Expertos en formación sacerdotal y caridad - Alfa y Omega

Expertos en formación sacerdotal y caridad

Madrid tiene dos nuevos obispos auxiliares, José Antonio Álvarez, rector del seminario, y Vicente Martín, delegado episcopal de Cáritas Española

Cristina Sánchez Aguilar
José Antonio Álvarez y Vicente Martín
José Antonio Álvarez y Vicente Martín. Fotos: @MADRI.

Era una petición demandada en la archidiócesis madrileña. Que haya más auxiliares. La gran urbe exprime al máximo a sus pastores y se necesitan manos para llegar a tantas realidades que demandan la presencia y el acompañamiento de la Iglesia. Desde el pasado martes, 23 de abril, son cinco los prelados que servirán a los fieles de la capital. A Jesús Vidal y José Antonio Martínez Camino, SJ se suma José Antonio Álvarez, hasta ahora rector del Seminario Conciliar de Madrid y de momento —«porque esta es una enfermedad que se cura rápido», bromea él mismo—, el obispo, aún electo, más joven de España. Nacido en agosto de 1975, tiene todavía 48 años. La otra apuesta del Papa Francisco para Madrid es Vicente Martín, llegado desde tierras extremeñas aunque ya con ocho años de bagaje madrileño tras servir como delegado episcopal de Cáritas Española, con sede central en la archidiócesis, y dirigir la Subcomisión de Acción Caritativa y Social de la Conferencia Episcopal Española, lugar donde coincidió con el cardenal José Cobo, implicado en la pastoral migratoria.

«Quiero servir a la diócesis haciendo vida lo que mis hermanos me han enseñado, en todo amar y servir», reconocía Álvarez en la rueda de prensa posterior a su nombramiento. Aunque, eso sí, echará de menos la gran vida comunitaria que es un seminario. Ahora la continuará, con un número más reducido y tanta o más repercusión, con sus hermanos en el episcopado. Especialista en formación —más de 20 años dedicado a ella de sus 24 años ya como sacerdote— y en acompañamiento espiritual, llega a lo alto de la Curia madrileña en un momento en el que el Papa Francisco, al que visitó con todo el seminario a finales del pasado mes enero, ha puesto como uno de los focos del trabajo eclesial en España la formación de los aspirantes al sacerdocio.

El cardenal Cobo durante la presentación a la Curia de los nuevos obispos, el pasado martes 23 de abril
El cardenal Cobo durante la presentación a la Curia de los nuevos obispos, el pasado martes 23 de abril. Foto: @MADRI.

—Mal momento para que el rector cambie.

—Lo cual indica que las cosas son del Señor y no de los hombres. Pero en Madrid, en nuestro equipo actual de formadores, hay muchos curas que pueden realizar la tarea muchísimo mejor de lo que lo he hecho yo hasta ahora.

Muchos cambios para el Conciliar de Madrid, que en pocos meses ha copado las portadas de los medios religiosos. Planes de formación, visita a Roma, nuevo equipo asesor formado por laicos y mujeres… «Los seminaristas, como jóvenes que son, tienen ilusión y a la vez tienen inquietud. Es un camino que no sabemos cómo se articulará, pero sí sabemos que el deseo de nuestro obispo es enriquecer, facilitar la formación», asegura Álvarez. Y todo el pueblo de Dios «es responsable de la formación sacerdotal. Esto hay que mirarlo como una gran posibilidad de enriquecimiento».

También con la experiencia de ser viceconsiliario de Manos Unidas y director espiritual en Cursillos de Cristiandad, Álvarez trae consigo una mirada amplia de la realidad del pueblo de Dios. Vocaciones. Laicos. Caridad. «Valoro la trayectoria de cada uno. Necesitamos gente con el perfil de los nuevos obispos, con una visión general de la pastoral para seguir la línea de trabajo por proyectos transversales que respondan a las necesidades de nuestros vecinos», expresó el cardenal Cobo en la Sala Capitular de la catedral de la Almudena. «Complementariedad», reiteró en varias ocasiones y en diferentes formatos durante la presentación de su nuevo equipo.

Bio

José Antonio Álvarez nació en Madrid el 3 de agosto de 1975 e ingresó en el Seminario Conciliar en 1992. Bachiller en Teología por la Universidad Eclesiástica San Dámaso, fue ordenado sacerdote el 18 de junio del año 2000. Viceconsiliario nacional de Manos Unidas, fue capellán universitario en la Escuela Superior de Arquitectura de la Universidad Politécnica, director espiritual en Cursillos de Cristiandad y formador, director espiritual y rector en el Seminario Conciliar de Madrid.

Punto fuerte, el de la transversalidad, de Vicente Martín, párroco de pueblo y durante diez años servidor en la «corona de espinas» de Badajoz, como llamaba el ya fallecido Antonio Montero —el que fuese arzobispo de Mérida-Badajoz y que ordenó al obispo auxiliar electo de Madrid como sacerdote—, a la zona deprimida de los alrededores de la ciudad. Que la rodea como una corona sufriente.

—¿Qué aprendió durante esos diez años?

—Aprendí sobre la vulnerabilidad humana y la vulneración de los derechos humanos; conocí la resistencia de las personas, que por muy rotas que estén hay algo que no pierden jamás, su dignidad humana. Por eso, considero que las personas son imperdibles.

—Ahora llega a la gran urbe, con una corona de espinas multiplicada y una deshumanización cada vez mayor.

—Llevamos un tiempo insistiendo en que uno de los dramas de la sociedad es ese individualismo acompañado de la ruptura de vínculos. Una de las realidades que nos marcan es que confundimos los contactos virtuales con los vínculos humanos. Los medios tecnológicos hoy nos permiten la máxima socialización, pero no formar una comunidad donde uno se pueda sentir abrazado, acompañado. La apuesta debe ser por la revinculación.

Bio

Vicente Martín Muñoz nació en La Nava de Santiago (Badajoz) el 16 de septiembre de 1969. Cursó el Bachillerato en Teología en el Seminario Metropolitano San Atón de Mérida-Badajoz y el Máster en Doctrina Social de la Iglesia en el Instituto Social León XIII. Es licenciado en Teología Pastoral por el Instituto Superior de Pastoral de Madrid. En la actualidad, es delegado episcopal de Cáritas Española y director de la Subcomisión de Acción Caritativa y Social de la Conferencia Episcopal Española.

Arropados por sus nuevos hermanos, Álvarez y Martín reconocen sus «limitaciones humanas» y se reconocen «sostenidos por Dios». Agradecidos al Santo Padre y al arzobispo de Madrid —agradecimiento recíproco, como recalcó el cardenal Cobo—, saben que enfrentan grandes retos. Ad extra, pero también ad intra. «Hay una realidad eclesial frágil», constata Martín. Lo saben. Y que en ocasiones hace sufrir «la falta de comunión entre los cristianos». Pero la fuerza para que no permee el desánimo llega de la constatación de que la unidad pasa por «hacer creíble el Evangelio».

Eso sí, apostilla el extremeño, «hay muchas realidades buenas y no tenemos derecho a mirarlo todo en negativo, sin esperanza. Dios no mira así la realidad. Dios habita en esta ciudad y cómo ayudar a descubrirlo es la misión del obispo auxiliar».

Para eso se necesita observar, escuchar y dialogar. Ambos están dispuestos y preparados. Con la ayuda de Dios, de sus hermanos obispos y sacerdotes y de todo el pueblo de Dios. Esta semana ya fueron acogidos por los miembros de la Curia y los periodistas. El próximo 6 de julio lo serán por sus nuevos fieles durante su ordenación en la catedral de la Almudena. «Ordenar; eso será algo emocionante», asegura conmovido el que haya sido director espiritual de tantos sacerdotes. José Antonio Álvarez lo califica de «milagro». Martín, el de poner en práctica todo lo aprendido en su Badajoz natal. Bienvenidos.

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