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Jueves, 17 septiembre 2020 16:35

Precavidos pero con todas las ganas del mundo: así han empezado el curso en el Colegio Arzobispal - Seminario Menor

Precavidos pero con todas las ganas del mundo: así han empezado el curso en el Colegio Arzobispal - Seminario Menor

El confinamiento desbarató los planes que había para el curso pasado en el Colegio Arzobispal - Seminario Menor de Madrid, entre ellos el más esperado por los alumnos de 4º de ESO: un viaje a Polonia en junio para conocer los lugares de san Juan Pablo II en el centenario de su nacimiento. Con este motivo tenían en marcha una exposición, Juan Pablo II. Servidor. Pastor. Santo, que visitó en febrero la embajadora polaca en España y que en marzo tenía colgado el cartel de completo para todos los días.

Pero todas las contrariedades las ha suplido la alegría de reencontrarse en este arranque del curso 2020-2021 tan peculiar. «Igual de palabra no lo dicen, pero sabemos que los chicos estaban deseando volver, y además han venido majísimos», explica el sacerdote Iñaki Martín, uno de los formadores. Y a los profesores ya solo «ver sus caras, aunque sin abrazos», les llena de alegría. Un equipo que ha estado trabajando «el triple» durante este tiempo y eso les ha valido la recompensa de una valoración de 8,7 sobre diez por parte de los padres en la gestión de la pandemia.

El centro educativo mantiene la asistencia presencial de sus 113 alumnos todos los días, con todas las medidas de seguridad: «Ya de por sí los grupos en el colegio son reducidos, y las clases son muy grandes porque en su momento se hizo obra pensando en el trabajo cooperativo». No han tenido que cerrar ningún aula, aunque sí tienen algún alumno en casa por precaución por contactos con personas que han dado positivo por coronavirus, «pero pueden seguir igualmente las clases online» después de la buena experiencia de estos meses. «Estábamos ya metidos en esto y es lo que nos salvó la pandemia», reconoce Iñaki.

En realidad, como explica el formador, «el colegio en sí ya es una burbuja» por el ambiente de familia que se vive en él y por el optimismo con el que afrontan esta vuelta tan diferente. «Yo tengo amigos profesores en otros centros y percibo en ellos desorientación y desesperanza; aquí es todo lo contrario». Un optimismo que permanece aunque para este año, de momento, no han programado ninguna de las actividades habituales: las salidas mensuales (deportivas, de cultura y solidarias) y la semana cultural, «el buque insignia del colegio». «Estamos temerosos pero también muy agradecidos porque hemos podido empezar y estamos todos sanos». ¿Y el viaje a Polonia? «Dios quiera que en junio se pueda retomar…».

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Los tres pilares para el discernimiento vocacional

El Colegio Arzobispal es uno de los pilares del Seminario Menor de Madrid. Su seña de identidad, en lo que se trabaja fundamentalmente, es en el discernimiento vocacional, «que vayan descubriendo lo que Dios les pide cada día» para así saber cuál es la llamada concreta para cada uno, si a la vida sacerdotal, matrimonial, «siempre una llamada esponsal», subraya el formador. De ahí que otro de los pilares sea la comunidad vocacional, formada por alumnos del centro que viven en una zona acondicionada del edificio en un proceso de búsqueda y escucha más profunda. «Son chicos normales pero con inquietudes», y por eso se les hace un acompañamiento que básicamente consiste en, «como Moisés, descalzarse ante tierra sagrada y no estorbar».

Estos jóvenes residen en el centro de lunes a viernes y los fines de semana vuelven con sus familias. Es un ritmo intenso y exigente de oración, trabajo y estudio –«esto no es un resort»– que se combina con salidas de ocio o días de convivencia. Como la que tendrán a Fátima este próximo fin de semana los siete chavales y los dos formadores que actualmente forman la comunidad: «Vamos a poner el curso en manos de la Virgen antes de empezar la vida comunitaria, el próximo lunes, 21 de septiembre».

No será su primer encuentro tras el confinamiento. Ya se reunieron en una Eucaristía de fin de curso ofrecida por los abuelos de algunos alumnos fallecidos por el coronavirus. También acudieron a las ordenaciones presbiterales del pasado 20 de junio en la catedral de la Almudena, pues uno de los ordenandos había sido alumno del colegio. Para ellos fue muy especial; «los chicos que viven en la comunidad son muy valorados entre los alumnos» y además viven relajados su proceso, ya que «no encuentran un ambiente hostil».

Junto al colegio y la comunidad, el Seminario Menor tiene un tercer pilar: la Escuela Diocesana de Acólitos para los monaguillos de las parroquias. Con un torneo de fútbol que congregó la pasada Navidad a 200 niños, actividades de verano y la celebración del Día del Monaguillo (este curso sería la XXVII edición) entre otros, la escuela es en muchas ocasiones semillero de alumnos para el centro y para la comunidad.

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