Monseñor Ciriaco Benavente, obispo de Albacete y presidente de la Comisión de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española (CEE), presidió este domingo en Madrid un funeral por las 3.000 personas que han fallecido en el Mediterráneo en lo que va del 2016, una Misa organizada por la Comunidad de Sant’Egidio y otras diez asociaciones en España.
«Nos hemos acostumbrado a escuchar las noticias de las muertes de los migrantes y refugiados como quien oye llover», afirmó monseñor Benavente durante la homilía de la Misa que se celebró bajo el lema Morir de esperanza.
Según datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) en los dos últimos años, se estima que han sido unas 10.000 personas las que han muerto intentando llegar a las costas europeas a través del mar.
El obispo de Albacete destacó que es absolutamente necesario «mantener viva la preocupación por estos hermanos que sufren y mueren».
Recordando unas palabras del Papa Francisco, el prelado cuestionó si «la globalización de la indiferencia también nos ha secado a nosotros las lágrimas» ya que estamos ante «una situación de verdadera emergencia, que reclama respuestas urgentes que no están llegando».
«No podemos olvidar los dramas de tantas personas que huyen de bombardeos ciudades derruidas, que llevan años en campos de refugio parecidos en ocasiones a campos de concentración. No es extraño que asuman el riesgo de lanzarse a la aventura agarrándose a cualquier resquicio de esperanza», afirmó durante la Misa.
Durante la jornada de delegados de Pastoral de Migraciones celebrada el pasado mes de junio en Madrid se animó a «seguir el ejemplo de Italia con la creación de corredores humanitarios».
Sin embargo desde el gobierno español no se han pronunciado al respecto. Por eso el presidente de la Comisión de Migraciones afirmó que a pesar de que España atraviesa un complicado momento político «sería bueno que dieran un paso adelante y autorizaran» estos corredores humanitarios.
En ese sentido monseñor Benavente también subrayó que «los muros y las vallas, antes que ser realidades físicas, son muchos y vallas que tenemos en el corazón de cada uno de nosotros».