Juan Vicente Boo: «Los escándalos traen también limpieza» - Alfa y Omega

Juan Vicente Boo: «Los escándalos traen también limpieza»

Una estructura comunicativa en declive, la mediocridad de algunos periodistas o los ataques desde EE. UU. pueden desdibujar el verdadero Vaticano. El colaborador de Alfa y Omega y corresponsal de ABC desenmascara todas estas «anomalías» en su último libro

José Calderero de Aldecoa
«En el Vaticano, lo único que de verdad importa es el Papa», afirma Boo. Foto: Grzegorz Galazka

Ha seguido el día a día de la Unión Europea y de la OTAN durante cinco años desde Bruselas, y el de la ONU durante ocho desde Nueva York. Por eso, cuando Juan Vicente Boo aterrizó en la «jungla» del Vaticano como corresponsal de ABC, le desconcertó que no le hicieran «una presentación oficial de algo tan complejo». Desde entonces, han pasado 22 años y es él quien ha asumido esta tarea de forma voluntaria.

¿Es posible descifrar la institución más «enrevesada» del planeta?
El lector se va a encontrar con las claves para observar el Vaticano correctamente desde fuera y, también con las claves para moverse desde dentro en una jungla de unos 90 organismos. El libro los reduce a los esenciales, y a lo que de verdad importa en la actuación de cada uno. Además, ayuda a entender las noticias que llegan del Vaticano, porque hay muchas anomalías comunicativas y la realidad es menos anómala de lo que se dice.

¿Cuáles son esas anomalías y a qué intereses responden?
La primera es el declive en la capacidad de comunicación del Vaticano. Al crearse el Departamento de Comunicación se limitó mucho la actividad de la Oficina de Prensa. Ahora hay muchas personas corrientes, por ejemplo, que no saben quién es el portavoz. La segunda anomalía es que el Vaticano está en Italia, y eso hace que tenga las virtudes de los italianos y algunos de sus defectos. En concreto, el lector sufre muchos de los defectos de la prensa italiana, que es poco respetuosa de la realidad, muy exagerada y a veces hostil, quizá por envidia o por complejo de inferioridad, hacia el Vaticano. También está la continua agresión contra Francisco desde EE. UU. Empezaron las compañías carboneras y algunas petroleras ante Laudato si; siguieron algunos fondos de inversión cuando vieron que el Papa era crítico con el capitalismo especulativo, y luego están los intereses políticos, afines al Partido Republicano, que han conseguido politizar gran parte del catolicismo de Estados Unidos y contagiarlo con la teología de la prosperidad. La última anomalía es que la mayor parte de los corresponsales se ocupan de Italia y solo informan del Vaticano cuando hay un contratiempo. Aterrizan bruscamente para emergencias y no tienen background. Esto está tratado con cierto detalle en el libro, de tal forma que luego el lector pueda identificar fácilmente las trampas y las noticias falsas.

Algunas curiosidades
  • La Santa Sede no puede vender ni regalar ninguna pieza de sus museos por los Pactos Lateranenses.
  • La Biblioteca Vaticana es la segunda más antigua del mundo, después de la del monasterio de Santa Catalina del Monte Sinaí (siglo VI).
  • La Guardia Suiza, el Ejército del Vaticano, es el más pequeño del mundo. Está formado por solo 135 soldados.
  • La Santa Sede tiene relaciones diplomáticas con 183 estados, la Unión Europea y la Orden de Malta. Es el segundo cuerpo diplomático más numeroso.

Usted, sin embargo, lleva 22 años en el Vaticano. ¿Cómo fue su desembarco?
Me desconcertó mucho que nadie en el Vaticano se encargase de presentarlo en su conjunto: cómo funciona, cuáles son los diferentes departamentos… en resumen, una presentación oficial de algo que es tan complejo. Yo tuve la fortuna de almorzar con el portavoz legendario de entonces, Joaquín Navarro Valls, porque él había sido corresponsal de ABC antes de que le llamase san Juan Pablo II. Su consejo fue: «Tienes que tener toneladas de paciencia. Vienes de Nueva York y aquí vas a aterrizar en un pedregal. Por lo tanto, cambia el chip e intenta adaptarte». Pero claro, en una comida no se puede explicar todo y, al final, uno necesita un mínimo de dos o tres años y vivir varios acontecimientos informativos importantes para entender la dinámica de esta corresponsalía.

Al cabo de unos años, varios voluntarios empezamos a hacer algo similar por nuestra cuenta. Es decir, invitamos a comer a los recién llegados con ganas de aprender y les explicamos dónde tienen que mirar, qué es lo importante, qué es lo secundario… Llevo haciendo esto unos doce años. Muchos me decían que lo escribiera, que lo sistematizara y, al final, me he animado con este libro.

¿Cuál ha sido el momento más especial de su corresponsalía?
Fue el homenaje a san Juan Pablo II en su fallecimiento. Ver a casi tres millones de personas de todas las razas imaginables en silencio haciendo cola durante dos horas, cinco horas —algunos durante 20 horas—, para pasar tan solo un momento ante el cadáver del Papa me impresionó mucho. Pensé que le estaban devolviendo la visita que él hizo a más de 120 países del planeta, algunos muy pobres. También han sido muy especiales todas las veces que he hablado en privado con los Papas.

También le ha tocado informar de escándalos: Vatileaks, McCarrick…
El problema número uno de la Iglesia, y que todavía no ha conseguido resolver, es el de los abusos a menores y la ayuda a las víctimas. Queda mucho por hacer en multitud países en los dos frentes, sobre todo en la ayuda a las víctimas. Mientras esto no se termine, no se puede pasar página. El segundo problema es la corrupción económica, que se debe en parte a la opacidad. De hecho, ahora va a tener lugar el juicio en el tribunal del Vaticano a personajes corruptos de la propia Secretaría de Estado. Esto es penoso, pero los escándalos traen también algo positivo: se hace limpieza y pedagogía.

Descifrando el Vaticano
Autor:

Juan Vicente Boo

Editorial:

Espasa

Año de publicación:

2021

Páginas:

272

Precio:

19,90 €