La diócesis de Madrid celebra este sábado, 16 de marzo, en el Seminario Conciliar, la XXXIV Jornada Diocesana de Enseñanza, que se centrará en el estudio de la persona como centro de la misión educativa.
El lema –Nuestra misión: la educación. Nuestro centro: la persona– responde a que «somos muchos los educadores cristianos en la archidiócesis de Madrid con una única misión: educar». Así lo ha destacado la coordinadora de Enseñanza de la Vicaría VI, Soledad Fernández–Marcote, en el Informativo Diocesano de TRECE. Y educar «en profundidad», ha reconocido la profesora a Irene Pozo, la directora del programa, tanto «humanizando» como «transformando nuestra sociedad», y siempre «con la persona en el centro».
«Jesús rompió las fronteras»
Fernández–Marcote ha incidido en la importancia de la persona, un estilo de vida que «es muy evangélico y muy de Jesús». Porque Él, por encima de lo que otros pensasen o hiciesen, «rompió las fronteras, el qué dirán, lo que la gente esperase…».
El objetivo del encuentro, al que están invitados todos los educadores cristianos de Madrid, es «consagrarnos y darnos cuenta de que es importante caminar juntos y que nuestra misión es única», reconoce la coordinadora. Porque «la educación es fundamental para la sociedad y para la Iglesia».
Una Iglesia «al servicio de la persona»
Abrazada al deseo de que la Iglesia esté cerca de la gente que tiene menos fácil el acceso a la educación, ha incidido en centrar la mirada en la persona: «Nunca como ahora hemos tenido tantas posibilidades; desde el lenguaje del arte, las nuevas tecnologías, etc., hemos de aprovecharlo todo, como siempre ha hecho la Iglesia».
El Papa Francisco insiste en que el mejor servicio que se puede prestar a la sociedad es la educación. Un propósito al que Soledad se une de principio a fin… «Ojalá nuestra sociedad y nuestros políticos lo entendiesen así». Un deseo que, a la luz del Santo Padre, encierra la razón de este encuentro: «Muchas veces es un gasto para ellos y no una inversión». Y «si algunos entendiesen que la educación es un servicio buenísimo a la sociedad, se involucrarían mucho más». Tal y como sí hace la Iglesia, concluyó, que «siempre pretende estar al servicio de la persona»