Madrid

Martes, 22 enero 2019 10:26

María José Plaza Bravo y Marcos Carrascal Cavia, nuevos presidentes diocesanos de Hermandades del Trabajo-Centro de Madrid

María José Plaza Bravo y Marcos Carrascal Cavia, nuevos presidentes diocesanos de Hermandades del Trabajo-Centro de Madrid

El consejo de las Hermandades del Trabajo-Centro de Madrid eligió pasado mes de junio a María José Plaza Bravo y Marcos Carrascal Cavia como presidentes diocesanos para los próximos cuatro años. Marcos Carrascal sucede en la presidencia a Pedro Martín Nogal, quien estuvo al frente de este cargo durante ocho años. Por su parte, María José Plaza ha sido reelegida por segunda vez en un tercer mandato consecutivo.

María José y Marcos nos cuentan cómo están siendo los primeros meses de su presidencia, qué retos se han marcado o cómo ven ellos el futuro de Hermandades.

Primeros meses al frente de su mandato

P.- ¿Cómo están siendo estos primeros meses en la presidencia de Hermandades del Trabajo-Centro de Madrid?
R.- María José: Primero me gustaría dejar constancia de mi agradecimiento por la confianza que el consejo del Centro de Madrid ha depositado en mí humilde persona en mi reelección al cargo. Por mi parte, continuar con la línea de trabajo de renovación que Hermandades del Trabajo – Centro de Madrid ha iniciado, con la ayuda de Dios y el apoyo de los órganos de gobierno, para poder seguir contribuyendo a la promoción integral de los trabajadores y para ser una voz activa del mensaje de Cristo en el medio social, siempre en consonancia y al servicio de la Iglesia y con leal colaboración con nuestro cardenal.
Marcos: Pues para mí claramente de toma de contacto. De descubrir lo que es Hermandades del Trabajo desde un punto de vista distinto del que tenía. Con lo que implica de un conocimiento mayor y una responsabilidad distinta lo que supone más dedicación y toma de decisiones, que antes no tenía ni me planteaba.

P.- Marcos, ahora que estás en la presidencia ¿cómo ves a Hermandades del Trabajo?
R.- Marcos: La veo con sus luces y sus sombras, con mayor intensidad unas y otras dado el mayor conocimiento desde dentro. En cualquier caso mi visión de Hermandades del Trabajo se ha hecho más completa y más nítida pero no ha variado sustancialmente.

P.- María José, ¿qué te ha motivado a presentarte por tercer año consecutivo a la reelección?
R.- María José: Hermandades del Trabajo necesita vocaciones al servicio del mundo del trabajo, en esta tesitura no existía una causa de fuerza mayor que me impidiera dar un paso adelante. Desde el primer momento he notado que Dios ayuda y capacita para realizar la responsabilidad y el compromiso para el que te llama. Además, para mí es un auténtico honor el equipo de trabajo con el que desarrollo esta labor, es todo un lujo; no dejo de aprender y de crecer -tanto en conocimientos como en habilidades- que me ayudan en mi vida personal e, indudablemente, en mi vida profesional.

Ser presidentes de Hermandades del Trabajo

P.- ¿Es fácil ser presidente de Hermandades del Trabajo-Centro de Madrid?
R.- María José: Si te pones en manos de Dios y, con sencillez, le pides ayuda, luz y serenidad; todo es posible, la gracia te capacita, doy fe. Miras para atrás y hay tantas cosas que te sorprenden positivamente. Las responsabilidades imponen pero si no salimos de nuestra zona de confort, un día te despiertas y caes en la cuenta de que te ronda el riesgo de que la mediocridad se vaya adueñando de tu vida.
Marcos: En la vida el desempeño de tareas que impliquen responsabilidad nunca es fácil, si se quieren realizar de forma responsable. Todo aquello que implique el contacto con personas tiene su dificultad. A veces las personas tenemos expectativas y si no se cumplen, bien porque no sea posible, bien porque no sea oportuno, se produce desencanto, frustración y dolor. El contenido y las responsabilidades de la presidencia las voy descubriendo y te puedo asegurar que no son fáciles aunque tampoco sospechaba que lo fuesen.

Su llegada a Hermandades del Trabajo

P.- ¿Cómo llegasteis a Hermandades del Trabajo-Centro de Madrid?
R.- María José: Hermandades del Trabajo siempre ha estado presente en mi vida puesto que mis padres eran afiliados y ambos participaban de la vida del Centro. Personalmente, al finalizar mi carrera universitaria, con la incertidumbre de una nueva etapa vital: la incorporación al mundo del trabajo buscaba un grupo de vida cristiano, y me conquistó la identidad apostólica-social de este movimiento. Encajó perfectamente en mis expectativas y la búsqueda finalizó porque supe que estaba donde quería estar.
Marcos: Por las sendas que nos pone el Señor. Allá por el año 2000 llegaba el periodo vacacional y nos planteábamos ir a algún sitio, providencialmente apareció por el servicio, en el hospital donde trabaja mi mujer. Manoli le habló de Hermandades del Trabajo, que tenía hoteles y residencias, nos informamos y nos apuntamos a una tanda en el Hotel Ntra. Sra. Del Rocío. A partir de ahí, el Señor nos ha ido guiando, acompañados por distintos militantes, dirigentes y consiliario, nos fuimos involucrando más. Luego llegaron los terceros domingos, catecumenado, militancia… Especialmente relevante fue el catecumenado en el que participamos dirigido por el consiliario D. Juan Carlos Carvajal, en el que se recuperaron o asentaron las bases de nuestra fe para muchos de los participantes, y de ahí continuar y crecer en nuestra vida de fe.

Compatibilizar la presidencia de Hermandades del Trabajo con el día a día

P.- ¿Es difícil conjugar la presidencia con vuestro día a día?
R.- María José: Es posible con la serenidad que te brinda la Fe, se trata de ir priorizando sin perder la capacidad de respuesta cuando surge algún tema importante y urgente. Nos gustaría ser más rápidos pero la realidad se impone y vamos lentos pero seguros. El que quiera rapidez, que venga a arrimar el hombro, es así de sencillo.
Marcos: La verdad es que el tiempo y las fuerzas son limitadas. Las responsabilidades profesionales en un mundo tan competitivo como el que nos ha tocado vivir hacen que le tengas que dedicar la jornada laboral y cuando finaliza, depende en qué puestos profesionales, muchos días te llevas para casa en la cabeza, problemas y cuestiones a resolver, es inevitable. Si a esto unimos todo lo que conlleva la presidencia de Hermandades del Trabajo. Las claves son: tener claro lo nuclear de la misión, llegar hasta donde se pueda, saber delegar, confiar en los responsables y su misión encomendada: en los departamentos, servicios, hermandades, áreas y ponernos en las manos de Dios.

Laicos al frente de este tipo de organizaciones

P.- ¿Es bueno que en organizaciones de este tipo haya laicos al frente de ellas?
R.- María José: Esta es la identidad que nuestro fundador, el siervo de Dios D. Abundio García Román, quiso que tuviera, mejor dicho, no es que lo quisiera es que así se lo inspiró el Espíritu Santo. Para que Hermandades del Trabajo sea Hermandades del Trabajo son los laicos quienes deben llevar las riendas – esto no es negociable- en leal colaboración con los consiliarios, naturalmente. Hay veces que los laicos le ponemos un puntito de realidad a las cosas que viene bastante bien. Desde aquí me gustaría mandar un fortísimo abrazo a nuestros consiliarios, a D. Ignacio María Fernández, un auténtico pastor con una magnífica formación y una sensibilidad social acertadísima; a D. José Natalino Rendo, sacerdote venezolano que se ha incorporado este curso y estamos todos maravillados por su personalidad y lo buena gente que es y, ¡cómo no! D. Julián Serrano, un veterano «reclutado» por D. Abundio.
Marcos: Creo que sería impensable lo contrario. En un momento en que en la Iglesia se redescubre la importancia y la misión del laicado sería impensable que a este tipo de movimientos se les privase «de facto» de la iniciativa y las funciones de los laicos; por ejemplo Hermandades pasaría a ser otra realidad, otra organización. Es más, creo que debemos velar, en este tipo de organizaciones por el bien de los propios movimientos y su autenticidad, para que las decisiones y directrices no se marquen desde otras instancias distintas al laicado. Otras instancias deberán sugerir, orientar, supervisar, impulsar pero en modo alguno dirigir. Dejar el Movimiento en otras manos que no sean las de los laicos, es sin duda un riesgo y una tentación que, bien por comodidad, bien por presiones o bien por dejación de nuestras responsabilidades de laicos, están ahí pero de la que debemos de huir. Caer en dicha tentación, desde mi punto de vista, no sería bueno ni para este tipo de organizaciones y, lo que es más grave, sobre todo no sería bueno para la Iglesia que volvería a caer, una vez más, en errores pasados.

Retos para los próximos cuatro años

P.- ¿Qué retos os habéis marcado en vuestro mandato?
R.- María José: Junto con nuestro consiliario diocesano, funcionamos con un estilo de trabajo en equipo altamente gratificante, el reto es uno: ser lo que tenemos que ser para la promoción integral de los trabajadores. Sin miedo a la realidad y con la audacia que nos da sabernos en manos de Dios.
Marcos: Ya he comentado en otras ocasiones que yo no me he postulado para este puesto. Si me hubiese postulado tendría pensado unos objetivos, unas metas, un equipo de colaboradores, unos medios y un itinerario. La realidad es que no me he postulado, no me lo esperaba, no tengo nada preparado y voy descubriendo día a día, junto con María José Plaza, la misión en la realidad concreta a fecha de hoy. Un buen reto se me ocurre que sería tratar de facilitar la vivencia del carisma a los militantes y dar respuesta a alguna de las necesidades reales de hoy, a nuestros afiliados y trabajadores en general. Esto siempre teniendo en cuenta nuestra realidad, nuestros recursos y medios de todo tipo: humanos, materiales y espirituales.

El futuro de Hermandades del Trabajo

P.- ¿Cómo veis el futuro de Hermandades del Trabajo?
R.- María José: El futuro depende de la autenticidad de todos los militantes de España y de América. Es claro que necesitamos vocaciones. El futuro no está escrito, que sea lo que Dios quiera.
Marcos: La militancia y la afiliación va bajando y la edad media subiendo, las incorporaciones son escasas. Si lo mirase desde una óptica exclusivamente humana te diría que sobran razones para el pesimismo. La confianza viene de la mano de Dios. Como católicos debemos pasar por la vida tratando de descubrir lo que Dios quiere que hagamos, aunque no siempre veamos el horizonte despejado, que se lo pregunten a María en la Anunciación, no entendía ni veía nada pero se fio. El futuro está en manos de Dios y será el que tenga que ser y si no es así que no sea porque yo no hice mi parte; esa actitud da confianza y evita agobios que no llevan a ninguna parte.

El significado de Hermandades del Trabajo

P.- ¿Qué significa para vosotros Hermandades?
R.- María José: Hermandades del Trabajo me ayuda a ser mujer que Dios quiere que sea. He conocido a hombres y mujeres maravillosos, algunos nos han dejado y con otros tengo la inmensa providencia de seguir compartiendo la vida. Al hilo de esto, me gustaría expresar mi admiración y entrañable cariño hacia Pedro Martín Nogal, con el que he compartido la presidencia diocesana durante ocho años.
Marcos: Un camino en el que Dios me ha puesto, junto con otras personas, para hacer una serie de etapas de la carrera que es mi vida. He conocido personas que me han regalado su amistad y de las que he recibido apoyo humano, espiritual y su ejemplo. He disfrutado de los servicios: residencias, hoteles, seminarios, grupos de oración, grupo apostólico. Y me ha permitido crecer y disfrutar en mi vida, humana y espiritualmente. He colaborado para que otros disfruten y encuentren aquí lo que yo encontré en un momento de mi vida y puedan seguir disfrutando y, si se sienten llamados y con fuerzas, colaborando.

Militante y dirigente de Hermandades del Trabajo

P.- ¿Qué significa en este tiempo ser militante y dirigente de Hermandades del Trabajo?
R.- María José: Significa la oportunidad de aportar mi modesto granito de arena por un mundo mejor, significa mi esfuerzo por colaborar por la cultura de la vida y del encuentro. Significa romper ese discurso improductivo del «si es que yo no puedo hacer nada». Significa intentar (y, en ocasiones lograr) que las cosas sean como Dios quiere que sean.
Marcos: La militancia significa para mi vivir mi vida cristiana en los ambientes donde me muevo. Ambientes que no son ni más difíciles ni más fáciles que otros pero son en los que Dios, pensando en mí, en mis posibilidades y capacidades, me ha puesto para que colabore en la creación de un mundo mejor. Dirigente de Hermandades del Trabajo significa aportar tus cualidades para un mejor funcionamiento del Movimiento. Trabajando y coordinando en estrecha colaboración con todos los órganos del movimiento.

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