«Es una gracia poder celebrar la Eucaristía en este Año Jubilar Mariano y encontrarnos con nuestra Madre, para hacer caso a su propuesta en momentos de dificultad y ver cómo Ella nos acompaña para vivir lo que el Señor quiere de nosotros». Con estas palabras de bienvenida, el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, recibió el pasado sábado, 23 de marzo, en la catedral de Santa María la Real de la Almudena, a los miembros de la Red Ignaciana de Madrid.
Tomando en sus manos la parábola del Buen Pastor, el purpurado subrayó que el Señor nos da una misión: «pastoread a los hombres», sabiendo que «todos los cristianos tenemos que ser pastores de nuestros hermanos», como lo hace Él, «con bondad y misericordia». Una misión que exige «estar dispuestos a ir en búsqueda de los que habitan apartados en la maleza». Y llevarlo a cabo, reconoció el cardenal, como Él lo ha hecho: «perdonando y complaciéndose en su misericordia».
En este sentido, el cardenal Osoro destacó que, si hay algo especial en la Compañía de Jesús, de cuyo carisma bebe la Red Ignaciana, «es, precisamente, estar dispuestos a ir a todos los caminos por los que están los hombres y hacer esa provocación que hace Jesús». «Si queréis seguir los pasos de Ignacio de Loyola, debéis salir a los caminos a encontraros con todos los hombres», recordó a los presentes.
La Red Ignaciana, explicó el purpurado, «embellece nuestra Iglesia diocesana», porque «la belleza viene por la capacidad y la entrega que hombres, mujeres y jóvenes de todas las condiciones son capaces de entregar en la vida de la Iglesia», y «vosotros estáis entregando esa parte del carisma ignaciano que tanta belleza, a través de la historia, ha entregado a la Iglesia».
«Mantener conciencia de pertenecer a algo mayor»
La peregrinación de la Red Ignaciana a la catedral en el Año Jubilar Mariano sirvió de encuentro anual de las distintas comunidades de laicos de espiritualidad ignaciana de la capital. En ella participaron el provincial de la Compañía de Jesús en España, el padre Antonio España, SJ; el vicario de Vida Consagrada de la diócesis, padre Elías Royón, SJ, y el presidente de la red, Gabriel Castañón, además de centenares laicos y sus familias.
«Mantener un encuentro anual nos ayuda a mantener conciencia de pertenecer a algo mayor que nuestras comunidades. Sentirse parte de un todo es algo que ayuda mucho», detallaba Gemma, de la comunidad CVX Galilea, el mismo sábado.