Madrid

Jueves, 23 mayo 2019 10:52

Cardenal Osoro, a los voluntarios de Pastoral de la Salud: «Daremos salud y vida a los hombres si vemos en cada uno de ellos a Cristo mismo»

CardenalOsoro EscuelaPastoral Salud

«Esta escuela nos enseña a dar la mano y a caminar con aquellos que sufren por la enfermedad, por la soledad». En el corazón de todas y cada una de estas palabras, se encuentra la mirada del cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, quien clausuró este miércoles, 22 de mayo, el tercer curso del programa de formación 2016-2019 de la Escuela de Pastoral de la Salud.

La parroquia San Juan de Ribera acogió esta Eucaristía de clausura, concelebrada por el vicario episcopal para el Cuidado de la Vida, Javier Cuevas, y dirigida a los voluntarios de Pastoral de la Salud. En su homilía, el prelado madrileño destacó que «estamos en la vida haciendo un camino con alegría», y no un camino cualquiera, porque «la meta es el abrazo de Dios».

Dar la mano «con alegría y celebración»

«El Señor nos invita a realizar el camino dando la mano a todos los que nos encontremos». Y hacerlo, propone, «con alegría y celebración», que «son dos palabras que pertenecen al camino de todo discípulo de Cristo».

En este camino, «estamos convocados por una persona, Jesucristo», y «no por unas ideas». Así, a su estilo y a su modo, «hemos de dar la mano como lo hizo Él, sin imponer nada a los que nos encontremos».

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«El discípulo de Jesús no puede marginar a nadie»

Poniendo su mirada en la Escuela de Pastoral de la Salud, subrayó que «se trata de dar la mano no por hacer un favor a quien lo necesite, porque nos lo hacemos a nosotros mismos, sino porque es mi hermano y necesita compañía, asistencia y lo que el Señor tantas veces nos dice en el Evangelio».

En este sentido, recordó que el Señor «hizo el camino» dando la mano a los demás… «Jesús cura a los leprosos que estaban marginados de la sociedad, a quienes los habían echado de la comunidad y no los querían tener a su lado». Aquí, confesó convencido, «está el quicio de la Pastoral de la Salud: acompañar e incorporar a la vida a todos», porque «eso es lo que quiere Jesús». Y el discípulo de Jesús «no puede marginar a nadie, esté en la situación en la que esté».

«Cuando el ser humano está dolido, hay que tocar su herida»

«El bienestar lo alcanzamos cuando nos damos al otro, no cuando nos desentendemos», insistió. Por eso «los cristianos tenemos que vivir no solamente de ideas, sino de la persona de Jesucristo que me hace salir al encuentro de los hombres y no desentenderme de nadie». Por tanto, «para encontrarnos con Cristo, no necesitamos la ley», sino «un corazón abierto»

Finalmente animó a todos los presentes a vivir «unidos a Él», para «no olvidar nunca a quien necesite de nosotros y para dar fruto abundante a este mundo en el que estamos». Daremos fruto a este mundo, insistió, «si amamos con el mismo amor de Jesucristo». Para ello, «hemos de hacer un revestimiento del amor». Y «daremos salud y vida a los hombres si vemos en cada uno de ellos a Cristo mismo», siendo conscientes de que «cuando el ser humano está dolido, hay que tocar su herida», concluyó.

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