 2011.

El lema del Instituto, ‘Amado sea en todas partes el Sagrado Corazón de Jesús’, refleja el deseo de sus miembros de llevar el amor de Cristo a todo el mundo como contemplativas y misioneras del amor Trinitario de Dios, revelado en Cristo. Rezan por el Santo Padre, los obispos y los sacerdotes, para que sus corazones sean reflejo del corazón sacerdotal de Cristo.

Su carisma es la consagración a Dios en unión con María para, en correspondencia al Amor del Corazón de Jesús, rendirle un culto de adoración, amor y reparación, especialmente en la Eucaristía; participar en su misión de Amor redentor y manifestar en la propia vida, los sentimientos del Corazón Sagrado de Jesucristo. Su espiritualidad es la oración y contemplación centrada en el Corazón de Jesús, especialmente en la Eucaristía.