El 10 de noviembre, en la casa madre de las Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación, dos religiosas celebraron su profesión perpetua: Ana Belén Soriano Dionis (de Onda – Castellón) y Thais Mor Puig (de Roquetes - Tarragona). Dos jóvenes que han dicho sí al Señor para siempre. La Eucaristía fue presidida por el obispo de Tortosa, monseñor Enrique Benavent Vidal.
Atraídas por la fuerza de tu Amor, reconocerte mi Señor, Dios de mi vida fue el lema con el que se convocó esta celebración que fue un derroche de gestos, en el que el mayor de ellos fue la donación: la de Jesús en el misterio de la Eucaristía, y la de dos vidas que se entregan al Amor.
«Sé fiel a la misión que se te confíe». Este fue el deseo que la madre general, Antonia Munuera, tuvo para cada una de ellas.
La hermana Ana Belén ha regresado a Villacañas (Toledo) y Thais a Zaragoza, donde desde lo cotidiano y concreto de la vida siguen siendo instrumentos de misericordia y consolación.
«Todo para gloria de Dios y bien de los hermanos, nada para nosotras» (santa María Rosa Molas).