La Real Esclavitud de Santa María la Real de la Almudena celebró este martes, 8 de septiembre, su fiesta anual, coincidiendo con la fiesta del nacimiento de la Virgen. «En Ella se unió el Verbo con la carne. En ella se estableció esa preparación que todos necesitamos en nuestra vida para ser también hombres y mujeres de Dios», valoró el cardenal Osoro.
El arzobispo de Madrid animó a los presentes, sentados cumpliendo las pautas sanitarias, a sentir «el gozo de tener a esta mujer como Madre, elegida por Dios para hacerse presente en esta tierra». Agradeció que, «con su sí, con el “hágase en mí según tu Palabra”, ha participado en este cambio de la dirección de la historia».
También resaltó que María es «pastora» y muestra que «hemos de ser pastores de los demás, cuidadores de quienes se acercan a nuestro lado», «especialmente a aquel que peor está y más necesita». «Cuando el Señor ha muerto en la cruz y resucitado, siempre la dibujan junto a los apóstoles en el día de Pentecostés: cuida a los discípulos y está a su lado para hacerles presente a su Hijo Jesucristo, para que nunca olviden que la salvación y la gracia han venido con Cristo», aseveró.
«Dios está con nosotros»
Asimismo, el purpurado destacó el papel de la Virgen como «esposa», incidiendo es que su relación con José es «un canto a la vida del matrimonio, un canto a la vida de la familia». La familia de Nazaret, añadió, fue una «familia excepcional y única en la que María ocupaba un lugar singular, en la que Cristo era el centro porque venía a salvar este mundo y en la que un hombre de fe absoluta en Dios colaboró».
Antes de concluir, con la mirada puesta en los miembros de la Real Esclavitud de la Almudena, recordó la historia de la patrona de Madrid, que «estaba guardada en la muralla, pero rompe la muralla, sale y se hace presente». «Algo nos quiere decir a nosotros, queridos hermanos, esta historia: hagámonos presentes como nuestra Madre, al estilo de nuestra Madre, diciendo, afirmando y mostrando que Dios está con nosotros», señaló.