Madrid

Viernes, 01 febrero 2019 14:32

Javier Cuevas, a la Vida Ascendente: «A pesar de vuestras flaquezas, tenéis mucho que ofrecer a nuestro mundo»

Javier Cuevas, a la Vida Ascendente: «A pesar de vuestras flaquezas, tenéis mucho que ofrecer a nuestro mundo»

La catedral de Santa María la Real de la Almudena ha acogido este viernes, 1 de febrero, una Eucaristía para conmemorar a los santos patronos del movimiento de Vida Ascendente, san Simeón y santa Ana.

La celebración, presidida por el vicario episcopal de Acción Caritativa, Javier Cuevas, ha congregado a más de 500 militantes que, con la luz de Jesús reflejada en sus miradas, han dejado entrever cómo la fe se hace más grande tras vencer al dolor en cada batalla de esta frágil vida.

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Una alegría escrita en sus miradas

 «Es un gozo y una alegría para la catedral y para mí presidir, en el Año Santo Jubilar, la celebración de la fiesta de los patronos de Vida Ascendente». Con estas palabras, el vicario episcopal de Acción Caritativa comenzaba una Eucaristía colmada, de principio a fin, de esa ternura que deja el poso de Dios en el corazón de los mayores.

«Nuestra fe ya comprende y ha conocido de dónde viene la luz de este mundo», ha recordado Cuevas, «y a lo largo de tantos años, hemos ido viviendo –dentro de la Iglesia y a través de Vida Ascendente– lo que significa la oración que dijo Simeón, y que hoy acogemos con gran gozo, porque hemos visto al Señor que nos da la luz».

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Vida Ascendente «no es una luz a punto de extinguirse»

Una luz, ha incidido el vicario, con el corazón de todos los presentes sosegado y en paz, que «nos viene dada como un regalo que Dios nos hace a través de María en Jesucristo». Y para Vida Ascendente «no es una luz mortecina o a punto de extinguirse», sino que «es una luz viva y fuerte». Por ello, «celebrar una fiesta en Vida Ascendente supone, en las personas mayores, que estamos contemplando un futuro lleno de esperanza». Porque «a pesar de vuestras flaquezas, tenéis mucho que ofrecer a nuestro mundo».

La vida apostólica de vuestro movimiento, ha subrayado Javier Cuevas, «tiene una gran actualidad y responsabilidad», ya que «en todos los momentos de la vida, y sobre todo cuando se acerca la ascensión a nuestro padre, necesitamos estar sostenidos por la fe y por la compañía de la Iglesia, sin dejar de ser testigos y misioneros». Una tarea rasgueada con un denominador común: Jesucristo. «Si cada uno de los ancianos siente que es una luz para que otros no se sientan perdidos, entonces es cuando seremos verdaderamente apóstoles y testigos». Con esta misión, ha concluido el vicario, antes de continuar con la celebración «pedimos al Señor que seamos capaces de acoger en nuestros brazos y en nuestro corazón a la Luz del mundo: Jesucristo, muerto y resucitado».

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Amistad, espiritualidad y apostolado

Entre los presentes se encuentra Conchita, quien pertenece a Vida Ascendente desde hace 24 años. «La Vida Ascendente es muy importante porque ya somos mayores y necesitamos un poquito de cariño, de compañía y de amistad, que es como surgió en París, hace muchos años, este movimiento», destaca. «Cuando ya eres mayor, necesitas de estos detalles», continúa la madrileña, al tiempo que describe los tres pilares fundamentales que describen al movimiento: «la amistad, la espiritualidad y el apostolado». Estas tres claves «nos unen», y «ahí vamos progresando, tanto humana como religiosamente, para vivir el Evangelio».

Pilar, a su lado, incide en lo que aporta la Vida Ascendente a la Iglesia, que es «muchísimo». Además, Paquita apunta que han hecho grandes amistades, pues «salimos juntas a comer, vamos de excursión… y esto nos hace mucho bien cuando somos ya mayores».

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«Podemos aportar mucho a la Iglesia»

Al tener «mucha edad», recuerda Pilar, también de Madrid «tenemos mucha experiencia, y ofrecemos una vida más fuerte, segura, firme y de más amor al Señor y a la humanidad entera». Y, por eso, «podemos aportar mucho a la Iglesia».

«Lo que no podemos pensar es que, por ser mayores, ya se ha acabado nuestra vida», apunta, de nuevo, Conchita. «Porque tenemos la misma ilusión de cuando teníamos 14 años, y cada vez con más ansia de conocer más y más al Señor, y de que los demás lo conozcan, lo amen y que sean felices: que es lo que el Señor quiere para nosotros».

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«Seguiremos aquí hasta que Dios nos llame»

También se encuentran en la catedral Rafael y Marina, responsables del grupo de Jesús y María. «La Vida Ascendente es muy importante, lo primero porque hay muchos mayores», asevera Rafael, «y normalmente estamos muy solos, un poco dejados con respecto a la fe». De esta manera, «nos reunimos, ponemos nuestras cosas en común y lo hacemos en comunidad para aumentar nuestra fe».

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Para nosotros Vida Ascendente «es imprescindible», recalca su mujer, Marina, porque «ya nos sentimos una familia y sabemos que no estamos solos». Y «sabemos que seguiremos aquí hasta que Dios nos llame».

Y lo hacen, a la luz de sus patronos –san Simeón y santa Ana–, con el propósito de reflejar la luz de Jesús: «Lo hacemos, también, de cara a la familia, que es muy importante hoy en día, para transmitirles la fe y para que vean en nosotros un ejemplo de fe, de amor y de vida».

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