El pasado domingo celebrábamos la Jornada de Manos Unidas con el lema Quien más sufre el maltrato al planeta no eres tú, que nos hace volver a la encíclica Laudato si, del Papa Francisco, sobre el cuidado de la casa común. Y también nos hace volver a escuchar aquellas palabras del Concilio Vaticano II: «Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de los que más sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo» (GS 1).
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