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Miércoles, 15 julio 2020 12:43

Novedades de la catequesis en Madrid: formación vivencial y kerigmática para un encuentro con Jesús

La Delegación Episcopal de Catequesis ha presentado sus novedades para la formación de niños y preadolescentes, que constituyen el 80 % de los que acuden a catequesis a las parroquias. Se trata de un paso adelante en el proceso de renovación del itinerario catequético que se inició en la diócesis hace cinco años y que ya se ha implantado para la fase del despertar religioso (antes de los 6 años) y la etapa de adolescentes y jóvenes (de 13 a 17 años).

Las principales aportaciones de este nuevo modelo de formación en las etapas de niños y preadolescentes son:

  • Se divide el proceso de iniciación cristiana en dos etapas no determinadas por la recepción de los sacramentos (Primera Comunión y Poscomunión), sino por el desarrollo de los cambios vitales con respecto a la experiencia religiosa: primera etapa de Iniciación Cristiana de Niños (ICN, de 7 a 10 años) y segunda etapa de Iniciación Cristiana Junior (ICJ, de 10 a 13 años). No queda predeterminado por tanto si la Primera Comunión se recibe al terminar la primera etapa –o cuando llevan dos años en el caso de que hayan recibido antes las catequesis del despertar religioso– o empezada la segunda etapa si no están suficientemente motivados y preparados.
  • La catequesis se hará por años litúrgicos (A, B o C), con 21 unidades catequético-litúrgicas (siete para cada año). Se articularán en torno a una precatequesis de búsqueda de referencias vitales a través de vídeos y películas y de sus propios contextos humanos y sociales; una catequesis kerigmática para un encuentro con Jesús a través de liturgias de la Palabra; y una catequesis formativa.
  • Ya no habrá libros de texto de tipo escolar, sino cuadernos para trabajar aproximadamente uno al mes, con códigos QR para acceder a los recursos audiovisuales: más de cien vídeos en cada una de las etapas, además de canciones y otros recursos. Estarán disponibles en un área virtual desarrollada al efecto. También se está implementando una app y un espacio de conexión online para poder seguir la catequesis ante posibles nuevos confinamientos.
  • Se dice adiós a la catequesis que enseña a creer en Jesús sin antes haber procurado el encuentro con Él. Ahora el centro de cada unidad catequética va a ser el encuentro personal y comunitario con el Señor a través del anuncio del kerigma evangélico, en el ámbito vivencial de la oración comunitaria y en el contexto del tiempo litúrgico en el que se esté.
  • Se dice también adiós a la catequesis formativa en la que solo se pretende el aprendizaje de la fe. Se buscará también aprender y entrenar la vivencia y la experiencia de la fe a través de siete aspectos de la vida cristiana: rezar; aprender (con todo el contenido del Catecismo en la primera etapa, o con las presencias de Jesús y las obras de misericordia en la segunda); cuidar (de ellos mismos a través de las virtudes, de los demás a través del arte de amar y de la naturaleza a través del cuidado de la Creación); imitar a los testigos (en la primera etapa con cómics de personajes del Antiguo Testamento, y en la segunda con cómics del testimonio de santos jóvenes virtuosos, mártires y evangelizadores); compartir los bienes y participar en la sociedad a través del mundo de las misiones y de la doctrina social de la Iglesia; y celebrar la fe a través del recorrido por las partes de la Misa en la primera etapa, o de los tiempos litúrgicos, los gestos y posturas en las celebraciones y los elementos de los demás sacramentos en la segunda etapa.
  • En todas las catequesis sobre la misión ad gentes de la Iglesia y sobre la doctrina social de la Iglesia se cuenta con la colaboración directa en su diseño de Obras Misionales Pontificias y Manos Unidas (en la primera etapa) y Ayuda a la Iglesia Necesitada y Cáritas (en la segunda etapa). Para otros temas, como el del cuidado de la Creación, se ha contado con las mesas de la Vicaría para el Desarrollo Humano Integral y la Innovación.
  • Los catequistas trabajarán con flexibilidad y capacidad de adaptación a sus grupos, porque el principal recurso no es el cuaderno o los audiovisuales sino el amor del catequista por sus catecúmenos, el acompañamiento a ellos y a sus familias, y su formación y testimonio personales.

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