La Iglesia nos da la posibilidad de mirar a los santos canonizados que, con su ejemplo de seguimiento a Jesucristo, nos iluminan un camino que seguir; pero también nos permite rezar por los que nos precedieron y ver en ellos no solamente a quienes nos dieron rostro humano y lo mejor de ellos mismos, sino a quienes, junto a nosotros, confesaron o confiesan la verdad y nos sirvieron y sirven santamente.
|