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Lunes, 11 junio 2018 11:59

Monseñor Martínez Camino, a los matrimonios de oro y plata: «La fidelidad ha vencido en vosotros al mal»

Monseñor Martínez Camino, a los matrimonios de oro y plata: «La fidelidad ha vencido en vosotros al mal»

Este domingo, 10 de junio, monseñor Juan Antonio Martínez Camino, SJ, presidió una Eucaristía en la catedral de Santa María la Real de la Almudena para dar gracias a Dios con los matrimonios que este año celebran sus bodas de oro y plata. «Estamos muy contentos de celebrar la acción de gracias a Dios por vuestro amor fiel, que ha durado y perdurado en el tiempo durante 25 y 50 años», dijo el obispo auxiliar de Madrid a los 170 matrimonios que llenaban la catedral y a sus familiares.

«Hoy celebramos vuestro amor fiel» y «es precioso celebrar los dones de Dios, a los que nosotros contribuimos humildemente con nuestras debilidades y pecados», recordó el prelado a los fieles madrileños allí congregados. Una misión que «exige» tener el corazón grande «para celebrar, de manera especial, el amor de unos esposos que dura en el tiempo».

Monseñor Martínez Camino subrayó que «le damos gracias a Dios con vosotros porque la fidelidad ha vencido en vosotros al mal». Vosotros «habéis sabido superar las tensiones, incluso algunas rupturas más o menos pequeñas, a fuerza del amor de Dios, que está en el corazón de los esposos que han unido sus vidas como Cristo se ha unido a la Iglesia».

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Un amor, como el de Cristo, sacrificado y creador

El prelado destacó la importancia del sacrificio, del perdón y de la comprensión, gestos que se traducen en una sola palabra: el amor. «Porque el amor es sacrificado y perdonador, no es buena suerte, ni buen rollo, ni buenas sensaciones… es mucho más», remarcó. El amor «es fuerza divina que saca bien del mal, es sacrificado y creador, como el amor de Cristo en la Cruz, como lo es el mismo Dios». Y el amor de los esposos es, incluso, «cocreador de vida humana».

En el «matrimonio verdadero», incidió, «sucede el milagro de vivir el uno para el otro, la victoria del amor». Ahí, «se realiza la humanidad verdadera», porque «se cumple la voluntad divina, que es voluntad de vida en plenitud para el ser humano». Y sucede esa victoria, dijo, «porque se ha librado bien la batalla y se ha luchado el buen combate de la fe, que se libra con la familia de Jesús». De repente, un silencio contemplativo en la mirada de los matrimonios presentes predijo la única manera de librar ese combate… «Con Él a la cabeza y en medio de nosotros».

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 «Lo mejor está por venir»

«El matrimonio verdadero es una iglesia doméstica, de casa, como son vuestros matrimonios. Porque es familia de Jesús». Con esa convicción, que recapitularía el resto de la celebración, el obispo confesó que «el amor vence en todo porque ha vencido en la Cruz y en la Resurrección del Señor». Y hoy, añadió, «ponemos sobre el altar vuestros años de fidelidad en el amor conyugal y el futuro que Dios os tiene preparado». Un futuro que, tal y como concluyó, augura una esperanza matrimonial que todavía conserva mucha vida por celebrar: «Lo mejor está por venir».

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