Los jóvenes quieren cambiar el mundo con la fuerza del amor. Esta es la revolución que puede desbaratar los grandes poderes de esta tierra: la revolución del servicio, de la entrega y de la ternura. Con el corazón de los protagonistas enraizado en esta admirable tarea, acaba de concluir el Parlamento diocesano de la Juventud. Una propuesta con un compromiso común, centrado en aterrizar sus conclusiones en la diócesis gracias a un nuevo organismo permanente formado por jóvenes.
El pasado sábado, 18 de mayo, la parroquia San Juan de la Cruz abría sus puertas para acoger un nuevo Parlamento. Acompañados por el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, y por el obispo auxiliar de Madrid, José Cobo, los jóvenes de Madrid pudieron dar continuidad al trabajo que ya se hizo para el Sínodo de la Juventud. Y lo hicieron, una vez más, convencidos de su tarea, mediante diferentes propuestas para implantar en la Iglesia que peregrina en Madrid.
De la mano del Papa Francisco
Juan Rivas, estudiante de Ingeniería Industrial y cursillista, no quiso perderse ni un solo detalle del encuentro… «Me gustó mucho la idea de que el Papa Francisco quisiera preguntar a los jóvenes qué piensan, creo que es una idea muy rompedora», destaca, mientras reconoce que hay temas «muy urgentes» que deben ser claves en la vida de un cristiano. «La soledad es uno de ellos, o la debilidad de las estructuras que nos unen, como la familia y la comunidad». Por ello, «nos propusimos aterrizarlo todo en unas conclusiones, y luego trazar algunas guías para trabajar desde la Iglesia». Así, «hemos puesto por escrito lo que más necesitamos los jóvenes y qué se puede hacer mejor desde la Iglesia».
La mirada de Rivas, con solo 20 años, deja entrever un compromiso donde Jesús brilla con una fuerza inusitada. Y en sus manos, las ganas de «hacer Iglesia» mediante algunas sugerencias como «fomentar aún más los grupos de jóvenes de la parroquia, dar más visibilidad al voluntariado o favorecer el acompañamiento de las personas solas». Propuestas «no solo para sacerdotes», ni «tampoco solo para jóvenes», sino para toda la comunidad cristiana… «Son para todos, para que las llevemos a cabo todos juntos», revela Juan.
«La Iglesia tiene que movilizarse para llegar a las periferias sociales»
También estuvo presente Pablo Añorbe. Este joven de la basílica de Atocha reconoce que «ha sido un lugar de encuentro y diálogo» con los jóvenes «bastante interesante».
Además de destacar el ambiente y la acogida, Añorbe comenta una circunstancia muy repetida durante los Parlamentos: «Puedes hablar de temas que con otra parte de la sociedad no puedes hacerlo». Y recuerda, asimismo, la propuesta del cardenal Osoro, de instaurar un Plan Diocesano de Misión. «La Iglesia tiene que movilizarse para llegar a las periferias sociales con los jóvenes que no encuentran su camino»; por tanto, «nosotros tenemos que movernos y actuar conforme a los temas que hemos estado hablando aquí». Realmente, «me parece una idea brillante para ser una Iglesia activa, que llegue a todo el mundo», reconoce.
«El clero está para ayudar a los jóvenes»
Circunstancia que corrobora Carlos Padilla, el presidente del Parlamento de la Juventud. «El propósito del Parlamento es trabajar y entrar en acción», y «lo más importante son las propuestas». Por tanto, «es necesario que haya un brazo de acción para ejecutarlas», asevera.
Este nuevo organismo propuesto por el pastor de la Iglesia madrileña estará formado por varios miembros permanentes que se encargarán de ejecutar las conclusiones en el área pastoral correspondiente, de reunirse con el clero y de supervisar que se lleven a cabo. «Los primeros que están de acuerdo con esto son los obispos. El clero está para ayudar a los jóvenes, pero si no les damos a conocer lo que queremos, entonces poco podrán hacer», resume Padilla.
En cuanto a las aportaciones de los jóvenes, el presidente del Parlamento destaca dos claves concretas: «Hemos visto muy necesario reforzar el acompañamiento individual y personalizado hacia cada joven, no conformarnos con que forme parte de un grupo y ya está». Y, además, destaca la necesidad de pedir a la Iglesia que se replantee «cómo está utilizando sus medios de comunicación», porque «la verdad es que su mensaje no nos está llegando». En este sentido, «hay que repensar todo esto y darle originalidad, no tener miedo a tomar iniciativas». Y este «es uno de los temas que más salieron durante el Parlamento», concluye.
