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Jueves, 23 octubre 2014 06:29

"La esperanza de la familia - El sínodo y después", en la U. Europea de Roma

La primera fase del Sínodo concluyó y ahora es el momento para las reflexiones post-sinodales, que tienen encomendada la tarea de traducir en el tejido vivo de la comunidad de fieles los múltiples casos que surgieron durante la gran asamblea religiosa.

Un testimonio de la fecundidad de las ideas que surgieron del Sínodo tuvo lugar en el transcurso de la mesa redonda "La esperanza de la familia - El Sínodo y después", que se celebró el 21 de octubre en la Universidad Europea de Roma (UER), en el marco de los encuentros organizados por los "Círculos Culturales Juan Pablo II".

La mesa redonda fue introducida por Antonio Gaspari, director editorial de ZENIT, que, después de los saludos habituales, presentó a los distinguidos oradores: el cardenal Gerhard Ludwig Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe; Mons. Luigi Negri, presidente de la Fundación Internacional Juan Pablo II para el Magisterio de la Iglesia; Mons. Livio Melina, presidente del Pontificio Instituto Juan Pablo II para los Estudios del Matrimonio y la Familia; Constanza Miriano, periodista y escritora.

Gaspari, en su calidad de moderador de la mesa redonda, explicó que el eje principal del que nace el encuentro es el libro-entrevista con el cardenal Müller titulado "La esperanza de la familia", publicado por la editorial italiana Ares: es necesario también aclarar los malentendidos y provocaciones que han rodeado los trabajos del Sínodo. A continuación, Gaspari dio la palabra al cardenal. "Uno de los puntos centrales del texto --señaló el purpurado-- es el tema de la fe. Vivimos en una era de secularismo e incredulidad, que han debilitado la percepción sacramental".

El cardenal Müller citó la encíclica "Lumen Fidei" del papa Francisco, dedicada precisamente al tema de la fe, y la Constitución Pastoral "Gaudium et Spes", uno de los documentos más importantes del Concilio Vaticano II, que plantea, entre otros, el tema de la dignidad del matrimonio y la familia. Luego leyó un pasaje del prefacio de su libro, escrito por el cardenal Fernando Sebastián: "En el sacramento del matrimonio los fieles cristianos, hombres y mujeres, celebran con la Iglesia la fe en el amor de Dios presente y activo en ellos como miembros de la Iglesia y colaboradores de Dios para la multiplicación de la humanidad y de la Iglesia de la salvación". "Este libro --apuntó el cardenal Müller-- es una contribución para redescubrir la belleza del matrimonio cristiano".

El P. Jesús Villagrasa, LC, rector del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum, dirigió un breve saludo al público y a los ponentes, para luego devolver la palabra a los expertos.

La periodista Constanza Miriano comenzó con una afirmación relacionada con su experiencia como madre y sus creencias católicas: "Está bien tener misericordia con los divorciados --dijo--, pero hay que tenerla también con los niños. De ellos se habla poco, pero son las primeras víctimas cuando los padres siguen caminos diferentes".

A continuación, la periodista explicó que su trabajo la llevó a conocer a muchas familias, lo que ha fortalecido su convicción de que "la moral cristiana no es comparable a la burguesa"; esta última construye su "catequesis" basándose en los modelos de la televisión y el cine: unos modelos que generan decepción. "El verdadero amor se funda en Cristo y la "realfabetización" del amor pertenece sólo a la Iglesia".

Mons. Livio Melina, al agradecer al cardenal Müller por su libro y por la valentía que demostró, recordó un concepto del beato Pablo VI: la Iglesia no inventa su doctrina, sino que es intérprete y guardiana. A quién nos invita a reconsiderar los principios de la fe para que sea adaptable a nuestros tiempos --dijo monseñor Melina--, la Iglesia sólo puede responder: "No Possumus!" ¡No podemos!

"El cardenal Müller --prosiguió monseñor Melina-- argumenta el vínculo inseparable entre la verdad y la práxis. La doctrina se convertiría en abstracta y la práxis se convertiría en arbitraria, si la Iglesia hiciera `los descuentos de fin de temporada`". La misericordia no puede ser un instrumento para resolver las dificultades contingentes: los padres se preocupan de educar, incluso si a veces se ven obligados a decir cosas que, en ese momento, son desagradables para sus hijos.

El camino sinodal durará otro año --concluyó monseñor Melina-- y el cardenal Müller será "una brújula certificada para no perderse en el pensamiento débil".

Mons. Luigi Negri expresó su agradecimiento al cardenal Müller por su libro "La esperanza de la familia", "sugerente y constructivo para el futuro."

"La crisis de nuestro tiempo --recordó monseñor Negri-- coincide con la crisis de la familia, que expresa la crisis del hombre moderno: la inexorable pulverización de la vida en un contexto de opiniones en conflicto. Disminuye el compromiso del hombre en contra de su instinto; la realidad se reduce a un conjunto de objetos manipulados de acuerdo con las normas de carácter tecnológico, mientras desaparece el sentido del misterio". El prelado citó al filósofo Jacques Maritain, según el cual "la modernidad es la lucha sin motivación e ideológica entre la razón y el misterio".

Mons. Negri afirmó también que en la actualidad lo "nuevo" se basa en un concepto ya fracasado, en una revolución antropológica que, habiendo demostrado su inconsistencia, no puede ser tomada como una herramienta para la innovación. En el libro del cardenal Müller, la experiencia del matrimonio es sin embargo una experiencia auténtica de una nueva vida, donde el amor cristiano es una expresión del amor humano basado en la "gratuidad" y no en la "conveniencia" (y aquí Mons. Negri citó la "Caritas in Veritate" de Benedicto XVI para un replanteamiento global del sistema económico).

"La semilla de la nueva vida --concluyó monseñor Negri-- debe ser educada sobre la base de la fe según el pensamiento de Dios y no del mundo. El futuro es nuestro en la medida en que somos capaces de leer la vocación cristiana en toda su profundidad".

El público que llenaba el Aula Magna de la Universidad aplaudió en repetidas ocasiones las intervenciones de los ponentes. El rector de la UER, el padre Lucas Gallizia, LC, en sus conclusiones, quiso expresar una especial gratitud por esta oportunidad para la reflexión: "Una reflexión --añadió-- que continuará durante todo el año. Mientras que nuestra primera tarea es la de la oración para que el Espíritu Santo guíe a la Iglesia".

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