Homilías

Miércoles, 10 abril 2024 13:42

Homilía del cardenal José Cobo en la Pascua de los Colegios Diocesanos (10-04-2024)

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Hoy venimos de barrios diferentes y todos estamos aquí en la Catedral, os traen y venís de la mano de vuestros profesores y sacerdotes que les agradecemos también que estén aquí. Todos son sacerdotes de Madrid y también forman una familia y quieren que, ya que se conocen ellos, os conozcáis también vosotros. Hay muchos colegios hoy aquí y cada uno de estos colegios está en un sitio de Madrid determinado y de repente venimos a la Catedral de la Almudena en un momento como la Pascua. En este tiempo los cristianos nos felicitamos porque allí dónde estemos hemos descubierto una cosa, que a lo mejor nuestros vecinos todavía no se han enterado, y es que Jesucristo ha resucitado.

Estas piedras de la Catedral escuchan mucho canto gregoriano, pero grito de niño no escuchan. Y me gustaría que dejarais en las piedras una felicitación de Pascua para todos los que vengan por aquí. Ya que Jesús ha resucitado, ¿por qué no dejamos grabado en las piedras una felicitación de Pascua para todos? Y deseamos, cada uno con todo el corazón, una feliz Pascua a todos los niños de Madrid, a todos los que están en otros colegios, a los que no van a colegios católicos, a todos, decirles que Jesús ha resucitado. Vamos a dejar que en el corazón hable el mismo Espíritu.

Fijaos, hemos hecho el milagro de la Pascua. Hay alguien que le ha costado más porque es más tímido, pero el otro le ha empujado a decirlo. Eso es lo que pasa en la Pascua de los cristianos: Jesús ha resucitado y mucha gente no se ha enterado y otros no le han escuchado. Hemos sido capaces esta mañana de decirlo y lo tendremos que ir repitiendo continuamente: decirlo en casa, a vuestros profesores, en vuestras parroquias. ¡Decidle que Jesús está vivo, no se ha muerto!

¿Y por qué no vemos a Jesús como vemos a nuestros compañeros de colegios? Es lo mismo que les pasó a los discípulos: sabían que Jesús había resucitado, lo sentían, se reunían juntos, pero no lo veían. Y Jesús les dio a los discípulos unas gafas especiales para reconocerles. ¿Y dónde estás esas gafas? Las tenemos.

No sé si queréis ver a Jesús Resucitado alguno de vosotros. Pues poneros las gafas. Pero claro, esas gafas no son como las mías, son otras gafas especiales. Unas gafas que Jesús fue dando a sus amigos para que se las pusieran, no en estos ojos, sino en el corazón. Y son las gafas que hoy, al estar juntos, quiero daros para reconocer a Jesús Resucitado y poder decir a todos nuestros vecinos que Jesús ha resucitado.

Estas gafas se consiguen primero cuando nos juntamos con otros cristianos. Cuando vamos a Misa, cuando hablamos de Jesús en nuestros colegios o en nuestras casa, cuando nos dejamos ayudar por los cristianos. Por eso el empeño de vuestros profesores en venir aquí hoy a la Catedral y juntarse con otros colegios porque esa es la forma de coger las gafas. 

La segunda forma para conseguir las gafas la tenemos siempre en cualquier parroquia, en el colegio y en un montón de sitios: reunirnos y poder celebrar los sacramentos. Yo sé que a veces nos da pereza ir los domingos a Misa, pero es lo que hacían los discípulos. Os voy a contar un secreto: hoy Jesús, aquí en la Eucaristía, os va a decir algo. Yo no sé lo que os va a decir, pero a cada uno de vosotros os va a decir algo. Porque siempre que vamos a una Eucaristía, siempre nos dice algo. Así que estad atentos.

Primero entonces reunirnos, después celebrar la Eucaristía juntos y os voy a decir otra forma de conseguir estas gafas. Lo tercero, que es muy importante: escuchar a Jesús, aprender a rezar. Pedirlo en el colegio o en la parroquia: ¿me enseñas a rezar? No es solamente decirle cosas a Jesús, sino escucharles y Jesús, Resucitado, que está vivo, quiere hablar con vosotros. Y como Él habla muy flojito y en el corazón, a veces no lo tenemos sintonizado. Sintonizar el corazón con Jesús y escucharle.

Jesús, a veces, cuando estamos dormidos o cuando no nos enteramos, también nos da un beso como lo hacen vuestros padres. Rezar es darnos cuenta de cuando Jesús nos habla o cuando está cerca. ¿Quieres conseguir estas gafas o no? Pues ya lo sabéis, primero nos reunimos como hoy, luego dejamos que los sacramentos y la eucaristía nos iluminen y nos ayuden, y tercero escuchamos a Jesús.

¿No lo veis ya un poquito? Luego nos vamos a hacer una foto allí fuera y yo cuando vea esa foto voy a ver la cara de Jesús. Si alguien quiere venir y ver a Jesús, hoy que os vea a vosotros. Cuando nos juntamos, cada uno es un trocito de la foto de Jesús. Así que vamos a celebrar que Jesús ha resucitado, que estamos juntos y somos parte de la foto de Jesús.

Y yo os quiero dar las gracias a cada uno de vosotros. Sois parte de la foto de Jesús. ¿Alguien quiere ver a Jesús? Pues miraros, aquí está. Decirlo a todos. Gracias también a todos los profesores. Merece la pena ponerse estas gafas y no os perdáis la posibilidad, como los discípulos que lo veían más o menos claro, de decir que Jesús ha resucitado, está presente entre nosotros, más cerca de lo que pensamos y está aquí esta mañana.

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