A pesar del frío, la lluvia y las prisas que este lunes, 14 de octubre, empaparon el corazón de la capital, Obras Misionales Pontificias no faltó a su cita diaria de proclamar la Buena Nueva hasta el último rincón de la tierra. Y esta vez lo hizo de una manera especial: «El autobús, que recorrerá España, busca dar visibilidad a la campaña del Domund, con motivo del Mes Misionero Extraordinario».
Lo explica Manuel Cuervo Godoy, el nuevo delegado diocesano de Misiones. El penúltimo domingo de octubre, este año día 20, la Iglesia celebra el Domund, el día en que reza de manera especial por los misioneros y colabora con las misiones. El mes misionero es octubre, «y se llama extraordinario porque el Papa ha querido que resalte más un mes que ya es misionero en la Iglesia de siempre». Por este motivo, Cuervo, que estuvo presente durante toda la mañana en el autobús instalado en la calle Félix Boix, nos cuenta todos los detalles de esta jornada especial y misionera.
¿Por qué un autobús misionero?
El autobús busca dar visibilidad a la campaña del Domund, con motivo del Mes Misionero Extraordinario, una semana antes de que llegue ese día. Lo que estamos buscando, desde las diócesis y desde OMP, es hacer actividades extraordinarias y buscar nuevas cosas que no se hayan hecho hasta ahora para dar visibilidad a las misiones.
¿Cómo transcurrió la mañana con el autobús aparcado en la Castellana?
La visita del autobús se vio empañada por el viento y la lluvia. Sin embargo, a la gente que pasaba le llamaba mucho la atención. Tuvimos varios voluntarios, con huchas, haciendo la cuestación clásica adelantada. Pero, sobre todo, estuvimos dando a conocer las misiones y respondiendo a las cuestiones de los que se acercaron a preguntar qué hacía un autobús parado en medio de la Castellana.
La misión radica, entonces, en que la gente se interrogue, ¿no?
Exactamente. Muchas personas de buen corazón que, de pequeñas, ayudaban al Domund, se acordaban de cuando lo hacían y nos preguntaban si seguía existiendo… Ahí nos damos cuenta de que nos queda mucho por dar a conocer y por dar visibilidad. Incluso mucha gente, más allá de las parroquias, piensa que ha dejado de existir. Ahora tenemos que buscar cómo dar más visibilidad, y el autobús es un ejemplo de ese intento… Y para que la gente sepa que el Domund sigue vivo.
¿Cómo surgió la idea de vestir un autobús con las siglas del Domund?
La idea surge porque la empresa Julián de Castro nos ofrece la donación de un autobús. Nos lo presta para dos semanas. El responsable, Antonio de Castro, se lo propone al director nacional. Y así nace esto.
Antonio, que también estuvo presente, junto al director nacional de OMP, José María Calderón, y a vosotros, durante la mañana de ayer.
Sí, y estaba emocionadísimo. Nos decía que sus padres, desde el Cielo, estarían muy orgullosos de que un autobús suyo vaya con las siglas del Domund…
La gente que se acercó, ¿cómo reaccionó?
Lo reciben con sorpresa, pero con alegría. Además, la gente suele colaborar…
Este año, además, con la novedad de alguna hucha de última generación.
Así es. Alguna hucha tiene Terminal Punto de Venta (TPV), lo que facilita que aquellos que no lleven nada suelto, puedan pagar con tarjeta…
¿Podríamos decir que la gente de Madrid quiere a los misioneros?
Desde luego que sí. Siempre decimos que tenemos el mejor producto de la Iglesia. Vas con los misioneros por delante, y la gente te escucha. A veces hay que traducir, porque no solo es labor social; van a evangelizar, se encuentran una realidad y no pueden no inmiscuirse en esa realidad. El dolor del hermano no les es indiferente en absoluto. Y harán todo lo posible por ayudarle, siempre, pero el misionero deja todo por llevar el Evangelio. Eso es lo que les motiva, que responde a la llamada del Señor en su corazón. Deja tu tierra para ir a anunciarme allí donde no sea conocido…
¿El misionero llega, entonces, donde no está Dios?
No, no; el misionero no va donde no está Dios, porque Dios ya está. El misionero llega a un lugar donde Dios está, pero no es conocido, que es distinto. Porque si no, nos creemos los objetos y sujetos de la misión, y el misionero va a un lugar donde Dios está, porque, si no, a qué va…
Qué regalo que el dolor del sufriente esté siempre acompañado…
El dolor del hermano tampoco le es indiferente al pueblo de Madrid. Te lo dicen y te lo alaban. Madrid, de hecho, es una de las diócesis del mundo que más dinero da para el Domund. Y España es el segundo país del mundo que más dinero ofrece. En Madrid, por tanto, sigue muy vivo el tema del Domund y de la misión.
Después de Madrid, ¿qué?
El autobús ahora está en Logroño, después pasará por Pamplona, Valencia, Ciudad Real, Córdoba, y el día 20 vuelve a Madrid.
El Domund, mediante el testimonio revolucionario de la Verdad, cambia el corazón del mundo. Misioneros, como Manuel Cuervo en su día, que dan todo lo que tienen, de la mano de Jesús de Nazaret. Porque su amor, que sabe mucho de heridas y de cicatrices, es más fuerte que la muerte.