Oración y acción por un Madrid sin malos humos - Alfa y Omega

Oración y acción por un Madrid sin malos humos

La contaminación atmosférica causa miles de muertes cada año en España, y ha puesto a la capital en el punto de mira de la Unión Europea. Por ello, será la protagonista de la III Jornada de Oración por el Cuidado de la Creación

María Martínez López
Cada día se producen en la Comunidad de Madrid 2,5 millones de desplazamientos en coche. Foto: J.J. Guillén

La contaminación atmosférica puede estar detrás de unas 30.000 muertes prematuras en España cada año, el doble que hace una década. Así lo afirman las últimas estimaciones de la Agencia Europea del Medio Ambiente y de la Organización Mundial de la Salud, según las cuales en 2014 se produjeron en toda Europa medio millón de muertes por este motivo.

Madrid es una de las ciudades más afectadas. En 2017, según datos de Ecologistas en Acción, la capital vulneró por octavo año consecutivo los límites legales de contaminación por dióxido de nitrógeno. 15 de las 24 estaciones que miden la contaminación superaron el límite anual, casi el doble que en 2013. De hecho, la Comisión Europea estuvo a punto de llevar a nuestro país ante el Tribunal de Justicia de la UE por este motivo, aunque en mayo los planes de acción presentados por el Gobierno y el Ayuntamiento hicieron que, de momento, se echara atrás. La capital también superó en 25 ocasiones el límite legal de ozono, e igualó o superó los valores recomendados por la OMS de partículas en suspensión, responsables del mayor número de muertes. Una causa importante de estos datos son los 2,5 millones diarios de desplazamientos en coche en la comunidad autónoma, unidos a unas condiciones meteorológicas que con cada vez más frecuencia impiden que la célebre boina negra se disperse.

«Las emisiones a la atmósfera tienen dos efectos: el primero afecta directamente a la salud, porque los ciudadanos respiran» las sustancias contaminantes. Este es el que más se deja notar en las ciudades. Lo explica a Alfa y Omega Ángel Cabo, uno de los ponentes que este sábado participará en la Jornada de Oración por el Cuidado de la Creación que se celebrará en Madrid. Aparte, están las emisiones de gases de efecto invernadero, que contribuyen al cambio climático.

Ingeniero de Caminos, Cabo trabaja en el Ministerio de Fomento, en el ámbito del transporte interurbano. Dentro de sus funciones, participa con personal de diversos ministerios en la implementación en España del Plan Aire de la Unión Europea, que implica a todos los Estados miembros. También colabora con los focolares, y con Justicia y Paz. Su intervención durante la jornada se centrará en la necesidad de tomar conciencia y asumir cambios para reducir la contaminación.

«No damos ejemplo»

Desde la perspectiva de la encíclica Laudato si, afirma que «es un pecado seguir utilizando coches que emiten mucho para usos absolutamente frívolos e innecesarios –afirma–. ¿Dónde está el derecho a que todo el mundo pueda ir en coche a todas partes? Nadie te va a impedir que tengas coche, pero eso no significa barra libre: tu libertad termina donde empieza la salud pública. Nos gusta ir en coche hasta la puerta, aparcando en doble fila porque “es un momentito”, algo que afecta mucho a la circulación».

Hace falta –subraya– mucha concienciación. «El cristiano debe dar ejemplo, y desgraciadamente todavía no lo hace». Recomienda trasladarse de forma sostenible, utilizando el transporte colectivo y los servicios de alquiler de vehículos eléctricos, compartiendo coche y, si se tiene coche, optando por motores y combustibles alternativos. Dando un paso más, pide preguntarse si se pueden reducir los traslados. «Se hacen cada vez más congresos virtuales, aunque el contacto personal no puede desaparecer» ni hace falta dejar de viajar del todo. Son cambios que «hay que hacer por principio, pensando en todos». Sin embargo, junto a la concienciación, cree que también son necesarias las medidas tomadas por las administraciones para desincentivar el uso del coche y promover el del transporte público. En su opinión, «es buenista pensar que este problema se solucionará solo con concienciación».

Los datos de Ecologistas en Acción parecen darle la razón. La decisión del Ayuntamiento de Madrid de reducir los carriles y restringir el tráfico en la Gran Vía y del 1 de diciembre de 2017 al 8 de enero de 2018 supusieron una reducción del 20,6 % de los valores de dióxido de nitrógeno registrados en esa zona respecto a los años 2010-2015, y del 7,1 % en toda la red municipal.

El cardenal Osoro y los representantes de las iglesias ortodoxas durante la jornada de oración del año pasado. Foto: Archimadrid/José Luis Bonaño

Planes para todo el año

La contaminación atmosférica está de plena actualidad en Madrid; y no libre de polémicas. La decisión de dedicarle la III Jornada de Oración por el Cuidado de la Creación de este año, con el lema ¿Custodios del aire que compartimos?, se debe tanto a esto como al significado espiritual del aire, vinculado al Espíritu Santo. Lo explica Carlos Jesús Delgado, de la Comisión diocesana de Ecología Integral. La jornada empezará a las 17 horas en el colegio María Cristina (calle Antillón, 6). Junto con Ángel Cabo, otros expertos –Pablo Martínez de Anguita y M.ª Ángeles Martín, de la Fundación Laudato Si, y Emilio Chuvieco, director de la cátedra de Ética Ambiental de la Universidad de Alcalá de Henares– abordarán las peculiaridades de la atmósfera y el problema del cambio climático. Luego, los participantes peregrinarán a la Casa de Campo para una oración ecuménica, presidida por el cardenal Carlos Osoro; el metropolita monseñor Policarpo, del Patriarcado de Constantinopla; monseñor Timotei, de la Iglesia ortodoxa rumana, y monseñor Nicolaos Matti, de la Iglesia ortodoxa siria.

No será la única iniciativa dentro del Tiempo de la Creación, que empezó el 1 de septiembre –cuando se celebró la jornada a nivel mundial– y termina el 4 de octubre, memoria de san Francisco de Asís. Los días 17 y 18 de septiembre los seminaristas madrileños recibirán un curso sobre Laudato si, y el 6 de octubre habrá una salida al campo, abierta a todos los que deseen participar, y que se repetirá en otras fechas a lo largo del curso.

Son los primeros frutos de la joven Comisión de Ecología Integral, que este mes cumple un año. Tras unos meses de toma de contacto y reuniones con expertos, Delgado explica que este año tienen ya planes de acción más concretos, como una encuesta «para evaluar en qué situación están las parroquias en este ámbito» y valorar qué buenas prácticas se pueden implementar en la diócesis. «Queremos ser referencia, acompañar y guiar a las comunidades que quieran tener un estilo más sostenible», explica. También se estudiará cómo «abandonar en la medida de lo posible la inversión en energías contaminantes», y la organización de un voluntariado ecológico para participar, por ejemplo, en campañas de recogida de basura.

Plásticos en el mar, escasez de agua y pobreza energética

Aunque la cita para rezar por la creación en Madrid está fijada para este sábado, la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación se celebró en casi todo el mundo el 1 de septiembre. En su mensaje con este motivo, el Papa Francisco se hizo eco de la alerta lanzada por Naciones Unidas en junio sobre la amenaza que suponen los millones de toneladas de plásticos que se acumulan en los océanos. Muchos esfuerzos para acabar con esta amenaza «se diluyen ante la falta de normas y controles eficaces», especialmente sobre lo que ocurre en aguas internacionales, lamentaba. Y pedía «rezar como si todo dependiese de la Providencia divina y trabajar como si todo dependiese de nosotros». En su mensaje, el Santo Padre también recordaba que «el acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal», que hace que el mundo tenga «una grave deuda social» con quienes no tienen acceso a ella.

En nuestro país, la Conferencia Episcopal abordó la cuestión del agua desde la perspectiva de los trasvases. Sin nombrarlos explícitamente, la Comisión Episcopal de Pastoral Social alude a «los problemas en torno a la distribución de un recurso escaso y repartido de forma tan desigual» y a los conflictos que esto general. Una situación que invita a «adoptar una visión integral del problema, así como avanzar hacia un pacto nacional del agua» para alcanzar «una gestión eficiente y justa». En su mensaje, los obispos españoles también denuncian otro problema: la pobreza energética a la que el aumento del precio de la luz ha condenado en los últimos años a «un número creciente de hogares», en los que viven más de seis millones de personas.